miércoles, 4 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (2: EL CENTRO DEL MUNDO)

¿Podemos imaginarnos una montaña dentro de una cueva?

La piramidal montaña, como la gruta, es concepto primordial de lo sagrado, símbolo universal de elevación espiritual y de meditación, de trascendencia y eternidad. En ella están la verticalidad y la altura. Para el pueblo que habita en las inmediaciones de una montaña, ella será “el ombligo de la tierra”, porque la considerará es “el punto donde dio comienzo la creación”.1

La piedra, representación reducida de la montaña, es la solidificación del ritmo creador, libre de decadencia y de muerte, y representa, desde la más remota antigüedad, la unidad y la fuerza estática. A falta de montaña, o incluso a veces en una montaña, la piedra ha sido para muchos pueblos el medio de señalar su centro del mundo.2

El sueño de Jacob de José de Ribera.
Óleo sobre lienzo. Museo del Prado
www.tuitearte.es
Un betilo es una piedra sagrada. Aunque no todos los betilos tenían origen celeste, el nombre designa a los vestigios de meteoritos, “piedras de rayo”.3 Para el hombre primitivo, el meteorito era símbolo de vida espiritual derramada sobre la Tierra; era el fuego cósmico, creativo y fecundo, mensajero de las estrellas, símbolo de revelación.4 El nombre proviene de la voz hebrea Beith-El, casa de Dios, desde que Jacob llamó Betel al lugar –tremendo lugar, antes llamado Luz–, donde Dios se le había manifestado en sueños, para luego, muy de mañana, alzar a modo de estela la piedra que había tenido por cabecera y sacralizarla derramando aceite sobre ella.5 Se dice que Beith-El se convirtió luego en Beith-Lehem, casa del pan, la cueva donde nació Cristo. El betilo y Belén tienen la misma raíz y contienen el mismo concepto: la casa de Dios, como también es casa de Dios la propia Virgen (Betulah en hebreo).6

Piedra de los Deseos,
en Arjona (Jaén)
El betilo, eje del mundo siempre para el pueblo que lo entronizaba, podía tener forma esférica o cilíndrica pero también podía ser cónico, como la piedra negra de Cibeles, o incluso ovoide, en referencia directa a otro concepto: el del “huevo del mundo”. Incluso podía estar representado por un montículo, imagen de la montaña sagrada.7 Aun hoy perviven betilos, como el profético ónfalo (omfalós, ombligo), que Zeus dejó en el templo de Delfos, centro espiritual de la Grecia antigua. También abundan en Irlanda, el país de los celtas. Y un ejemplo notable es el betilo de Kermaria, en Francia, con forma de cono regular, redondeado en el vértice, con una línea sinuosa en la parte inferior que no puede ser otra cosa que la estilización de la serpiente.8 En Arjona está, junto al santuario de las Sagradas Reliquias y a las cruces de Calatrava, la piedra de los Deseos, un formidable betilo que apareció en las excavaciones de la antigua catedral gótica de Jaén.9

En el camino de los israelitas hacia la tierra prometida, el centro del mundo se identificaba de forma natural con el mishkán, el habitáculo y sede de la shejináh, la presencia divina. Este primer espacio sagrado de la Biblia se montaba en cada nueva ubicación en el lugar que se identificaba como punto central, en torno al cual se erguía todo el enclave.10

La simbología de la montaña es rica en Tierra Santa. En el monte Sinaí, Moisés recibió las tablas. El templo de Salomón se levantó en el monte Moriá. Están los montes específicamente asociados a Cristo, como el Tabor y, por supuesto, el monte de los olivos de Getsemaní y el Calvario. Pero la sinécdoque de la propia ciudad y de toda la tierra de Israel es el monte Sion, el lugar del cumplimiento de la promesa de la tierra esperada, en las afueras de la ciudad vieja, el sitio donde están la tumba de David, el cenáculo de la última cena de Jesús y la abadía benedictina de Hagia María, dedicada a la Dormición de la Virgen.11

Rótulo de la plaza de Monte-Sión
En Sevilla, los dominicos dedicarían en 1559 su convento de la calle Feria a Santa María del Monte Sion,12 y cada Jueves Santo vemos proyectado, bajo palio, este culto a la Virgen sionista de la montaña en la Virgen del Rosario.13

Pero no nos adelantemos. La devoción a la Virgen María experimentó un salto cualitativo entre los siglos XI y XIII en Europa. Se hacía necesario cristianizar un culto pagano ancestral y persistente, aunque la Iglesia era consciente del peligro de que se prestara menos atención a Jesucristo. Los benedictinos y sobre todo San Bernardo tuvieron mucho que ver en la iniciativa. Los templarios contribuyeron decisivamente a la difusión del culto a las Vírgenes Negras,14 cuya iconografía era la de la Kiriotissa, trono de la sabiduría. Y se edificaron santuarios para Vírgenes Negras en “lugares de poder”, polos de energía vivificante y fuentes de alivio y paz, en muchos de los cuales se veneraba antes una piedra santa, un betilo, que identificaba el lugar como morada del alma y centro del mundo, caverna del huevo primordial, matriz de la tierra, desde donde la diosa madre fecunda proyectaba su fertilidad en las mujeres, en el ganado y en los campos…15

Cruz sobre peana de piedra
en la parroquia del Divino Salvador
Las Vírgenes Negras solían representarse sobre una gran peana, esférica y descomunal, que muchas veces era la primitiva piedra que recibía culto en el santuario pagano, sobre la que a veces se colocaba una cruz. La asociación de la piedra con la Virgen se vio favorecida definitivamente cuando María se apareció sobre su peana de piedra, el Pilar por antonomasia, al apóstol Santiago.16 Hay que recordarlo, entre otras razones, porque la Virgen del Pilar es patrona también de Sevilla desde que los soldados navarros que participaron en la conquista de la ciudad en 1248 trajeron la advocación.17 Y porque también hay una hermandad de la Virgen del Pilar en San Pedro.

Un santuario fundamental, de los erigidos en montañas, fue el de Rocamadour (la Roche d’Amadour, la Roca de Amador) en Quercy, en el camino francés a Compostela, en un lugar rodeado de importantes posesiones templarias. La devoción a Nuestra Señora de Rocamadour, protectora de embarazadas, madres y niños, vino a Estella y a Sangüesa, en el Camino de Santiago español,18 y se cuenta que Felipe de Castilla, el hijo templario de Fernando III, que estaba destinado a ser arzobispo de la ciudad pero tomó otra decisión, trajo la imagen pintada de Rocamador que le habría regalado su tío san Luis para el hospital de ancianos franceses que había junto a la iglesia de San Lorenzo.19

Réplica de la
Virgen Negra de
Montserrat, en la
capilla sevillana
de Montserrat
En Cataluña se erigió el santuario de Montserrat. Y en Sevilla, el Viernes Santo, la Virgen de Montserrat de la hermandad sevillana fundada por catalanes nos recordará a Nuestra Señora de la montaña serrada, la “Moreneta”, a la que le cantan en su himno: “Tu nombre dé principio a nuestra historia / que Montserrat es nuestro Sinaí. / Seamos pues las gradas de la gloria: / ese peñón creado para ti”.20

Retablo cerámico de Nuestra Señora
de la Cabeza, en San Juan de la Palma.
Se aprecia la gran peana de plata.
Pero  el ejemplo más notable de Virgen Negra de la montaña andaluza es el de Nuestra Señora de la Cabeza, cuyo primer santuario en el cerro de la Cabeza (o del Cabezo), en la sierra de Andújar, se construyó entre 1287 y 1304 en el lugar donde había aparecido la imagen de la “Morenita” en 1227.21 La Virgen de la Cabeza mantuvo su piedra, aunque cubierta por un gran frontal de plata.22 Hoy, esta gran peana sigue siendo signo identitario de la imagen, que procesiona en su romería bajo el palio de un templete de columnas salomónicas, figurando la sevillana hermandad de San Juan de la Palma entre las asistentes.23 Y veremos también el Miércoles Santo a la Virgen dolorosa de la Cabeza, de San Vicente, bajo un palio que recuerda al santuario. Hay que recordar que la devoción la trajeron a Sevilla los caballeros de Calatrava, que en el camino hacia la conquista de esta nuestra ciudad, nueva Jerusalén de Occidente, tenían a su cargo el enclave de Andújar,24 con la colaboración de los templarios.25

Peana de Nuestra Señora del Socorro
www.elforocofrade.es
En Sevilla, en la segunda mitad del siglo XVII se hizo preceptivo el uso de la peana en los pasos de palio.26 No podemos concebir un paso de palio sin peana.27 Realmente, la peana es la base, el soporte para la línea axial del paso de palio, porque la Virgen dolorosa será para muchos, sobre su peana y coronada bajo la gloria, el centro del mundo, la casa de Dios, el tabernáculo que procesiona en estación de penitencia en la cueva de su paso.



1. Eliade, Mircea. Imágenes y símbolos. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
2. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
3. Plinio el Viejo. Historia Natural
4. Ibíd. 2
5. Génesis, 28:17-19. En los textos bíblicos aparece el lugar calificado de “venerando”  a “terrible”. Se me antoja que el adjetivo “tremendo” es apropiado.
6. Agüero de Chazal, Ana Emilia. La Virgen como Casa de Dios (www.symbolos.com)
7. Guénon, René. El Rey del Mundo
8. Loth, M.J. Estudio de en la Revue des Études Anciennes, de julio de 1915, citado por Guénon, ob.cit. También www.es.wikipedia.org
9. Eslava Galán, Juan. Templarios, Griales, Vírgenes Negras y otros enigmas de la Historia
10. Ibíd. 2
12. Pérez Cano, María Teresa. Patrimonio y Ciudad. El sistema de los conventos de clausura en el Centro Histórico de Sevilla.
13. La hermandad se titula de Monte-Sión (con tilde en la o). Se recomienda leer en este blog el capítulo 23 de la serie Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado El alma del Rosario, el emblema del predicador y la encomienda del Bautista.
14. Alarcón Herrera, Rafael. La huella de los templarios: tradiciones populares del Temple en España
15. Eslava, ob.cit.
16. Eslava, ob.cit.
17. Chaves, Manuel. Páginas sevillanas
19. Se recomienda leer el capítulo 12 de la serie de este blog La casa de la Pajería y sus circunstancias, titulado Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
22. Eslava, ob.cit
23. Agradezco la atención de la hermandad de la Virgen de la Cabeza de Sevilla.
24. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes sevillanas.
25. Romero Gómez, Juan Antonio. Los templarios en el Reino de Sevilla
26. González Gómez, Juan Miguel. Sentimiento y simbolismo en las representaciones marianas de la Semana Santa de Sevilla, en Las cofradías de Sevilla. Historia, Antropología, Arte
27. La peana es una presea asociada a la Virgen María, hasta el punto de que incluso hay peanas en algunos pasos de misterio pero de significación profundamente mariana, como el de la Soledad de San Lorenzo o incluso el piadoso misterio de los Servitas.


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