viernes, 20 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (4: UN GRIAL Y SIETE ESPADAS)

Puestos a hablar de símbolos y de conceptos, hay que detenerse en el principal: el corazón de la Virgen, que no es, naturalmente, visible, pero que es el gran protagonista del paso de palio, porque, si la Virgen en su paso de palio es para sus cofrades el centro del mundo, el corazón de María es el centro del centro.1

María Santísima de la Estrella
www.hermandad-estrella.org
Y, como los Dolores de María están asociados a la Vía Dolorosa, el corazón de María es, claramente, el centro del sufrimiento de la Madre en la Pasión del Hijo. En el paso de palio hay que saber adivinarlo, más allá de la “apariencia” de madera del candelero y de los encajes que le adornan el busto. Hay que saber verlo transido, traspasado por las siete espadas de los siete dolores y, especialmente, sintetizándolos todos, por la espada del Mayor Dolor, simplificada en puñal. Porque, efectivamente, es raro encontrar una Virgen sevillana bajo palio sin un puñal en el lado izquierdo de su pecho.2

Hay que recordar otra vez la profecía de Simeón, que constituye de por sí el primero de los siete dolores, relacionado con la presentación de Jesús en el Templo, tras haber derramado su primera sangre en la circuncisión (en un pasaje, por cierto, que es motivo de la advocación de Nuestra Señora de la Presentación, de la cofradía del Calvario).3 Pero hay que recordar también al gran doctor y gran mariano universal, san Bernardo, que, confirmando y explicando el cumplimiento de la profecía, nos dice: “En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Jamás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. Por lo tanto, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones de dolor corporal”.4

María Santísima de la Victoria
La huida a Egipto para poner a salvo la vida de Jesús fue el segundo dolor, la segunda espada.5 La pérdida de Jesús en el Templo fue el tercer dolor.6 Y ya en Semana Santa tenemos los cuatro dolores ulteriores. El primero de estos, el cuarto, es el encuentro de la Vía Dolorosa, el único no recogido por evangelista oficial y sí únicamente por el apócrifo Nicodemo en su Acta Pilati;7 es el puñal de la Mater Dolorosa. Luego vendrían la crucifixión y muerte de Jesús,8 que originaría la iconografía del Stabat Mater, el descendimiento de la cruz,9 que daría ocasión a la Pietà, y el entierro de Jesús.10 Todos los Dolores de la Virgen están en Sevilla: El Stabat Mater está en tantos misterios de Calvario: el Lunes Santo está Nuestra Señora del Mayor Dolor junto al Cristo de las Aguas; el Martes Santo está Nuestra Señora de la Antigua junto al Cristo de las Misericordias; el Miércoles Santo están Nuestra Señora de los Remedios junto a las Siete Palabras y Nuestra Señora de Guía junto a la Lanzada; el Jueves Santo está la Quinta Angustia en el Descendimiento; el Viernes está la Virgen de la Luz en las Tres Necesidades de la Carretería; y el Sábado está la Concepción junto a las Cinco Llagas de la Trinidad. Por su parte, la Piedad está en el Baratillo, en la Mortaja y en los Servitas, titulándose además, en este último caso,  de los Dolores. Por último, el dolor del entierro está en la Virgen de las Penas, de Santa Marta, y en la de Villaviciosa, pero también en la Soledad de la Caridad del Baratillo o del Mayor Dolor de la Carretería, en la Soledad de San Lorenzo y en la de San Buenaventura, y en la Soledad bajo palio de los Servitas.

Detalle de la fachada de la capilla de
Montserrat (antigua de los Siete Dolores),
en la que se ve un fresco de la Virgen

de los Siete Dolores,
alabada por Felipe II y Felipe III
Hay que hablar de los Servitas, que nacieron como Orden de frailes Siervos de María en Florencia hacia 1233, considerando humildemente a María como su única fundadora.11 En Sevilla, por 1593, se fundó en el convento de Santo Domingo de Portaceli la hermandad de Nuestra Señora de los Siete Dolores y Compasión, agregada a la orden servita, y en 1597 Felipe II aprobó la unión de esta hermandad con la de la Virgen de la Antigua, favorecida por su padre el emperador Carlos y por él mismo, y establecida en San Pablo el Real, en la capilla que hoy ocupa la hermandad de Montserrat. La capilla fue llamada “La Tercena”, por la seglar Tertia Ordinis, la Venerable Orden Tercera Servita.12 La hermandad de la Antigua y Siete Dolores sería sin duda una de las más importantes de Sevilla, con la Virgen de “agudos cuchillos que le atraviesan el corazón”,13 siguiendo por la Sevilla de finales del siglo XVI, convertida en Calle de la Amargura, a Jesús Nazareno. La Virgen de la Antigua, Siete Dolores y Compasión se cobijaría con el tiempo bajo el palio que hoy acoge a la Virgen del Valle. Y el Nazareno, también con el tiempo, pasó a llamarse de la Salud, en San Nicolás.

María Santísima del Valle,
con san Juan Evangelista y
santa María Magdalena,
en Sacra Conversación,
como suele exponerse el
Domingo de Resurrección

El movimiento servita andaluz es una de las claves para entender la devoción que hay en esta tierra a la Mater Dolorosa, habiendo influido notablemente en el marianismo sevillano y andaluz. De ahí viene la iconografía antigua de la Virgen con las manos entrelazadas, que podemos contemplar en la Virgen que en su día fue de la cofradía más importante de Sevilla, en San Pablo el Real, y que hoy conserva un altar en su templo, que es en la actualidad parroquia de la Magdalena.14

Escudo de la hermandad en el
antifaz de un nazareno de
los Servitas
www.loupiote.com
En 1720 se fundó la congregación de seglares servitas de Sevilla, en su capilla junto a San Marcos, que estrenó retablo en 1731, costeado por el prior de la hermandad y consejero real en Indias, José Rojas Contreras, de la Orden de Calatrava. Ya en 1971, la entidad quedó constituida como hermandad de penitencia,15 y en 1975 se recuperó el nombre de Siete Dolores de Nuestra Señora para la calle donde está la capilla.16

Medalla Milagrosa (anverso y reverso)
www.en.wikipedia.org
El corazón traspasado de María inspiró devociones posteriores. En el siglo XIX floreció la devoción a la Medalla Milagrosa, cuyo reverso es un compendio fundamental de los signos marianos: la M coronada con una cruz, los corazones de Jesús y de María –este atravesado por una espada– y las doce estrellas inmaculistas y apocalípticas.17

Volviendo a la Semana Santa sevillana, por hablar solo de la capital, veremos en las vísperas a la Virgen de los Dolores tras Jesús Cautivo en Torreblanca; luego la veremos el Domingo de Ramos, adornada también con la virtud de la Misericordia, seguir a Jesús Despojado; el Lunes Santo la veremos ir tras Jesús de las Penas, caído en tierra; y el Martes Santo veremos cómo viene desde el Cerro del Águila tras el Desamparo y Abandono de Cristo y cómo sale del Barrio de Santa Cruz tras el Cristo de las Misericordias, que lleva a sus pies, precisamente, a la Virgen de la Antigua.

El corazón transido de María es cueva de iniciación del católico dentro de la montaña incólume que es la propia Virgen, que a su vez está cobijada por la cueva luminosa que es el paso de palio. No nos sorprenda esta identificación entre la caverna y el corazón, máxima expresión del continente central.18 Guhâ, en sánscrito, significa “caverna”, pero se aplica también a la cavidad interna del corazón y, por extensión, al corazón mismo. El triángulo del corazón, con el vértice abajo, es signo de la caverna, a diferencia del triángulo de la montaña, que tiene el vértice arriba, teniendo ambos una relación inversa y en cierto modo complementaria. El corazón es la verdadera sede de la inteligencia y del amor, polo necesario del cuerpo para la eternidad y símbolo de iluminación espiritual y felicidad, que impulsa y estimula los otros centros; significa en el microcosmos lo que el centro del mundo en el macrocosmos, siendo en definitiva dos aspectos del centro del ser.19

Pero es que dentro de esta cueva que es el corazón de la Virgen María hay otra montaña, algo que, como espíritu absoluto, como principio residente en el centro del ser, es “más pequeño que un grano de arroz, más pequeño que un grano de cebada, más pequeño que un grano de mostaza, más pequeño que un grano de mijo, más pequeño que el germen que está en un grano de mijo”, pero al mismo tiempo “más grande que el cielo, más grande que todos estos mundos juntos”.20

Santísimo Cristo de la Caridad
en su Traslado al Sepulcro,
con José de Arimatea

Porque el Inmaculado Corazón de María, destino de la devoción de san Juan Eudes en el siglo XVII,21 fue el primer continente de la sangre de Cristo cuando la propia sangre de María irrigó el diminuto cuerpo de su Hijo nascituro. Porque, como el corazón es también copa, no podemos dejar de pensar en el Santo Grial. Porque ¿acaso no fue de alguna forma el corazón de María –Vas spirituale, Vas honorabile, Vas insigne devotionis– el primer Santo Grial, precursor, por tanto, de uno de los símbolos primordiales del Cristianismo y de toda misión sagrada de búsqueda de lo trascendental?22 Y porque, según ello, el vaso de la Sagrada Cena Sacramental, el que luego sirvió para que José de Arimatea recogiera la sangre de Cristo en el Calvario –aunque en el Lunes Santo sevillano es un ángel quien la recoge–, la vasija que inspiró a Chrétien de Troyes,23 el cáliz sagrado que sería glosado por Robert de Boron en su José de Arimatea24 y que daría origen al Parzival del poeta teutón hermanado con los templarios Wolfram von Eschembach, el trofeo sagrado que requería una fórmula alquímica para su consecución y que, según la imaginación del teutón, una vez alcanzado, fue custodiado por el Temple en un enigmático lugar llamado Montsalvat,25 la reliquia demandada en el ciclo de la Vulgata por el influjo de san Bernardo,26 el objeto ideal que tenemos identificado como Santo Grial, …el fin inaprehensible –en suma– que viene a significar la búsqueda de nuestro propio ideal interior,27 no sería, en todo caso, sino una figura a posteriori del Corazón de María. Y, naturalmente, también del propio Corazón de Jesús.



1. Se recomienda leer el segundo capítulo de esta serie, titulado El centro del mundo
2. Se recomienda leer el tercer capítulo de esta serie, titulado La calle de la Amargura
3. Evangelio de san Lucas 2:32-35
4. San Bernardo. María estaba junto a la cruz. Sermón en el domingo infraoctava de la Asunción, 14-15) (www.franciscanos.org)
5. Evangelio de san Mateo 2:13-15
6. Evangelio de san Lucas 2:43-45
7. Nicodemo. Acta Pilati, según Tischendorf, Constantin von. Recesión B.X 1. Se recomienda la lectura del capítulo 3 de esta serie, ya citado.
8. Evangelio de san Juan 19:17-39
9. Evangelio de san Marcos 15:42-46,
10. Evangelio de san Juan 19:40-42
11. Orden de los Servitas (www.es.wikipedia.org). También Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
12. Bermejo y Carballo, José. Glorias religiosas de Sevilla
13. Ref. a Ortiz de Zúñiga, citada por Carrero, ob.cit.
14. Servitas en Andalucía (www.cofrades.sevilla.abc.es)
15. Carrero, ob.cit
16. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla
18. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
19. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
20. Guénon,ob.cit. Se trata de una referencia al âtmâ, el alma eterna de cada individuo en el hinduismo.
21. Juan Eudes (www.es.wikipedia.org). Eudes fue un sacerdote misionero francés, fundador de la Congregación de Jesús y María y de la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, y autor de la adoración litúrgica al Sagrado Corazón de Jesús y de María, llegando a ser llamado por san Pío X “el apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones”.
22. Siguiendo a Guénon (ob.cit.) hay que señalar, aunque sea solo a título de curiosidad, que la copa del Tarot y de la baraja española ha sido sustituida por el corazón en los naipes franceses, lo que es sin duda índice de la equivalencia de ambos símbolos.
23. Troyes, Chrétien de. Perceval
24. Boron, Robert de. José de Arimatea
25. Eschembach, Wolfram von. Parzival, citado por Olsen, Oddvar y otros en El secreto del Temple: descubra las claves de un enigma histórico
26. San Bernardo. Demanda del Santo Grial. El ciclo de la Vulgata es una serie de cinco volúmenes escritos en Francia por el siglo XIII, que constituyen una de las mayores fuentes de la leyenda del rey Arturo (www.es.wikipedia.org)
27. Jung, Carl Gustav. El libro rojo



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