viernes, 25 de septiembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (17: ARCA EXTROVERTIDA)

El Arca de la Alianza viene a ser una prefiguración de María Santísima, porque esta es Arca de la Nueva Alianza.

“Ordena a los hijos de Israel que me traigan ofrendas. Vosotros las recogeréis de todo aquel que las entregue de todo corazón.”, dijo Yavé a Moisés.1 “Haz un arca de madera de acacia de dos codos y medio de larga, uno y medio de ancha y uno y medio de alta. La recubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la recubrirás, y en la parte superior harás una cornisa de oro todo en su derredor.”2 “Dentro del arca pondrás los testimonios que te daré.”3 El material era la mejor madera, por incorruptible, y el precioso oro era el metal perfecto. Dentro se guardaron las Tablas de la Ley, la grabación de la sabiduría de Dios y de la propia alianza, además de un vaso de oro lleno del prodigioso maná y la no menos prodigiosa vara de Aarón, que había florecido.4

El Arca de Dios es
introducida en el Templo.
Ilustración de
Les très riches heures
du Duc de Berry,
Musée Condé, Chantilly
El Arca era la residencia y la gloria de Dios en la tierra. Luego, Dios residió en María y María fue su gloria: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y te cubrirá con su sombra”, y esa sombra era la episkiasei,5 la misma nube que había cubierto la Tienda del Encuentro.6 David se asustó ante la perspectiva de tener que alojar el Arca en su casa,7 pero Isabel, saludando a María como nueva Arca, la alojó en su casa durante tres meses,8 el mismo tiempo que el Arca había estado en casa de Obed-Edom.9

Los objetos contenidos en el Arca vienen a ser prefiguraciones de las virtudes de María: las tablas son la sabiduría de Dios, actualizada en la Kiriotissa;10 el maná es imagen de la dulzura mariana; y la vara de Aarón milagrosamente florecida por voluntad divina es por ello precursora de María, tal y como la vieron Ricardo de San Lorenzo y san Pedro Damián.11

El tabernáculo era el centro del mundo, allá donde estuviera, porque era el lugar de la Shejináh, la presencia de Yavé, que luego se instaló en el Sancta Sanctorum del Templo de Salomón, en el centro de Sión, que era el centro de Ia tierra considerada como el centro del mundo.12 En el siglo III, san Hipólito, en su Comentario al Cantar de los Cantares, vio a María como “Tabernáculo exento de toda corrupción”,13 porque su Encarnación redentora es la alianza entre Dios y el hombre, y Ella es la nueva Foederis arca, como reza la Letanía Lauretana. Sevilla, la nueva Jerusalén, no podía dejar de rezar también así.14 Y, si el Arca es figura de María y el paso de palio es en sí mismo metáfora y símbolo múltiple de la Virgen, compendio de verdades marianas, se puede colegir, graciosamente, que el Arca de la Alianza fue, un milenio antes de Cristo, el primer paso de palio de la Historia.

También en el Apocalipsis está la figura: “El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.” Después hubo rayos, voces, truenos, terremotos y fuerte granizada, y apareció la mujer, que Sevilla ha identificado como la Inmaculada Concepción.15

Frontal del paso de María Santísima del Rocío
Ciertamente, el paso de palio es arca, pero arca abierta, donde los mensajes de Dios están a la vista. Y a la altura de la vista están los respiraderos, que, más allá de su función práctica para alivio de los costaleros, nos regalan sus múltiples detalles. Unos tienen acantos, piñas o uvas, otros muestran azahar, clavel, nardo... o, como el paso de la Virgen de la Presentación, flores alusivas a virtudes marianas: rosas de perfección, tulipanes de nobleza, lirios de pureza, azucenas de virginidad, jazmines de amabilidad...16 Y está la hojarasca del Mayor Dolor en su Soledad, que evoca la canastilla del paso del Cristo de la Salud que la precede y en el que va Nuestra Señora de la Luz en el Misterio de sus Tres Necesidades.

Paso de María Santísima de Loreto
En general, los pasos de palio incluyen figuras humanas o angelicales, siguiendo el espíritu del Concilio de Trento. Los respiraderos se convierten así en compendios de capillas vertidas al mundo exterior, como catedrales en miniatura, extrovertidas, al alcance de todo aquel que quiera acercarse a su perímetro, que no a su interior. Hay, sin embargo, un paso que no tiene ninguna figura, dorado, como el Arca de la Alianza: el de María Santísima de Loreto, la que es en sí misma la Domus aurea reconocida en la Letanía Lauretana.17

Detalle del paso de María Santísima
de las Angustias
La Inmaculada Concepción, la mujer apocalíptica, preside, entre la Asunción y la Coronación, el frontal del Subterráneo, al que rodean santos relacionados con Sevilla, y preside también, enmarcada por la Casa de Pilatos, entre la venida del Espíritu Santo y las bodas de Caná, el paso de los Desamparados, rodeado por santos y venerables cercanos. La aparición de las Rocinas, flanqueada por la Asunción y Loreto, es la imagen frontal del paso de la Virgen del Rocío, que rodean los apóstoles. La Coronación es pórtico de los Dolores de San Vicente, cuyos respiraderos bordados nos ilustran sobre los Padres de la Iglesia. La Crucifixión rodeada de estrofas del himno Stabat Mater nos prepara para mirar a la efigie propia de la Virgen de las Angustia, rodeada de ángeles. La gitana de las Angustias viene con la Coronación de la Divina Pastora por la Trinidad en su capilla frontal, y en su paso están también las capillas de la Virgen de los Reyes y del Rocío, con santos cercanos y escenas de la vida de la Virgen y de Jesús. El tríptico central de la Virgen de la Presentación muestra el escudo de la hermandad entre Judit y Esther, prefiguraciones también de María.18 

Detalle del paso de María Santísima de la
Esperanza de la Trinidad

La vida de la Virgen circunda el paso del Socorro y el del Mayor Dolor y Traspaso, bordadas en sedas en este último caso; la vida de Cristo rodea el de las Mercedes; las Vírgenes del Miércoles Santo adornan el paso de Regla, en el que también está la Virgen Negra de Chipiona; las alegorías lauretanas engalanan el de la Hiniesta; con el Valle vienen querubines y jarras de azucenas; con Consolación, versículos del Magnificat; con la Virgen de la Cabeza, inscripciones del avemaría; las escenas rosarianas rodean el paso de Nuestra Señora del Rosario Doloroso, como también el de la Caridad del Baratillo, que lleva a la Virgen de los Reyes al frente. Esta patrona de Sevilla, reina y trono de la sabiduría, Kiriotissa sevillana, también está en los pasos de la Paz o de la Encarnación, o en el de la Esperanza de la Trinidad, circunvalado por capillas de glorias marianas de Sevilla.

Frontal del paso de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana
Santa Ana está con la Virgen en cofradías trianeras, como en un costero de la Estrella o en el faldón central de la Esperanza de Triana, en cuyos respiraderos de apóstoles llama la atención un Neptuno niño sobre un ancla.19

Los respiraderos adornan, dándole contenido simbólico, heráldico y ornamental, la mesa del paso de palio, que la Virgen llena, en su peana, con sus luces y sus flores, y con sus relicarios y sus miniaturas.

Paso de María Santísima de la Concepción
En el Rosario de Monte Sión está la reliquia de santo Domingo de Guzmán; en el Carmen Doloroso están las de los carmelitas san Simón Stock, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz; en la Candelaria está la de san Nicolás; entre la candelería de la Virgen del Subterráneo está el relicario de san José de Calasanz; en la Hiniesta está su propio relicario. Están las reliquias de santa Ángela de la Cruz en el paso de Madre de Dios de la Palma, junto al convento, y en el del Rosario Doloroso; están las reliquias de san Juan Bosco y de la casa de Loreto en la Esperanza de la Trinidad; están la de san Francisco Javier con Gracia y Amparo y la de san Juan Bautista de la Salle con la Aurora... Y están, sobre los respiraderos de columnas bizantinas de la Virgen de la Concepción del Silencio, cinco relicarios, incluyendo un ostensorio con un hilo del velo de la Virgen y un templete de plata con una piedra de la cueva de la Anunciación.20

Los pasos pueden llevar o no relicarios, pero lo que sí llevan indefectiblemente, como si fuera preceptivo, es una miniatura relacionada con su historia en la delantera, entre las primeras filas de la candelería. Están ahí la Hiniesta Gloriosa, la Virgen Negra de Montserrat, la Morenita de la Cabeza; está la del Subterráneo gloriosa en la Candelaria y está la del Pilar en las Aguas y en la Esperanza Macarena; la Virgen Macarena en miniatura está en el paso de las Mercedes, mientras la Esperanza de Triana está en el Carmen Doloroso; la Virgen del Rocío está en el Patrocinio...

Está la Inmaculada –una pequeña joya hispano-filipina de marfil– ante Nuestra Madre y Señora de la Merced, y está también en los pasos de Madre de Dios de la Palma, de la Esperanza de Triana, de la Aurora, de la Presentación, de la Victoria como patrona de las Reales Fábricas de Tabacos, de la Virgen de Regla en un templete... Y una Inmaculada concreta, la Pura y Limpia del Postigo, da carta de naturaleza en el barrio a la Virgen de los Dolores y Misericordia, que también tiene un sitio para la de Escardiel.

La Virgen apocalíptica revestida de sol está también, como Guadalupe mexicana, en el frontal de María Santísima del Rosario de Monte Sión. Y una rosa guadalupana adorna el paso de la Virgen de Guadalupe del Lunes Santo.

Está, como reina de Sevilla, la Virgen de los Reyes con la Amargura, con el Buen Fin o con la Cabeza, y también en los varales de Montserrat y de las Aguas. Y está en los Dolores de San Vicente la Virgen del Carmen, réplica en miniatura de la de alabastro que presidió la Casa Grande del Carmen y que hoy está en San Lorenzo.21

Los primitivos pasos de palio, de tamaño inferior al actual, eran sin duda portados en andas sobre los hombros. De ahí vienen las maniguetas, sobresaliendo de los respiraderos como un relicto, evocando las barras de madera de acacia forradas de oro, que pasaban por los anillos de los lados del Arca “para llevarla por medio de ellas”, y que jamás se sacaban de ellos.22 Una “cuadrilla” de levitas transportaba el arca apoyando las barras sobre sus hombros.23 Fijémonos en las maniguetas de los pasos de palio. Hay que ver los ángeles tenantes de la Caridad y las serpientes marinas, anclas, conchas, dragones y salvavidas de la Esperanza de Triana... Y veamos las maniguetas de la Virgen del Rosario de Monte-Sión, con su aspecto de ayuda para la carga.24 Hoy, los nazarenos manigueteros, sin capirote, portan idealmente sobre sus hombros esta nueva Arca que es el paso de palio, pero bajo este, tapados por los faldones, ocultos en ardua y generosa entrega, trabajando como el equipo que son, están los costaleros.

No nos perdamos ningún detalle del paso, ya que estamos tan cerca de él. En las esquinas de los Dolores y Misericordia están los arcángeles, en la Aurora están los evangelistas, en el Socorro son nazarenos... Y además están los llamadores, pero ya los tocaremos cuando haya que levantar el paso. Antes habrá que fijar la vista en el propiciatorio.



1. Éxodo 25:2-3
2. Éxodo 25:10-11
3. Éxodo 25:16
4. Carta a los Hebreos 9:4. Calino, César. Entretenimiento histórico y cronológico dividido en discursos sobre la historia del Antiguo y Nuevo Testamento, traducida por Francisco Cabrera (Tomo IV)
5. Evangelio de san Lucas 1:35
6. Éxodo 40:34-35 www.primeraluz.org 
7. 2 Samuel 6:9
8. Evangelio de san Lucas 1:43
9. 2 Samuel 6:11
10. Se recomienda leer el artículo de este blog Kiriotissa sevillana: por Ella reinan los reyes y por Ella nos vamos al Rocío (pasando por Triana).
11. Santa Maria, Fray Gabriel de. El predicador apostólico y sus obligaciones
12. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
13. San Hipólito. Comentario al Cantar de los Cantares. Se recomienda leer el capítulo 12 de la serie de este blog Sevilla salomónica titulado La Inmaculada, júbilo de cantares...
14. Se recomienda leer el artículo de este blog titulado Sevilla, nueva Jerusalén.
15. Apocalipsis 11:19 y 12:1 (www.editoriallapaz.org). La Biblia de Ediciones Paulinas, sin embargo, no habla de arca sino de arco: “Entonces se abrió el templo de Dios, el que está en el cielo, y se vio en su templo el arco de su alianza”. Se recomienda leer el capítulo 7 de esta serie titulado La Virgen en el cielo y el cielo en la ciudad
22. Éxodo 25:15
23. 1 Crónicas 15:15
24. www.hermandaddemontesion.es



sábado, 19 de septiembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (16: SOCIA BELLI)

En la presidencia de algunas cofradías, junto a los hermanos mayores, podemos ver a militares de alto rango. Con la Esperanza de Triana, que sale de la capilla de los Marineros, desfila un alto mando de la Marina, y con la Virgen de Loreto, patrona de la aviación, procesiona un alto cargo del Ejército del Aire. Recordemos los elementos simbólicos que ambas Vírgenes llevan en la mano.1 Y no hace tanto tiempo que estas representaciones militares eran mucho más numerosas, como la sección de la Guardia Civil que desfila tras la Virgen de la Cabeza, porque esta advocación es copatrona del cuerpo junto con la Virgen del Pilar.

La Virgen del Refugio, de la cofradía del barrio de San Bernardo, lleva en la delantera de su paso, a guisa de candelabros, cuatro cañoncitos dorados que fueron un regalo de la Pirotecnia Militar, en 1938, en plena Guerra Civil.2

María Santísima de la Esperanza
Macarena Coronada

Entre los casos de Vírgenes que llevan fajines militares en la cintura, citaré el ejemplo proverbial de la Esperanza Macarena, que blasona de poseer cuatro, entre los que destaca el de teniente general con categoría de capitán general, donado por Gonzalo Queipo de Llano.3 Los restos de este militar están, al margen de toda consideración de memoria histórica contraria a una dictadura aún demasiado reciente, en la basílica de la que sale los Viernes Santos de madrugada para reinar en Sevilla, entre multitudes populares, María Santísima de la Esperanza Macarena Coronada.

¿Nos choca? Por supuesto, pero, sin entrar en consideraciones políticas ni morales sobre el siglo XX español, que no son del caso, hay un aspecto de la devoción a la Virgen que no nos tiene que chocar: la Virgen es la Señora de las Batallas. Y de la Victoria.

La festividad de la Virgen del Rosario se celebra en octubre porque el domingo 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla victoriosa de Lepanto, después de que la flota cristiana se hubiera encomendado a la Virgen. Tras el triunfo, el papa instituyó el 7 de octubre como día de Nuestra Señora de las Victorias, y al año siguiente Gregorio XIII fijó como día de la Virgen del Rosario el primer domingo de octubre. La devoción a la Virgen del Rosario, aparecida a santo Domingo de Guzmán, se identificaba con la de la Virgen de las Batallas desde que en 1213 se atribuyera a la Virgen la victoria de Muret, dentro de la tristemente llamada "Cruzada Albigense", en la que tuvo una intervención decisiva el santo de Caleruega.4

Portada del libro de Siruela
que incluye el
Elogio de la Nueva Milicia

de san Bernardo
y Los Templarios de
Régine Pernoud

Pero antes ya había sido formulado el concepto de “guerra santa”, cuando en 1130 san Bernardo, la máxima autoridad moral de la Iglesia en el siglo XII, que fue además el gran mariano universal, porque abrió a la Cristiandad al culto a la Virgen María, respaldó la fundación de la Orden del Temple y le dedicó su De laude novae militiae ad Milites Templi, considerando a los templarios como un ejército divino.5 Los caballeros del Temple, los Conmilitones, compañeros de Cristo en la lucha, tenían una devoción proverbial por la Virgen María, su socia en la guerra santa.6

Para la Iglesia y para la Cristiandad, la Reconquista española fue ocasión de recuperar frente al Islam un poder geoestratégico que contrarrestara el que se estaba perdiendo en Tierra Santa. No en balde, la Península Ibérica fue escenario de la importante aportación templaria –mucho más importante de lo que se ha reconocido– y de la fundación de nuevas órdenes monástico-militares, como las de Calatrava y Alcántara (a las que se unió más tarde la de Montesa), seguidoras, como el Temple, de la regla de San Benito, y la de Santiago, seguidora de la regla de San Agustín, además de la presencia, también relevante, de otra orden multinacional: la de San Juan, luego identificada como Orden de Malta.

La Virgen María era madrina de la Reconquista desde Covadonga. En las Navas de Tolosa, la Virgen fue la socia belli del arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, que fue adelantado de Cazorla. Hoy, en el monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, junto al sepulcro o cenotafio del prelado castellano, está esta imagen románica que don Rodrigo llevaba en el arzón, advocada desde entonces como Nuestra Señora de las Navas de Tolosa.7

Altar de Nuestra Señora de los Reyes
de la hermandad de los Sastres
La Virgen arzonera de Fernando III el Santo fue Nuestra Señora de las Batallas, quizá un regalo de su primo san Luis IX de Francia. El soberano de Castilla y León la tenía entronizada en su altar real en sus campañas, junto a su espada “Lobera”, su otra “socia belli”, su otra compañera en la guerra. La advocación de las Batallas no era ni mucho menos rara.

Miniatura de San Fernando
en el frontal del paso de
María Santísima del Rocío

Pero san Fernando trajo también, como sabemos, otras devociones marianas a Sevilla, la gran metrópoli cuya recuperación fue un hito clave en la Reconquista española. La Virgen siempre estaba en los estandartes de los reyes en sus campañas. Se cuenta que en el cerco de Sevilla una flecha musulmana rasgó una bandera, en la que figuraba una efigie de Nuestra Señora, y el propio monarca “viendo dañada la enseña, tomó aguja y dedal y la cosió”. Se originó así una relación entre la realeza y el gremio de los alfayates, fruto del cual existe en San Ildefonso la Hermandad de Nuestra Señora de los Reyes Patrona de los Sastres, estando en su altar la Señora respaldada por el escudo real.8 La imagen de San Fernando procesiona, junto con varios patrones sevillanos, en el Corpus. Y cada Lunes Santo tenemos al santo rey en la delantera del paso de María Santísima del Rocío, enarbolando su espada desnuda en defensa de la fe, como en el Corpus y como en San Ildefonso.

Nuestra Señora de las Batallas
Su hijo Alfonso X el Sabio heredó la Virgen arzonera de las Batallas, legándola por disposición testamentaria, junto con las Tablas Alfonsíes, a la Catedral sevillana, en cuyo tesoro se encuentra.9 El rey sabio fue también un gran devoto de la Virgen. Para Ella salvó la gran torre almohade de Isbiliya, a Ella le escribió las Cantigas, y a Ella le encomendó su proyecto de orden militar para la guerra santa naval, la Orden de Santa María de España.10

Paso de María Santísima de la Victoria
La devoción a la Virgen de la Victoria está relacionada con la conquista de Málaga por los Reyes Católicos. La imagen, que estaba durante el asedio en el oratorio del rey de Aragón, Fernando el Católico, tenía su origen en un sueño en el que se le apareció la Virgen con el Niño, ambos coronados, llevando en su mano derecha la palma de la victoria. El propio san Francisco de Paula, fundador de la Orden Mínima, estaba en el sueño. Los reyes decidieron donar la imagen a la ciudad de Málaga, bajo la advocación de Santa María de la Victoria, para que recibiera culto en una ermita, levantada en el lugar del campamento. Dos años después, la ermita y la imagen fueron entregadas a los frailes mínimos, seguidores de san Francisco de Paula, que fundaron allí su primer convento en España, desde el que difundieron el culto a la Virgen de la Victoria.11 Los mínimos llegaron en 1512 a Sevilla y se instalaron en la ermita del barrio trianero de San Sebastián, frente al puerto camaronero, transformándola, de acuerdo con la cofradía allí existente, en iglesia conventual de Nuestra Señora de la Victoria, consagrada en 1517. A esta imagen le rezó Magallanes antes de su partida.12 En 1597 quedó establecida en esta iglesia la hermandad de la Columna y Azotes, que había sido fundada en San Benito de Calatrava, y que hizo suya la advocación de la Victoria.13 En el lugar, en la calle Pagés del Corro, dando esquina a la calle Victoria, se encuentra hoy el colegio Reina Victoria, cuyo nombre, sin duda, es una referencia de doble significado.14

Detalle del palio de Nuestra Señora de la Encarnación
La gallardía caballeresca, siempre asociada a la Virgen María, pervive en la Semana Santa sevillana. Las cruces de las cuatro órdenes nacionales están en los palios de Nuestra Señora de la Encarnación y de María Santísima de la Victoria, y las cruces de Calatrava (¿no serán Calatrava y Alcántara?) hacen inconfundible el manto de Nuestra Señora de Montserrat.

Que no nos extrañe.

La devoción a la Madre de Jesús sustituyó, en los pueblos cristianizados, a los cultos dedicados a diversas deidades de la tierra, del amor, de la fertilidad... y de la guerra.

Diosa de la guerra, además de serlo de la vida, del amor, de la naturaleza y de la fertilidad, fue la babilónica Ishtar, la misma Astarté fundadora de Triana, que recibía cultos sanguinarios de sus devotos.15 Era la propia Inanna sumeria, una mujer feroz y hermosa, representada armada hasta los dientes. Las inscripciones de los reyes asirios relatan cómo iban a la guerra por ella, cómo ella les aconsejaba cuándo esperar y cuándo atacar; cómo ella marchaba a la cabeza de los ejércitos, y cómo llegaba a aparecerse a las tropas.16



1. Se recomienda leer el artículo 13 de esta serie, titulado ¿Qué lleva la Virgen en las manos?
4. Romero Mensaque, Carlos José. La Religiosidad marginal en Sevilla durante los siglos XVII y XVIII. Artículos de investigación (www.rosarioensevilla.org). Se recomienda leer el capítulo 16 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Administrando la justicia de Dios y la devoción a su madre.
5. San Bernardo. De laude novae militiae ad Milites Templi. Martín, José Luis. Plena y Baja Edad Media, tomo 4 en Historia de España.
6. Hay una abundante bibliografía sobre el Temple, que pone de manifiesto su devoción por la Virgen María. Baste citar a los autores españoles Juan G. Atienza y Rafael Alarcón Herrera.
8. Burgos Belinchón, Antonio. Sevilla en cien recuerdos (El alfayate y el rey). También www.hermandaddelossasstres.blogspot.com.es y www.leyendasdesevilla.blogspot.com.es
9. Carlón Sjovall, Luis. Espada Lobera La Socia Belli” (www.actfernandoiiielsanto.blogspot.com.es)
10. González Jiménez, Manuel. Relaciones de las Órdenes Militares castellanas con la Corona (siglos XII-XIII). Historia, instituciones, documentos. Universidad de Sevilla. Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas, citado en www.es.wikipedia.org
11. Romero Torres, José Luis. Iconografía de la Virgen de la Victoria en Andalucía, de la escultura religiosa a la imagen devocional
12. López Mohiño, José Manuel. La Semana Santa en Triana (flun.cica.es). También www.conocersevilla.org y www.cofrades.sevilla.abc.es
13. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
14. Se recomienda leer el capítulo 13 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado ...Y luz de coplas que son himnos.
15. Lauriño, Manuel. Visión mitológica de Triana
16. Sitchin, Zecharia. El 12º planeta


viernes, 11 de septiembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (15: LO CORTÉS Y LO CORTESANO)

El culto a la Virgen María y el fenómeno del amor cortés están muy relacionados. El amor cortés brotó en la Provenza occitana, la tierra de la lengua de Oc (hoy Languedoc, cuyo nombre significa, literalmente, lengua de Oc), en unas tierras que habían sido dominio de los cátaros y los templarios, hasta que los primeros fueron exterminados por la cruzada albigense inspirada por santo Domingo de Guzmán, en el año 1111, y los segundos fueron suprimidos por el empeño del rey francés Felipe IV y la servidumbre del papa Clemente V, entre 1307 y 1314.1 El concepto de amor cortés nació ligado a la literatura. Se afirma que era un producto de la inspiración literaria, aunque también hay que entenderlo como un elemento inspirador de literatura. Y se llamó cortés porque nació en la corte, que era el modelo de comportamiento social en una sociedad teocrática que pretendía reproducir en la Tierra el orden divino. Con estos principios, la relación entre el caballero y la dama era como un vasallaje. Y el trovador fue más respetado que los juglares plebeyos, porque sabía expresar cómo se aplicaban al amor virtudes como la nobleza, la sinceridad y el espíritu caballeresco.2

Ilustración de las Cantigas de Santa María
de Alfonso X el Sabio

La imaginería de loor a la Virgen se asemeja a la doctrina del amor cortés. San Francisco de Asís, cuya vida se interpreta en clave humanista y también en clave caballeresca, llamaba a su grupo los trovadores de Dios.3 Porque el amor a la Virgen se sentía como un espejo del amor cortés, pues mientras este divinizaba lo femenino, aquel feminizaba lo divino. Se asumía como adecuado aplicar a la Virgen el concepto del eterno femenino, grato, ameno, atractivo y deleitoso. Se veía a María idealizada en un amor imperecedero, a diferencia del de las demás mujeres. Y así se transmutaba la atracción humana en devoción mariana, ennoblecíendo la primera por ser la segunda de índole superior.4 Alfonso X el Sabio, tan vinculado a Sevilla, describe a la Madre de Dios en términos profanos, comparándola con las demás mujeres, con lenguaje trovadoresco. En las Cantigas está el rey, imbuido de amor cortés, como trovador vasallo de la Virgen, ante la audiencia de un grupo de cortesanos.5

Estampa del paso de la Virgen de la
Soledad de la Victoria, de Madrid
El atuendo de las dolorosas, con saya blanca y manto negro, había entrado en España porque la tercera esposa de Felipe II, Isabel de Valois, de origen francés, quiso que se reprodujera en escultura la iconografía de un cuadro de una Virgen de la Soledad (o de las Angustias) orante al pie de la cruz, que había traído de Francia. Realizó el encargo al escultor Gaspar Becerra, al tercer intento, tras un sueño en el que alguien le avisó que de un tronco de roble que se estaba quemando en la chimenea saldría la imagen. En 1565, la reina regaló la imagen, de vestir, al convento de los mínimos de Nuestra Señora de la Victoria o las Victorias, de la Puerta del Sol de Madrid. La Virgen podía procesionar con ropas de luto regaladas por la condesa viuda de Ureña, camarera mayor de la reina. Había nacido una nueva tipología de imagen mariana.6 Con el tiempo, tras la invasión de los franceses en 1808 y la destrucción del convento, la dolorosa de la Soledad de la Victoria llegaría a la iglesia del Buen Suceso de los servitas, al lado del convento mínimo en la Puerta del Sol.7

El modelo iconográfico de la reina dolorosa quedó definido también en Sevilla a finales del siglo XVI –el siglo del brillo y del lujo en la ciudad– ,8 por mucho que estas iniciativas para vestir a la Virgen de forma brillante y lujosa provocaran la protesta de los clérigos.9 En la centuria siguiente, cuando ya se veía que se acababan para Sevilla los días felices del Imperio, el cristocentrismo barroco resolvió la confrontación entre el humanismo renacentista innovador y el dogmatismo superviviente de la Edad Media. Sevilla encontró una mística afectiva apoyada en el espíritu del Concilio de Trento, pero recuperando aspectos del naturalismo del fin del gótico, postergado por la Inquisición, y volviendo a la fuente del marianismo de san Bernardo. Sevilla se identificó en una devoción a la Virgen llena de ternura, de afectividad y, en definitiva, de humanidad, valores que impregnaron y definieron la religiosidad sevillana. Y ahí seguimos, instalados en un barroquismo rico en matices y contrastes, informado de espíritu caballeresco de raíz medieval y de amor cortés por la nueva Eva.10 Sevilla es así, y por eso celebra los besamanos de sus Vírgenes, besamanos que son expresión de respetuoso amor cortés por ser el formato cortesano y galante del saludo a la dama. No en balde se llaman así –aún– las recepciones reales. Una de las tradiciones más arraigadas en la religiosidad de Sevilla es el besamanos a la Virgen de los Reyes, del que derivan seguramente los besamanos de las dolorosas.

Con Felipe V, que reinó entre 1701 a 1746, la corte española, que se había cerrado sobre sí misma con los últimos Austrias, se abrió a las influencias europeas. Felipe V reinó desde Sevilla entre 1729 y 1733, y la ciudad fue cortesana, lugar de fiestas y de aristocracia, de protocolo y etiqueta, experimentando un gran impacto artístico, económico y social. Al arte sevillano tradicional se sumaron los artistas que vinieron. Fue un fenómeno sin precedentes de regeneración de las artes sevillanas,11 aunque durante el reinado del primer Borbón no se produjera ningún hecho cofrade digno de mención.12

Nuestra Señora de
Montserrat

En la segunda mitad del siglo XVIII se impusieron para las imágenes marianas las faldas acampanadas, que daban un aire triangular y rígido, enfatizando la importancia de la corona, el atributo de realeza, de victoria y de dominio. A partir del segundo tercio del siglo XIX se hizo normal el uso del color, siguiendo el gusto cortesano, aunque hasta mediados del siglo, a pesar del ejemplo madrileño, la mayor parte de los mantos y sayas sevillanos, además de los palios, eran morados o negros.13 En el curso del siglo se enriqueció la indumentaria, con intención efectista, siguiendo las ideas decorativas del sentir cortesano de la época. La saya actual de la Virgen, finalmente, está basada en el traje de la corte que surgió a finales del siglo XVIII y se prolongó durante casi todo el siglo XIX.14

En 1868 se planteó que se hiciera una saya blanca bordada en oro para la Virgen del Rosario de Monte-Sión, sin sacrificio para la Hermandad,15 porque la Virgen del antiguo convento dominico de Nuestra Señora del Monte Sión, con su manto negro, debía vestir como los frailes predicadores. Luego vendría el manto blanco de bullón para esta dolorosa, combinando con el negro de sus faldones. La saya blanca proliferó a finales del siglo XIX, aunque siguió habiendo casos característicos, como el de la Virgen de la Presentación, combinando saya guinda y manto azul, por mantener las esencias cromáticas inmaculistas anteriores a Pacheco.16 Hoy son numerosas las sayas blancas, que enfatizan la pureza mariana, además de las clásicas negras, que denotan luto, y las azules que testimonian el proverbial inmaculismo sevillano.

Con el siglo XX llegó la explosión de color y de júbilo que supuso la aportación de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, fundamental para entender la estética cofrade actual. Se impuso el uso del terciopelo y los rasos de variados colores. Pronto se empezó a utilizar el tocado, una mantilla española, un velo de tul o un tejido de raso o seda, blanco o de color crema, versión sevillana del schebisim que usaban las mujeres de Nazaret para enmarcar su rostro.17 Tras el primer tercio del siglo empezaron a enriquecerse los vestidos de las Vírgenes, con muchas joyas a mediados de siglo, hasta llegar el punto de equilibrio actual.18 Para entonces, se había gestado la iniciativa de vestir de hebrea a la Virgen en Cuaresma, dando aplicación directa al austero schebisim.

Imposición de la Medalla de Oro de la
Ciudad por el alcalde Sevilla a María
Santísima de Regla


En Semana Santa hizo fortuna la moda del pecherín, que resultó ser lugar idóneo para condecoraciones, como la Medalla de Oro de la Ciudad que llevan la Macarena, la Esperanza de Triana, la Virgen de Regla, la Hiniesta, la de la Victoria, la de Gracia y Esperanza, que la lleva como timbre de gloria del propio escudo de la hermandad... La medalla de Sevilla es la forma que tiene la ciudad institucional de reconocer la devoción mariana de su pueblo y su influencia, aun fuera de la ciudad. Hasta la Macarena de Madrid tiene la Medalla de Oro de Sevilla.

Nuestra Madre y Señora
de la Merced

El pecherín es también lugar para un broche con el nombre de la advocación, como tantas lo llevan, o para una cruz pectoral, como la Amargura, o para medallas; es el lugar para que María Santísima de las Mercedes y Nuestra Madre y Señora de la Merced, además de María Santísima de los Dolores y Misericordia, ostenten el escudo de la orden que fundaran en Barcelona el rey Jaime I y san Pedro Nolasco. En el pecherín de la Esperanza de Triana está el ancla. Dos palmas de la victoria adornan los pecherines de dos dolorosas de la Palma del Miércoles Santo, la franciscana que se titula Nuestra Señora y la que ostenta el título de Madre de Dios. Del pecherín de esta dolorosa, que antes de ir bajo palio miraba al Cristo de Burgos, cuelga la medalla de oro de esta ciudad castellana.

El pecherín es lugar para las mariquillas de verde esmeralda que Joselito regaló a la Macarena, para las flores de rubíes y brillantes que lleva la Virgen de Regla o para las flores blancas que lleva la Virgen del Rosario; es el sitio para las estrellas que adornan a la que es la Estrella reina del cielo. Y es, por supuesto, el lugar del puñal del Pasmo.19

Saya y fajín de Nuestra Señora
de la Encarnación
En la cintura, la Virgen lleva a menudo un fajín hebreo con franjas transversales de colores. Hay detalles significativos, como la cintura de la Virgen de la Encarnación que testimonia que allí se produjo la Encarnación del Verbo, adornada con flores de amatista o con la propia paloma del Espíritu Santo. Muchas dolorosas llevan significativos cíngulos en forma de V.20 Y las hay que llevan fajines militares, pero de eso ya hablaremos en otro momento.




1. Blaschke, Jorge. El enigma medieval
2. Courtly love (www.lordsandladies.org) citado en www.es.wikipedia.org
3. Merino, J. Antonio. Humanismo franciscano: Franciscanismo y mundo actual
4. Chiong Rivero, Horacio. La Domna celestial: las imágenes sacroprofanas en las Cantigas de loor de Alfonso X, en Dejar hablar a los textos. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva. Edición de Pedro M. Piñero Ramírez. Universidad de Sevilla
7. Delclaux, Federico y Sanabria, José María. Santuarios marianos de Madrid
8. González Gómez, Juan Miguel. Sentimiento y simbolismo en las representaciones marianas de la Semana Santa de Sevilla, en Las Cofradías de Sevilla - Historia, antropología, arte
9. Mañes Manaute, Antonio. Esplendor y simbolismo en los bordados, en Sevilla penitente, tomo III
10. González Gómez, ob.cit. Se recomienda leer el artículo 24 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Cruces en la guía y con la Madre, y Cristo en el centro.
11. Sevilla, la corte ideada para Felipe V (www.elmundo.es)
12. Sánchez Herrero, José. La Semana Santa de Sevilla
13. Mañes, ob.cit.
14. Sanz Serrano, María Jesús. Las artes ornamentales en las cofradías de la Semana Santa sevillana, en Las cofradías de Sevilla - Historia, antropología, arte
16. Pacheco, Francisco. Arte de la pintura, su antigüedad y su grandeza, citado por Parejo Delgado, María Josefa en La iconofrafía de la Inmaculada Concepción en las parroquias sevillanas.
17. Fernández Merino, Eduardo. La Virgen de luto
18. Mañes, ob.cit.
19. Se recomienda leer el capítulo 3 de esta serie, titulado La calle de la Amargura
20. Se recomienda leer el capítulo 10 de esta serie, titulado Valle se escribe con uve.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (14: REINA DEL CIELO Y DE LA TIERRA, REINA DE LA SABIDURÍA, REINA DE SEVILLA)

En el paso de palio, María reina. Ella es la que hace que el paso sea trono, cerrando el cortejo procesional.

Salida del paso de Nuestra Señora de la Angustia.
con la presidencia en primer plano

A propósito de la organización de la procesión, dejo ahí la cuestión de si hay un criterio protocolario-teológico atemporal para determinar que vaya Cristo delante y la Virgen detrás, y, en ese caso, cuál de los pasos ocupa un lugar preferente. Es más, cuando en una cofradía hay dos Cristos titulares, ambos pasos, ordenados según la cronología evangélica, preceden al palio de María. Hay casos en los que la Virgen acompaña al Cristo en su paso, pero, cuando hay dos Vírgenes titulares, porque una acompaña al Cristo, siempre el paso de palio cierra la procesión. Cuando hay un paso alegórico, siempre es el primero, yendo después el Cristo y cerrando el palio de la Virgen. Y hay otro hecho significativo: los pasos de la Soledad de San Buenaventura y la Soledad de San Lorenzo son de Cristo aunque esté la cruz vacía, yendo sola la Virgen y siendo pasos únicos en ambos casos. En Sevilla puede haber cofradías, como es el caso de estas dos, sin Cristo, pero no hay ninguna sin Virgen. Pero volvamos al tema: ¿es preferente el lugar de cierre del paso de palio? Ciertamente siempre se podrá defender y argumentar que el lugar del Redentor, el del primer paso, es preferente al de la Corredentora. Y, a propósito, podemos preguntarnos por qué en la mayoría de las cofradías –con notorias excepciones, como el caso del Gran Poder– el hermano mayor va en la presidencia del paso de palio, partiendo de la base de que en el protocolo eclesiástico la presidencia ocupa el último lugar.

Todas las culturas han rendido culto a una diosa reina. La primera civilización histórica, la mesopotámica sumeria, allá por el cuarto milenio antes de Cristo, adoraba a Inanna, la diosa de la madre naturaleza, de la vida y la fecundidad, que formaba parte del grupo de los doce dioses principales del cielo y de la tierra.1 Más tarde, los acadios, los asirios, los amoritas, los babilonios y también los hititas llamaron a esta misma deidad Ishtar (o Eshdar). Luego, bebiendo de las fuentes amoritas, los cananeos y los sidonios, los pueblos fenicios, asimilaron esta divinidad como Astarté, que fue llamada también Astarot por los israelitas, representando el culto a la madre naturaleza, a la vida, al amor y a la fertilidad.2 El libro de Jeremías recoge la ira de Yavé por el culto que se rendía a Astarté, la reina del cielo: “Los niños amontonan leña y los padres encienden el fuego, las mujeres amasan harina para hacer tortas a la reina del cielo y vierten libaciones en honor de dioses extranjeros para herirme a mí”.3 Incluso le rindió culto Salomón, con la consiguiente ira de Dios.4 La figura de Astarté no nos es precisamente ajena a los sevillanos. Recordemos que, según la leyenda, Astarté fundó Triana, huyendo del acoso de Hércules.5

Esquema del Kudurru
erigido por Melishipak,
rey de Susa, con los
símbolos de los cuerpos
celestes, incluyendo los
doce signos zodiacales y
los símbolos de los doce
dioses astrales, entre los
que aparece en lugar
preferente la estrella
de ocho puntas
de Ishtar y Venus.
Según la tesis de Sitchin,
extraída de las tablillas
babilónicas, Venus es el
octavo planeta que visita
el planeta de los dioses,
Nibiru, en su órbita,
cada 3.600 años.
(Sitchin, ob.cit.)
Los cananeos y los egipcios, emparentados, compartieron sus dioses. En el cielo de Egipto reinó Ast, también llamada Isis, diosa de la maternidad y del nacimiento cuyo nombre significa trono. Solía representarse como trono de sabiduría, con Horus sobre sus piernas medio abiertas. La Isis negra representaba la fertilidad de las orillas del Nilo ennegrecidas por los limos. Su homóloga griega fue Afrodita, reina de la belleza, del amor y´de la reproducción, venerada luego por los romanos como Venus.6 Y la estrella de ocho puntas con círculo central fue el símbolo de Ishtar y de Venus.7

La doctrina de que la Virgen fue coronada reina del cielo tras su Asunción es de la iglesia primitiva, con fundamento teológico basado en el dogma de María como Virgen Madre de Dios. Por otra parte, la enseñanza de la realeza de María y de la de su Hijo Jesucristo sigue el precedente bíblico del Árbol de Jesé, que fue alegoría de la Concepción Inmaculada de María antes de que se adoptara la iconografía apocalíptica de la mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies y coronada de doce estrellas.8 No olvidemos que, dada la poligamia de los reyes de Israel y de Judá, el título de reina no se le daba a cualquier mujer de un rey, sino solo a la que era madre de un rey.9 Así, María fue reconocida como gebirá, reina madre.10 San Gregorio Nacianceno la vio como la “Virgen Madre, de quien surgió el reino de todo el mundo”, precisamente por ser la “Madre del Rey del Universo”.11 Y en el siglo IV san Efrén de Siria ya la consideraba Reina del Cielo.12

Coronación de la Virgen María por
la Stma. Trinidad. Cristóbal Ramos.
Iglesia del Santo Ángel
La iconografía de la coronación de la Virgen procede del arte bizantino, difundiéndose en Europa en la Edad Media. En esa línea se pronunció en 1476 Sixto IV.13 Desde España se globalizó la idea, al exportarse a América. En el siglo XVI, la Virgen lucía la corona del Sacro Imperio Romano Germánico, la corona de la casa de Austria. En el XVI, Velázquez, inspirándose en un grabado de Durero, pintó a la Virgen María, llena de modestia, de reverencia y de emoción, coronada en el cielo por la Santísima Trinidad con una guirnalda de flores. El modelo tuvo éxito en el Barroco, en obras como la de Andrés de Ocampo para el convento dominico de Nuestra Señora del Monte Sión, que está hoy en el Museo de Bellas Artes, o las de Lucas Valdés para Santa Paula y la Caridad, o como en el retablo de la Coronación de María, de Cristóbal Ramos, que hay en el Santo Ángel.14

Retablo cerámico de Nuestra Señora de Todos
los Santos y azulejo conmemorativo
en la parroquia de Omnium Sanctorum
En Sevilla, tras el apoyo del cardenal Segura, la hermandad de la Sagrada Cena proclamó en su protestación de fe de 1948 el voto de defender la realeza de María,15 ostentándolo así el escudo de la corporación, con la M coronada. En 1950, las hermandades de la Divina Pastora y Santa Marina, Sagrada Mortaja, Coronación, Silencio, Calvario, Esperanza Macarena, Divina Enfermera y Sagrada Lanzada, Monte-Sión, y Divina Pastora de Cantillana, y la congregación de los Luises hicieron voto y juramento en la iglesia de San Martín.16 Finalmente, el día de Todos los Santos de 1954 Pío XII proclamó públicamente la realeza de la Madre de Dios. Y así está registrado a los pies del retablo cerámico de Nuestra Señora de Todos los Santos, en la fachada de la parroquia de Omnium Sanctorum.17 Hoy, en la Cristiandad, nadie lo duda: María, con su Hijo, es bienaventurada con la gloria de una reina celestial a lo largo de todo el mundo.18

Suelo de la Catedral de Sevilla,
ante la Capilla Real
Sevilla, la nueva Jerusalén, supo escuchar la voz de la sabiduría bíblica, que hizo elogio de sí misma: “Por mí reinan los reyes y los príncipes decretan la justicia”.19 Por ello, los reyes eran coronados en ese oasis en desierto cuaresmal que era la dominica de pan y peces.20 Y así, en Sevilla, María, que es la reina, es también el trono, la sede y la cátedra, y es también la propia sabiduría salomónica manifestada en el libro de los Proverbios; Ella es la kiriotissa sevillana, cuyo dosel catedralicio proclama el lema bíblico en la Capilla Real, el templo salomónico que corona ese monumento asuncionista que es la Catedral sevillana. Cuando vayamos a verla, fijémonos también en el pórtico de los reyes bíblicos de la Capilla Real, ante el cual lucen tres estrellas de ocho puntas, con sus correspondientes círculos, que ya sabemos que representan la virginidad de María antes, durante y después del parto.

Nuestra Señora de los Ángeles
En el paso de palio, la Virgen es reina, como lo es en la Letanía Lauretana: de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de todos los santos; concebida sin pecado original y elevada al cielo, reina del Rosario, de las familias y de la paz. Su corona consta de un canasto similar a cualquier corona de cualquier monarquía europea, al que se añadieron en el siglo XVII los imperiales, bandas superiores cruzadas –aunque hay coronas sin imperiales, como la de la Virgen de Montserrat, en coherencia con la Virgen Negra catalana–, y la aureola resplandeciente de rayos flamígeros, solares, unos con estrellas, otros sin ellas. A menudo, coronando la corona aparece el orbe, coronado a su vez por la cruz. Algunas coronas tienen querubines, escudos, emblemas, objetos eucarísticos... El sello dieciochesco está presente en las coronas del Mayor Dolor y Traspaso, de 1798, y en las de Regla y el Socorro. Las demás son ya eclécticas, aunque predomina el espíritu barroco, que se quedó a vivir en Sevilla. Hay que citar la de la Virgen del Subterráneo, de la hermandad de la Cena, la magnífica corona de ráfagas de la Amargura y la clásica y estrellada corona de la Macarena. La singular corona neobizantina de Nuestra Señora de los Ángeles proclama en una filacteria el dominio sobre la corte celestial: REGINA ANGELORUM.

María es reina. Por eso, en 1932, la Niña de la Alfalfa se lo cantó a la Virgen de la Estrella, que se atrevió a salir en medio del conflicto social y político: “Aquí quien manda eres Tú, Estrella de la mañana”.

Por eso se toca el himno de España, la Marcha real, saludándola –como al Cristo– con honores reales, a la salida y a la entrada del paso.

María Santísima de Regla Coronada
Foto Galisteo

Por eso existen las coronaciones canónicas, el rito litúrgico que desde el siglo XIX reconoce la devoción de advocaciones marianas, inspirado en la iniciativa del siglo XVII de los capuchinos, que recogían joyas para realizar la corona de la Virgen. Entre las sevillanas mencionaré la de la Virgen de los Reyes, en 1904, porque Ella, que es la sede de la sabiduría sevillana, fue la primera coronada en Andalucía, y la de la Virgen de la Antigua, en 1929, porque la advocación que llamó a san Fernando ya fue representada coronada por dos ángeles. Y, ya en Semana Santa, hablaré de las de la Amargura en 1954, la Esperanza Macarena en 1964, la Esperanza de Triana en 1984 y otras muchas más modernamente, entre las que mencionaré la de la Virgen de Regla, en 2010, por ser la mía.21

La Virgen María, la que ofreció la plenitud de su materia inmaculada para la gran obra de Dios, como se ofrece la Tierra a la acción benéfica de los rayos del Sol, fue justamente por ello, aunque pueda parecer contradictorio, venerada como Virgen Negra, porque esa negritud, esa nigredo, es signo de entrega y de fertilidad. Así, consiguientemente, al asumir su sagrada función corredentora y mediadora, la Madre de Cristo, erigida como señora de purificación, de restauración y de consuelo, de paz y de virtudes, se hizo espejo de plata lunar en su paso de palio para reflejar la luz del Sol de justicia. Y en su paso de palio está, precisamente, coronada de oro solar, el más noble e incorruptible material, como reina de sabiduría y de transformación espiritual, como reina del cielo y de la tierra, y como reina de Sevilla. Porque, aunque haya excepciones –ya sabemos que en esta ciudad siempre las hay, porque son matices que enriquecen los mensajes, como ocurre con las coronas de plata de la Virgen de la Paz, en su paso que es pura blancura, y de la Virgen de las Tristezas, en su paso que es exquisito minimalismo en el recogimiento–, la corona de María Santísima es siempre idealmente áurea, más allá de la materialidad. Es más, la corona –o la excepcional diadema de Nuestra Señora de las Aguas o de María Santísima de los Dolores y Misericordia– puede ser el único elemento dorado del paso de palio. Pero es la cabeza de la Virgen la que adorna la corona y no al revés. Ella es la corona. He aquí, por tanto, la culminación de la gran obra de Dios.



1. Sitchin, Zecharia. El 12º planeta
2. La influencia pagana en la tradición católica (www.perso.wanadoo.es)
3. Jeremías 7:18
4. 1 Reyes 11.5
5. Lauriño, Manuel. Visión mitológica de Triana
7. Sitchin, ob.cit.
8. Apocalipsis 12: 1-10
9. 1 Reyes 2: 17-21, Jeremías 13:18
10. La gebirá en el Antiguo Testamento (www.principioscatolicos.blogspot.com.es)
11. San Gregorio Nacianceno. Poemata dogmatica, XVIII, v. 58
12. San Efrén, Hymni de B. Maria
13. Sixto IV. Cum Praexcelsa
15. Azulejo conmemorativo en la iglesia de los Terceros. www.conocersevilla.org
16. Lápida en la iglesia de San Martín
17. Azulejo conmemorativo en Omnium Sanctorum
18. Pío XII. Ad Caeli reginam 1
19. Proverbios 8:15
20. La bendición de la rosa de oro, símbolo de Jesús y de María en la dominica cuarta de Cuaresma, artículo de la revista Sevilla Mariana, tomo 4, nº 41