miércoles, 25 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (5: MAPHORION, EL REFUGIO)

Cuenta una legendaria historia que, en tiempos del emperador bizantino León I (457-474), los dos hermanos patricios Galbios y Cándido, convertidos al cristianismo y peregrinos en Tierra Santa, llegaron a Galilea, a casa de la devota anciana Ana, que seguía el ejemplo de otra Ana, la profetisa servidora del Templo de Jerusalén citada por san Lucas como testigo de la Presentación de Jesús.1 Viendo los hermanos que los cristianos traían cirios e incienso y pernoctaban en la casa, preguntaron, y Ana les confesó finalmente que era depositaria del vestido de la Virgen María, legado en el momento de su Dormición a una de sus dos siervas judías y transmitido de generación en generación, siempre guardado secretamente por una virgen. Los dos hermanos, en una segunda peregrinación, se llevaron la caja con la reliquia (digamos que con la intención de universalizar el culto), dejando en su lugar otra similar que habían preparado.2 Ya en Constantinopla, depositaron la reliquia en el lugar llamado Blanquerna, fuera de los muros, haciendo construir una iglesia para guardar el secreto, pero finalmente revelaron a León I que habían traído el velo para la protección de la ciudad. El emperador hizo construir en 473 la capilla llamada Hagia Soros (“relicario sagrado”), junto a la iglesia Theotokos Chalkoprateia de Constantinopla. Y la Virgen fue llamada Hagiosoritissa.3

Iglesia de Santa María de las Blanquernas, en Estambul
www.es.wikipedia.org
El velo o mantón ha pasado a la Historia con su nombre griego: Maphorion. Desde el principio fue símbolo de la Virgen protectora. El Libro de las Sinaxis armenio celebra la deposición de la reliquia en la iglesia de Constantinopla con estas palabras: “Nos has dado, oh Dios misericordioso, a tu Madre como protección”. Y el himno Akáthistos celebra esta iconografía mariana como “refugio de todo el mundo, más grande que el firmamento”.4

Bajo el emperador León VI el Sabio (886-912), Andrés “el Loco” (Salós), un esclavo escita seguidor de Simeón, tuvo la visión de la Virgen cubriendo el mundo con este “velo inmenso y tremendo más ancho que los cielos”. Mientras Constantinopla era asediada por los rusos, contempló en Blanquerna cómo varios ángeles sostenían el manto, que protegía a toda la ciudad. Constantinopla se salvó del ataque.5

Retablo en el zaguán de la casa
que fue de Luis Montoto
en la calle Mateos Gago,
encargado por su hijo
Santiago Montoto
En la cuarta cruzada, en 1204, el Maphorion se salvó en el saqueo de Constantinopla. Pero en 1434, la capilla fue destruida por un incendio y en el solar se construyó la iglesia que, con el nombre de Santa María de las Blanquernas, sigue siendo uno de los santuarios más importantes de la actual Estambul.6

Para la difusión de la devoción a la Virgen del Manto en Occidente, fue clave en el siglo XIII el monje cisterciense Cesario de Heisterbach, de Colonia, que vio a María en el cielo con las órdenes religiosas y, precisamente bajo su manto, los cistercienses.7 Y en Santa María Maggiore de Roma, la Virgen de la Misericordia, cuya primera noticia es de 1267, toma a los miembros de su hermandad “bajo el manto (pallium)”.8 ¡El manto es el palio!

Virgen de los Navegantes.
Alejo Fernández. Óleo sobre tabla.
Real Alcázar de Sevilla
www.es.wikipedia.org
El manto de la Virgen tiene un significado especial, recogiendo las emociones, sentimientos, ilusiones, anhelos, preocupaciones y agradecimientos de los fieles. Pero es también, dentro del simbolismo vestimentario, señal de dignidad superior y, al mismo tiempo, de recogimiento, de aislamiento respecto al mundo.9 Por todo ello, el Maphorion es, desde el principio, elemento importante en la iconografía mariana, cubriendo el pelo y los hombros, extendido como una capa. Es habitual representarlo azul, con tres estrellas, por la virginidad antes, durante y después del parto, en ambos hombros y en la frente (aunque la estrella de la frente se representa a veces como una cruz).10 Este y no otro es el sentido de la iconografía de la Virgen del Pópulo, la devoción que trajo de Italia Maese Rodrigo,11 y que por cierto tuvo un palio en Sevilla.12

En nuestra ciudad, entre 1531 y 1536, Alejo Fernández pintó la Virgen de los Navegantes (o de los Mareantes), temprana pintura relacionada con el descubrimiento de América, tabla central del retablo encargado por los oficiales de la Casa de Contratación para que la sala de Audiencias sirviera como capilla.13 En la tabla están Fernando II de Aragón, el emperador Carlos, Colón, Américo Vespucio y los hermanos Pinzón, además de los indígenas convertidos y los navegantes que se lanzaron a la mar en nombre de María, que los cubre con su manto, alzada sobre los mares y uniendo los continentes.14 


Azulejo de la Virgen del Rosario.
Museo de Bellas Artes
En 1577, Cristóbal de Augusta, el ceramista italiano que vivió en Sevilla –sobre todo en Triana–, realizó para el convento de Madre de Dios una Virgen del Rosario acogiendo bajo su manto a dominicos y dominicas. La obra se encuentra actualmente en el patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes.15

Santa María de las Cuevas
Francisco de Zurbarán. Óleo sobre lienzo
Museo de Bellas Artes. Sevilla
Luego, alrededor de 1655, Zurbarán pintó para la cartuja sevillana a la Virgen de las Cuevas dando cobijo a los monjes. En el cuadro interpretó de forma magistral los principios espirituales que rigen la vida de los cartujos, entre los cuales es primordial la devoción a la Virgen María.16

La Virgen del Pilar –que por cierto es también patrona de Sevilla– cambia de manto según el momento litúrgico: blanco en la Pascua y en las fiestas, verde en el tiempo ordinario, morado en adviento y en cuaresma, azul en la novena de la Inmaculada, rojo en las fiestas de los mártires.17

En nuestra Semana Santa, bajo palio está Nuestra Señora del Refugio, cuyos hermanos dan veneración al Refugium peccatorum de la Letanía Lauretana; también bajo palio están Nuestra Señora del Socorro y Nuestra Señora de Gracia y Amparo, como también lo está María Santísima de los Desamparados, que reproduce con este título a la Virgen valenciana que simbólicamente acoge en su manto a los niños expósitos. Y está también el Maphorion de la Vía Dolorosa con María Santísima de los Dolores y Misericordia y con María Santísima de la Merced, cuyo manto es alegoría de la vocación de redimir a los cautivos.18

Detalle de la fachada del convento de San José
El manto alargado del paso de palio es sin duda reflejo de la Mater Misericordiae, que Sevilla guarda en la Escuela de Cristo; es la misma capa protectora que vemos en el convento de San José; es el atributo de la mediación de la Mater Omnium, que otorga así protección a todos los hijos.19

Y siempre es la imagen del manto de la Virgen la última que guardamos cuando el paso de palio ha pasado.



1. Evangelio de san Lucas 2:36-38
2. Libro de las Sinaxis, citado en La deposición del vestido de la Virgen en Blachernes, Constantinopla (I) (www.mariedenazareth.com), también en www.lepeupledelapaix.forumactif.com
Trasera del paso de Nuestra Señora
del Socorro
3. Santa María de las Blanquernas (www.es.wikipedia.org)
4. Ibíd. 2
5. Nicéforo. La vie d’André le Fou, citada en André de Constantinople (www.fr.wikipedia.org)
6. Tras las huellas del Cristianismo (www.hotelopia.es)
7. Cfr. la vision en el libro de Milagros de Cesario de Heisterbach, citado por Belting, Hans en Imagen y culto: una historia de la imagen anterior a la era del arte
8. Belting-Ihm, C. Sub matris tutela. Untersuchungen zur Vorgeschichte der Schutzmantelmadonna, citado por Belting, (ob.cit.)
9. Piob, P.V. Clef universelle des sciences secrêtes, citado por Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
11. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes sevillanas
12. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías sevillanas
14. Hall, Linda Beisele y Eckmann, Teresa. Mary, Mother and warrior, citada en Virgen de los Navegantes en www.es.wikipedia.org
18. Mena, ob.cit.
19. Martínez Alcalde, Juan. La Virgen Dolorosa y el paso de palio, dentro de Sevilla penitente, tomo II (VV.AA)


viernes, 20 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (4: UN GRIAL Y SIETE ESPADAS)

Puestos a hablar de símbolos y de conceptos, hay que detenerse en el principal: el corazón de la Virgen, que no es, naturalmente, visible, pero que es el gran protagonista del paso de palio, porque, si la Virgen en su paso de palio es para sus cofrades el centro del mundo, el corazón de María es el centro del centro.1

María Santísima de la Estrella
www.hermandad-estrella.org
Y, como los Dolores de María están asociados a la Vía Dolorosa, el corazón de María es, claramente, el centro del sufrimiento de la Madre en la Pasión del Hijo. En el paso de palio hay que saber adivinarlo, más allá de la “apariencia” de madera del candelero y de los encajes que le adornan el busto. Hay que saber verlo transido, traspasado por las siete espadas de los siete dolores y, especialmente, sintetizándolos todos, por la espada del Mayor Dolor, simplificada en puñal. Porque, efectivamente, es raro encontrar una Virgen sevillana bajo palio sin un puñal en el lado izquierdo de su pecho.2

Hay que recordar otra vez la profecía de Simeón, que constituye de por sí el primero de los siete dolores, relacionado con la presentación de Jesús en el Templo, tras haber derramado su primera sangre en la circuncisión (en un pasaje, por cierto, que es motivo de la advocación de Nuestra Señora de la Presentación, de la cofradía del Calvario).3 Pero hay que recordar también al gran doctor y gran mariano universal, san Bernardo, que, confirmando y explicando el cumplimiento de la profecía, nos dice: “En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Jamás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. Por lo tanto, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones de dolor corporal”.4

María Santísima de la Victoria
La huida a Egipto para poner a salvo la vida de Jesús fue el segundo dolor, la segunda espada.5 La pérdida de Jesús en el Templo fue el tercer dolor.6 Y ya en Semana Santa tenemos los cuatro dolores ulteriores. El primero de estos, el cuarto, es el encuentro de la Vía Dolorosa, el único no recogido por evangelista oficial y sí únicamente por el apócrifo Nicodemo en su Acta Pilati;7 es el puñal de la Mater Dolorosa. Luego vendrían la crucifixión y muerte de Jesús,8 que originaría la iconografía del Stabat Mater, el descendimiento de la cruz,9 que daría ocasión a la Pietà, y el entierro de Jesús.10 Todos los Dolores de la Virgen están en Sevilla: El Stabat Mater está en tantos misterios de Calvario: el Lunes Santo está Nuestra Señora del Mayor Dolor junto al Cristo de las Aguas; el Martes Santo está Nuestra Señora de la Antigua junto al Cristo de las Misericordias; el Miércoles Santo están Nuestra Señora de los Remedios junto a las Siete Palabras y Nuestra Señora de Guía junto a la Lanzada; el Jueves Santo está la Quinta Angustia en el Descendimiento; el Viernes está la Virgen de la Luz en las Tres Necesidades de la Carretería; y el Sábado está la Concepción junto a las Cinco Llagas de la Trinidad. Por su parte, la Piedad está en el Baratillo, en la Mortaja y en los Servitas, titulándose además, en este último caso,  de los Dolores. Por último, el dolor del entierro está en la Virgen de las Penas, de Santa Marta, y en la de Villaviciosa, pero también en la Soledad de la Caridad del Baratillo o del Mayor Dolor de la Carretería, en la Soledad de San Lorenzo y en la de San Buenaventura, y en la Soledad bajo palio de los Servitas.

Detalle de la fachada de la capilla de
Montserrat (antigua de los Siete Dolores),
en la que se ve un fresco de la Virgen

de los Siete Dolores,
alabada por Felipe II y Felipe III
Hay que hablar de los Servitas, que nacieron como Orden de frailes Siervos de María en Florencia hacia 1233, considerando humildemente a María como su única fundadora.11 En Sevilla, por 1593, se fundó en el convento de Santo Domingo de Portaceli la hermandad de Nuestra Señora de los Siete Dolores y Compasión, agregada a la orden servita, y en 1597 Felipe II aprobó la unión de esta hermandad con la de la Virgen de la Antigua, favorecida por su padre el emperador Carlos y por él mismo, y establecida en San Pablo el Real, en la capilla que hoy ocupa la hermandad de Montserrat. La capilla fue llamada “La Tercena”, por la seglar Tertia Ordinis, la Venerable Orden Tercera Servita.12 La hermandad de la Antigua y Siete Dolores sería sin duda una de las más importantes de Sevilla, con la Virgen de “agudos cuchillos que le atraviesan el corazón”,13 siguiendo por la Sevilla de finales del siglo XVI, convertida en Calle de la Amargura, a Jesús Nazareno. La Virgen de la Antigua, Siete Dolores y Compasión se cobijaría con el tiempo bajo el palio que hoy acoge a la Virgen del Valle. Y el Nazareno, también con el tiempo, pasó a llamarse de la Salud, en San Nicolás.

María Santísima del Valle,
con san Juan Evangelista y
santa María Magdalena,
en Sacra Conversación,
como suele exponerse el
Domingo de Resurrección

El movimiento servita andaluz es una de las claves para entender la devoción que hay en esta tierra a la Mater Dolorosa, habiendo influido notablemente en el marianismo sevillano y andaluz. De ahí viene la iconografía antigua de la Virgen con las manos entrelazadas, que podemos contemplar en la Virgen que en su día fue de la cofradía más importante de Sevilla, en San Pablo el Real, y que hoy conserva un altar en su templo, que es en la actualidad parroquia de la Magdalena.14

Escudo de la hermandad en el
antifaz de un nazareno de
los Servitas
www.loupiote.com
En 1720 se fundó la congregación de seglares servitas de Sevilla, en su capilla junto a San Marcos, que estrenó retablo en 1731, costeado por el prior de la hermandad y consejero real en Indias, José Rojas Contreras, de la Orden de Calatrava. Ya en 1971, la entidad quedó constituida como hermandad de penitencia,15 y en 1975 se recuperó el nombre de Siete Dolores de Nuestra Señora para la calle donde está la capilla.16

Medalla Milagrosa (anverso y reverso)
www.en.wikipedia.org
El corazón traspasado de María inspiró devociones posteriores. En el siglo XIX floreció la devoción a la Medalla Milagrosa, cuyo reverso es un compendio fundamental de los signos marianos: la M coronada con una cruz, los corazones de Jesús y de María –este atravesado por una espada– y las doce estrellas inmaculistas y apocalípticas.17

Volviendo a la Semana Santa sevillana, por hablar solo de la capital, veremos en las vísperas a la Virgen de los Dolores tras Jesús Cautivo en Torreblanca; luego la veremos el Domingo de Ramos, adornada también con la virtud de la Misericordia, seguir a Jesús Despojado; el Lunes Santo la veremos ir tras Jesús de las Penas, caído en tierra; y el Martes Santo veremos cómo viene desde el Cerro del Águila tras el Desamparo y Abandono de Cristo y cómo sale del Barrio de Santa Cruz tras el Cristo de las Misericordias, que lleva a sus pies, precisamente, a la Virgen de la Antigua.

El corazón transido de María es cueva de iniciación del católico dentro de la montaña incólume que es la propia Virgen, que a su vez está cobijada por la cueva luminosa que es el paso de palio. No nos sorprenda esta identificación entre la caverna y el corazón, máxima expresión del continente central.18 Guhâ, en sánscrito, significa “caverna”, pero se aplica también a la cavidad interna del corazón y, por extensión, al corazón mismo. El triángulo del corazón, con el vértice abajo, es signo de la caverna, a diferencia del triángulo de la montaña, que tiene el vértice arriba, teniendo ambos una relación inversa y en cierto modo complementaria. El corazón es la verdadera sede de la inteligencia y del amor, polo necesario del cuerpo para la eternidad y símbolo de iluminación espiritual y felicidad, que impulsa y estimula los otros centros; significa en el microcosmos lo que el centro del mundo en el macrocosmos, siendo en definitiva dos aspectos del centro del ser.19

Pero es que dentro de esta cueva que es el corazón de la Virgen María hay otra montaña, algo que, como espíritu absoluto, como principio residente en el centro del ser, es “más pequeño que un grano de arroz, más pequeño que un grano de cebada, más pequeño que un grano de mostaza, más pequeño que un grano de mijo, más pequeño que el germen que está en un grano de mijo”, pero al mismo tiempo “más grande que el cielo, más grande que todos estos mundos juntos”.20

Santísimo Cristo de la Caridad
en su Traslado al Sepulcro,
con José de Arimatea

Porque el Inmaculado Corazón de María, destino de la devoción de san Juan Eudes en el siglo XVII,21 fue el primer continente de la sangre de Cristo cuando la propia sangre de María irrigó el diminuto cuerpo de su Hijo nascituro. Porque, como el corazón es también copa, no podemos dejar de pensar en el Santo Grial. Porque ¿acaso no fue de alguna forma el corazón de María –Vas spirituale, Vas honorabile, Vas insigne devotionis– el primer Santo Grial, precursor, por tanto, de uno de los símbolos primordiales del Cristianismo y de toda misión sagrada de búsqueda de lo trascendental?22 Y porque, según ello, el vaso de la Sagrada Cena Sacramental, el que luego sirvió para que José de Arimatea recogiera la sangre de Cristo en el Calvario –aunque en el Lunes Santo sevillano es un ángel quien la recoge–, la vasija que inspiró a Chrétien de Troyes,23 el cáliz sagrado que sería glosado por Robert de Boron en su José de Arimatea24 y que daría origen al Parzival del poeta teutón hermanado con los templarios Wolfram von Eschembach, el trofeo sagrado que requería una fórmula alquímica para su consecución y que, según la imaginación del teutón, una vez alcanzado, fue custodiado por el Temple en un enigmático lugar llamado Montsalvat,25 la reliquia demandada en el ciclo de la Vulgata por el influjo de san Bernardo,26 el objeto ideal que tenemos identificado como Santo Grial, …el fin inaprehensible –en suma– que viene a significar la búsqueda de nuestro propio ideal interior,27 no sería, en todo caso, sino una figura a posteriori del Corazón de María. Y, naturalmente, también del propio Corazón de Jesús.



1. Se recomienda leer el segundo capítulo de esta serie, titulado El centro del mundo
2. Se recomienda leer el tercer capítulo de esta serie, titulado La calle de la Amargura
3. Evangelio de san Lucas 2:32-35
4. San Bernardo. María estaba junto a la cruz. Sermón en el domingo infraoctava de la Asunción, 14-15) (www.franciscanos.org)
5. Evangelio de san Mateo 2:13-15
6. Evangelio de san Lucas 2:43-45
7. Nicodemo. Acta Pilati, según Tischendorf, Constantin von. Recesión B.X 1. Se recomienda la lectura del capítulo 3 de esta serie, ya citado.
8. Evangelio de san Juan 19:17-39
9. Evangelio de san Marcos 15:42-46,
10. Evangelio de san Juan 19:40-42
11. Orden de los Servitas (www.es.wikipedia.org). También Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
12. Bermejo y Carballo, José. Glorias religiosas de Sevilla
13. Ref. a Ortiz de Zúñiga, citada por Carrero, ob.cit.
14. Servitas en Andalucía (www.cofrades.sevilla.abc.es)
15. Carrero, ob.cit
16. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla
18. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
19. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
20. Guénon,ob.cit. Se trata de una referencia al âtmâ, el alma eterna de cada individuo en el hinduismo.
21. Juan Eudes (www.es.wikipedia.org). Eudes fue un sacerdote misionero francés, fundador de la Congregación de Jesús y María y de la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, y autor de la adoración litúrgica al Sagrado Corazón de Jesús y de María, llegando a ser llamado por san Pío X “el apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones”.
22. Siguiendo a Guénon (ob.cit.) hay que señalar, aunque sea solo a título de curiosidad, que la copa del Tarot y de la baraja española ha sido sustituida por el corazón en los naipes franceses, lo que es sin duda índice de la equivalencia de ambos símbolos.
23. Troyes, Chrétien de. Perceval
24. Boron, Robert de. José de Arimatea
25. Eschembach, Wolfram von. Parzival, citado por Olsen, Oddvar y otros en El secreto del Temple: descubra las claves de un enigma histórico
26. San Bernardo. Demanda del Santo Grial. El ciclo de la Vulgata es una serie de cinco volúmenes escritos en Francia por el siglo XIII, que constituyen una de las mayores fuentes de la leyenda del rey Arturo (www.es.wikipedia.org)
27. Jung, Carl Gustav. El libro rojo



miércoles, 11 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (3: LA CALLE DE LA AMARGURA)

No me cansaré de insistir en algo que, aunque sea una obviedad, me suscita siempre una reflexión: el paso de Cristo y el paso de palio son distintos.

El primero describe un momento evangélico determinado; lo contemplemos desde donde lo contemplemos, nos da, aunque desde distintos puntos de vista, una única imagen, provocándonos una fuerte y rica emoción, categórica y determinante. Puede definirse, por tanto, sin ningún problema, como un paso narrativo.

Pero ¿el paso de palio es narrativo? Tiene, sin duda, un punto narrativo, porque la Virgen, ciertamente, aparece llorando, como Dolorosa, igual que la vemos al pie de la cruz en los pasos de misterio. Pero es evidente que el paso de palio tiene otra intención, otro espíritu: es esencialmente descriptivo, porque describe un compendio de conceptos por medio de símbolos, de tal manera que los conceptos, siguiendo la lógica barroca, hay que adivinarlos tras los símbolos. Por eso, nos ofrece diferentes emociones, según el ángulo de visión. La vista frontal es fundamental, como sabemos, y, cuando contemplamos a Nuestra Señora de frente, es como si estuviéramos en el pórtico de su cueva sagrada. Pero luego, cuando el paso se levanta y nos echamos a un lado para verlo pasar, todo cambia: ahora se nos figura más evangélica, más histórica, la imagen de la Madre, porque la estamos viendo ir, marchar, andar tras Jesús. Y es aquí cuando el paso de palio, sin menoscabo de su valor descriptivo, cobra valor narrativo. En conclusión: la simbología descriptiva del paso de palio es tan rica que incluye la significación narrativa de la “Calle de la Amargura”. Recordemos, de paso, que el concepto de Amargura está inspirado en las palabras de Noemí, por la pérdida de su esposo y sus hijos: “No me llaméis Noemí, llamadme Mara, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura”, razón por la cual se considera a Noemí como una figura precursora de la Virgen María.1

El Pasmo de Sicilia,
Rafael Sanzio, óleo sobre lienzo.
Museo del Prado

San Lucas es el único evangelista que menciona que seguían a Cristo mujeres camino del Calvario.2 Pero el episodio del encuentro de Jesús con su Madre, en compañía también de las tres Marías (representado en el paso de misterio de la hermandad de la Misión, que sale el Viernes de Dolores, previo a la Semana Santa), nos remite al evangelio apócrifo de Nicodemo, también llamado Hechos de Pilatos (Acta Pilati), en el que el episodio está explícitamente recogido: Juan decidió avisar a la Virgen cuando Cristo salió del pretorio con la cruz sobre los hombros, y se fueron ambos, junto con las Marías a seguir el cortejo de los condenados. La Virgen, transida de dolor, preguntó a Juan cuál de los tres reos era Jesús, y Juan lo señaló: “El de la corona de espinas”. María “cayó desmayada hacia atrás y estuvo bastante tiempo en el suelo” y “cuando se reanimó, comenzó a prorrumpir una serie de estremecedoras exclamaciones y a golpear su pecho”. Los judíos quisieron alejarla, pero María siguió.3

El acontecimiento habría tenido lugar a los ciento cuarenta y un pasos desde el inicio de la Vía Dolorosa (ochenta pasos hasta la primera caída y sesenta y un pasos más hasta el encuentro con María, Juan y las mujeres). Desde allí había otros sesenta y dos pasos hasta el Calvario.4 El lugar fue denominado del Pasmo de la Bienaventurada Virgen. Santa Elena, la madre de Constantino, levantó allí la iglesia de la Virgen del Temblor o del Pasmo.5 La escena se incluyó como cuarta estación del antiguo Viacrucis, antes de la reforma de Juan Pablo II en 1991: los Dolores de Nuestra Señora, y la figura fue luego recogida por otros teólogos y místicos como san Alfonso María de Liborio.6

Croquis de la Vía Dolorosa, en Jerusalén
www.sacred-destinations.com
A principios del siglo XIII ya comenzó a conmemorarse el Pasmo, Espasmo o Martirio de la Virgen María. Para el dominico Álvaro de Córdoba, que inspiró el Viacrucis en Andalucía casi un siglo antes del viaje de Fadrique Enríquez de Ribera,7 la iconografía de la Virgen Dolorosa está ligada precisamente a la Vía Dolorosa.8 Fueron los franciscanos, y luego los servitas, ya en 1667, quienes difundieron las advocaciones de la Vía Dolorosa propuestas dentro del cuerpo de la obra considerada del Pseudo-Buenaventura, de alrededor del año 1300. Como ramas del tronco de la advocación de los Dolores, establecida en la baja Edad Media y aceptada como fiesta oficial en 1423,9 se generaron otros títulos, como el Mayor Dolor, por ser el primer impacto recibido por la Virgen en relación con la Pasión, o el Traspaso,10 identificado con el cuarto de los siete dolores profetizados por Simeón,11 además del propio de la Amargura.

Portada de
Hierosolymitana Peregrinatio
El príncipe polaco Radzivili, peregrino en 1583, localizó dónde había estado la iglesia erigida en el lugar del encuentro, “a mano derecha”. Su obra se tradujo al latín por Tomás Tretero, que la tituló Hierosolymitana Peregrinatio, y se publicó en Amberes en 1614.12 La Virgen del Pasmo fue considerada abogada de los niños que sufrían espasmos o alferecía (el espasmo del sollozo) y, por extensión, de todas las enfermedades de la infancia.13

El humanismo había casado el sentido de los mendicantes y el espíritu renacentista. Rafael Sanzio había pintado en 1515 La caída en la subida al Calvario, cuadro conocido como El Pasmo de Sicilia por haber sido encargado por los olivetinos para el convento de Santa María dello Spasmo de Palermo, en el monte Olivete. El cuadro permanecería en el convento hasta que se hizo con él Felipe IV de España, convirtiéndose en favorito de las colecciones reales, e influyendo en el arte español y, concretamente, en la iconografía sevillana.14

En 1570, las reglas de la hermandad del Santo Poder y Traspaso de Nuestra Señora y Honra de San Juan Evangelista recogían el paso de la Virgen del Traspaso en brazos de san Juan,15 aunque, según parece, sin palio. Era claramente una figuración del misterio del Pasmo.

A finales del siglo XVI había quedado definido el paso de palio hispalense, aunque los primeros pasos eran relativamente pequeños. El influjo de Trento, impulsor del culto a la Virgen, de las imágenes y de las procesiones, fue también un factor favorable para el crecimiento de la manifestación de fe de la Semana Santa, tal y como la entendemos aquí. Y lo fue especialmente en Sevilla, donde la Iglesia necesitaba una acción contrarreformista potente, por la importancia del foco protestante que se había desarrollado en la ciudad. El Concilio de Trento promovió la inclusión de san Juan en los pasos de palio, pero proscribió la advocación del Pasmo.16 Se impuso la tesis de la Madre incólume, y con ella se impusieron las otras advocaciones.

María Santísima de la Amargura,
con san Juan Evangelista
www.lahornacina.com
No sé si es casualidad, pero tuvo la Amargura
un manto que, tras incendiarse, se vendió a
la hermandad del Amor y que hoy
pertenece a la cofradía de Jesús Nazareno
y María Santísima del Pasmo de
Bollullos Par del Condado (Huelva)

www.asanziii.blogspot.com.es
La imagen de san Juan de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, obra de Juan de Mesa, en 1620, es la más antigua de las conservadas en un paso de palio. Incluso cabe deducir que, al crecer de tamaño los pasos de palio, pudieron integrar la figura de san Juan Evangelista, imprescindible para el simulacro de la Calle de la Amargura. En la hermandad del Silencio, el Evangelista ya era titular en las reglas de 1356, aunque un grabado de 1611 está la Virgen sola. Pero, poco después, quedó ya fijada la iconografía de san Juan, al estilo de Felipe IV, con su perilla y bigote, que se desarrolló hasta el siglo XVIII, culminando en el amable “Juanillo el de la Palma”, como lo llamó Núñez de Herrera.17

La Virgen con san Juan y las Marías camino del Calvario
Valdés Leal, óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes

Sevilla siempre ha entendido el pasaje en toda su significación. Ahí está el cuadro de Valdés Leal del Museo de Bellas Artes, pintado, junto con otros momentos (pasos) de la Pasión, entre 1656 y 1659, al parecer por encargo de un particular.18

Y ahí está el paso de palio, descriptivo pero con un valor narrativo, donde vemos a veces a María generalmente con el pecho atravesado por un simbólico puñal y, en señalados casos, acompañada del joven discípulo. Así está la Virgen de la Amargura, tras el Desprecio de Herodes. Así la vemos andar también tras Jesús Despojado y tras Jesús ante Anás. Y atendemos también a la sacra conversación de la Virgen del Sol con Juan y la Magdalena, que recupera una iconografía que se había perdido.19

María Santísima de
la Concepción
Pues bien, este sentido narrativo, evangélico, es patente, sobre todo, en las representaciones en las que los dos pasos, el de Cristo y el de palio escenifican la Calle de la Amargura, porque en ellos toda la cofradía es comitiva y todo el pueblo sevillano es pueblo de Jerusalén, la estación de penitencia se convierte en simulacro de la Vía Dolorosa y todas las calles de la ciudad son las calles de la Amargura. Se alcanza así la máxima excelsitud en la escenificación: Cristo va delante, en su paso, cargando con la cruz; la Virgen María, su madre, va detrás, con san Juan Evangelista, transida de amargo dolor y honda amargura, a duras penas recuperada del pasmo. Así lo sentimos al despedir el Jueves Santo, con el Señor de Pasión y la Virgen de la Merced, y al comenzar la madrugada del Viernes Santo, con el Nazareno del Silencio y la Virgen de la Concepción, que lleva el pasmo retratado en su cara. Y, sobre todo, con el Gran Poder y la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de la hermandad que ya daba culto a María en los brazos de san Juan en el siglo XVI y que sigue siendo en el XXI exponente de la máxima coherencia nazarena.

María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso,
acompañada de san Juan Evangelista


1. Rut, 1, 20
2. Evangelio de san Lucas, 23, 27-31
3. Nicodemo. Acta Pilati según Tischendorf, Constantin von. Recesión B, X 1. También recogida en www.lagubiayeltas.us
4. Abades, Jesús y Cabaco, Sergio. Vía Dolorosa. La iconografía penitencial de la Virgen de la Amargura en Andalucía
5. Jiménez Rodríguez, Javier. El pasmo, una singular devoción mariana (www.cofrades.sevilla.abc.es)
7. Se recomienda leer en este blog el capítulo 9 de la serie Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Recogimiento claustral y penitencia exaltada, buscando el Cielo, y el capítulo 6 de la serie Sevilla salomónica, titulado Desde Sevilla a Jerusalén… y al Cielo.
8. González Gómez, Juan Miguel y Roda Peña, José. Imagineros e imágenes de la Semana Santa sevillana, dentro de la obra Las cofradías de Sevilla en la modernidad
9. Pseudo-Bonaventura es el nombre dado de forma genérica a los autores de unas cuantas obras devocionales que en su época se creyó que eran obra de san Buenaventura (www.es.wikipedia.org). También www.contrapasmo.blogspot.com.es
10. Abades, Jesús. La devoción a la Virgen de los Dolores a través de las cofradías de penitencia (www.lahornacina.com)
11. Evangelio de san Lucas, 2, 35. El primer dolor es la propia profecía en el momento de la Presentación, el segundo es la huida a Egipto, el tercero es la pérdida de Jesús en el Templo, el cuarto es el encuentro en la Calle de la Amargura, el quinto es la muerte de Jesús, el sexto es el descendimiento y el séptimo es el entierro (www.es.wikipedia.org).
12. Radzivili, Nicolás Cristóbal. Hierosolymitana Peregrinatio
14. Brown, J. El Triunfo de la Pintura, citado en El Pasmo de Sicilia (www.es.wikipedia.org)
15. Serrano Ortega, Manuel Noticia histórica-artística de la sagrada imagen de Jesús Nazareno, que con el título del Gran Poder se venera en su capilla de San Lorenzo de esta ciudad
16. Roldán, Manuel Jesús. San Juan Evangelista en la Semana Santa de Sevilla (www.sevilla.abc.es)
17. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías sevillanas
19. Carrero, ob.cit.


miércoles, 4 de marzo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (2: EL CENTRO DEL MUNDO)

¿Podemos imaginarnos una montaña dentro de una cueva?

La piramidal montaña, como la gruta, es concepto primordial de lo sagrado, símbolo universal de elevación espiritual y de meditación, de trascendencia y eternidad. En ella están la verticalidad y la altura. Para el pueblo que habita en las inmediaciones de una montaña, ella será “el ombligo de la tierra”, porque la considerará es “el punto donde dio comienzo la creación”.1

La piedra, representación reducida de la montaña, es la solidificación del ritmo creador, libre de decadencia y de muerte, y representa, desde la más remota antigüedad, la unidad y la fuerza estática. A falta de montaña, o incluso a veces en una montaña, la piedra ha sido para muchos pueblos el medio de señalar su centro del mundo.2

El sueño de Jacob de José de Ribera.
Óleo sobre lienzo. Museo del Prado
www.tuitearte.es
Un betilo es una piedra sagrada. Aunque no todos los betilos tenían origen celeste, el nombre designa a los vestigios de meteoritos, “piedras de rayo”.3 Para el hombre primitivo, el meteorito era símbolo de vida espiritual derramada sobre la Tierra; era el fuego cósmico, creativo y fecundo, mensajero de las estrellas, símbolo de revelación.4 El nombre proviene de la voz hebrea Beith-El, casa de Dios, desde que Jacob llamó Betel al lugar –tremendo lugar, antes llamado Luz–, donde Dios se le había manifestado en sueños, para luego, muy de mañana, alzar a modo de estela la piedra que había tenido por cabecera y sacralizarla derramando aceite sobre ella.5 Se dice que Beith-El se convirtió luego en Beith-Lehem, casa del pan, la cueva donde nació Cristo. El betilo y Belén tienen la misma raíz y contienen el mismo concepto: la casa de Dios, como también es casa de Dios la propia Virgen (Betulah en hebreo).6

Piedra de los Deseos,
en Arjona (Jaén)
El betilo, eje del mundo siempre para el pueblo que lo entronizaba, podía tener forma esférica o cilíndrica pero también podía ser cónico, como la piedra negra de Cibeles, o incluso ovoide, en referencia directa a otro concepto: el del “huevo del mundo”. Incluso podía estar representado por un montículo, imagen de la montaña sagrada.7 Aun hoy perviven betilos, como el profético ónfalo (omfalós, ombligo), que Zeus dejó en el templo de Delfos, centro espiritual de la Grecia antigua. También abundan en Irlanda, el país de los celtas. Y un ejemplo notable es el betilo de Kermaria, en Francia, con forma de cono regular, redondeado en el vértice, con una línea sinuosa en la parte inferior que no puede ser otra cosa que la estilización de la serpiente.8 En Arjona está, junto al santuario de las Sagradas Reliquias y a las cruces de Calatrava, la piedra de los Deseos, un formidable betilo que apareció en las excavaciones de la antigua catedral gótica de Jaén.9

En el camino de los israelitas hacia la tierra prometida, el centro del mundo se identificaba de forma natural con el mishkán, el habitáculo y sede de la shejináh, la presencia divina. Este primer espacio sagrado de la Biblia se montaba en cada nueva ubicación en el lugar que se identificaba como punto central, en torno al cual se erguía todo el enclave.10

La simbología de la montaña es rica en Tierra Santa. En el monte Sinaí, Moisés recibió las tablas. El templo de Salomón se levantó en el monte Moriá. Están los montes específicamente asociados a Cristo, como el Tabor y, por supuesto, el monte de los olivos de Getsemaní y el Calvario. Pero la sinécdoque de la propia ciudad y de toda la tierra de Israel es el monte Sion, el lugar del cumplimiento de la promesa de la tierra esperada, en las afueras de la ciudad vieja, el sitio donde están la tumba de David, el cenáculo de la última cena de Jesús y la abadía benedictina de Hagia María, dedicada a la Dormición de la Virgen.11

Rótulo de la plaza de Monte-Sión
En Sevilla, los dominicos dedicarían en 1559 su convento de la calle Feria a Santa María del Monte Sion,12 y cada Jueves Santo vemos proyectado, bajo palio, este culto a la Virgen sionista de la montaña en la Virgen del Rosario.13

Pero no nos adelantemos. La devoción a la Virgen María experimentó un salto cualitativo entre los siglos XI y XIII en Europa. Se hacía necesario cristianizar un culto pagano ancestral y persistente, aunque la Iglesia era consciente del peligro de que se prestara menos atención a Jesucristo. Los benedictinos y sobre todo San Bernardo tuvieron mucho que ver en la iniciativa. Los templarios contribuyeron decisivamente a la difusión del culto a las Vírgenes Negras,14 cuya iconografía era la de la Kiriotissa, trono de la sabiduría. Y se edificaron santuarios para Vírgenes Negras en “lugares de poder”, polos de energía vivificante y fuentes de alivio y paz, en muchos de los cuales se veneraba antes una piedra santa, un betilo, que identificaba el lugar como morada del alma y centro del mundo, caverna del huevo primordial, matriz de la tierra, desde donde la diosa madre fecunda proyectaba su fertilidad en las mujeres, en el ganado y en los campos…15

Cruz sobre peana de piedra
en la parroquia del Divino Salvador
Las Vírgenes Negras solían representarse sobre una gran peana, esférica y descomunal, que muchas veces era la primitiva piedra que recibía culto en el santuario pagano, sobre la que a veces se colocaba una cruz. La asociación de la piedra con la Virgen se vio favorecida definitivamente cuando María se apareció sobre su peana de piedra, el Pilar por antonomasia, al apóstol Santiago.16 Hay que recordarlo, entre otras razones, porque la Virgen del Pilar es patrona también de Sevilla desde que los soldados navarros que participaron en la conquista de la ciudad en 1248 trajeron la advocación.17 Y porque también hay una hermandad de la Virgen del Pilar en San Pedro.

Un santuario fundamental, de los erigidos en montañas, fue el de Rocamadour (la Roche d’Amadour, la Roca de Amador) en Quercy, en el camino francés a Compostela, en un lugar rodeado de importantes posesiones templarias. La devoción a Nuestra Señora de Rocamadour, protectora de embarazadas, madres y niños, vino a Estella y a Sangüesa, en el Camino de Santiago español,18 y se cuenta que Felipe de Castilla, el hijo templario de Fernando III, que estaba destinado a ser arzobispo de la ciudad pero tomó otra decisión, trajo la imagen pintada de Rocamador que le habría regalado su tío san Luis para el hospital de ancianos franceses que había junto a la iglesia de San Lorenzo.19

Réplica de la
Virgen Negra de
Montserrat, en la
capilla sevillana
de Montserrat
En Cataluña se erigió el santuario de Montserrat. Y en Sevilla, el Viernes Santo, la Virgen de Montserrat de la hermandad sevillana fundada por catalanes nos recordará a Nuestra Señora de la montaña serrada, la “Moreneta”, a la que le cantan en su himno: “Tu nombre dé principio a nuestra historia / que Montserrat es nuestro Sinaí. / Seamos pues las gradas de la gloria: / ese peñón creado para ti”.20

Retablo cerámico de Nuestra Señora
de la Cabeza, en San Juan de la Palma.
Se aprecia la gran peana de plata.
Pero  el ejemplo más notable de Virgen Negra de la montaña andaluza es el de Nuestra Señora de la Cabeza, cuyo primer santuario en el cerro de la Cabeza (o del Cabezo), en la sierra de Andújar, se construyó entre 1287 y 1304 en el lugar donde había aparecido la imagen de la “Morenita” en 1227.21 La Virgen de la Cabeza mantuvo su piedra, aunque cubierta por un gran frontal de plata.22 Hoy, esta gran peana sigue siendo signo identitario de la imagen, que procesiona en su romería bajo el palio de un templete de columnas salomónicas, figurando la sevillana hermandad de San Juan de la Palma entre las asistentes.23 Y veremos también el Miércoles Santo a la Virgen dolorosa de la Cabeza, de San Vicente, bajo un palio que recuerda al santuario. Hay que recordar que la devoción la trajeron a Sevilla los caballeros de Calatrava, que en el camino hacia la conquista de esta nuestra ciudad, nueva Jerusalén de Occidente, tenían a su cargo el enclave de Andújar,24 con la colaboración de los templarios.25

Peana de Nuestra Señora del Socorro
www.elforocofrade.es
En Sevilla, en la segunda mitad del siglo XVII se hizo preceptivo el uso de la peana en los pasos de palio.26 No podemos concebir un paso de palio sin peana.27 Realmente, la peana es la base, el soporte para la línea axial del paso de palio, porque la Virgen dolorosa será para muchos, sobre su peana y coronada bajo la gloria, el centro del mundo, la casa de Dios, el tabernáculo que procesiona en estación de penitencia en la cueva de su paso.



1. Eliade, Mircea. Imágenes y símbolos. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
2. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
3. Plinio el Viejo. Historia Natural
4. Ibíd. 2
5. Génesis, 28:17-19. En los textos bíblicos aparece el lugar calificado de “venerando”  a “terrible”. Se me antoja que el adjetivo “tremendo” es apropiado.
6. Agüero de Chazal, Ana Emilia. La Virgen como Casa de Dios (www.symbolos.com)
7. Guénon, René. El Rey del Mundo
8. Loth, M.J. Estudio de en la Revue des Études Anciennes, de julio de 1915, citado por Guénon, ob.cit. También www.es.wikipedia.org
9. Eslava Galán, Juan. Templarios, Griales, Vírgenes Negras y otros enigmas de la Historia
10. Ibíd. 2
12. Pérez Cano, María Teresa. Patrimonio y Ciudad. El sistema de los conventos de clausura en el Centro Histórico de Sevilla.
13. La hermandad se titula de Monte-Sión (con tilde en la o). Se recomienda leer en este blog el capítulo 23 de la serie Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado El alma del Rosario, el emblema del predicador y la encomienda del Bautista.
14. Alarcón Herrera, Rafael. La huella de los templarios: tradiciones populares del Temple en España
15. Eslava, ob.cit.
16. Eslava, ob.cit.
17. Chaves, Manuel. Páginas sevillanas
19. Se recomienda leer el capítulo 12 de la serie de este blog La casa de la Pajería y sus circunstancias, titulado Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
22. Eslava, ob.cit
23. Agradezco la atención de la hermandad de la Virgen de la Cabeza de Sevilla.
24. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes sevillanas.
25. Romero Gómez, Juan Antonio. Los templarios en el Reino de Sevilla
26. González Gómez, Juan Miguel. Sentimiento y simbolismo en las representaciones marianas de la Semana Santa de Sevilla, en Las cofradías de Sevilla. Historia, Antropología, Arte
27. La peana es una presea asociada a la Virgen María, hasta el punto de que incluso hay peanas en algunos pasos de misterio pero de significación profundamente mariana, como el de la Soledad de San Lorenzo o incluso el piadoso misterio de los Servitas.