jueves, 26 de febrero de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (1: EL PASO DE PALIO, FORMA CORPÓREA DEL CONCEPTISMO Y DEL CULTERANISMO, TRIUNFO DEL BARROCO)

En el transcurso del siglo XVII, en el proceso de formación del Barroco sevillano, la ciudad se atrevió a colocar un palio sobre sus imágenes de la Virgen María. O mejor, se atrevió a ver a la Virgen bajo un palio. O mejor aún, se atrevió a verla dentro de un palio. Tal vez la idea fue crearle un tabernáculo en el que pasearla en triunfo ante un pueblo gozoso y entusiasta. El sentido del tabernáculo (mishkán, morada en hebreo) es precisamente la movilidad. La “tienda del encuentro” fue el santuario móvil que construyeron los israelitas siguiendo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Sinaí.1

Dibujo de paso de palio, de Lucas Valdés (ca. 1660)
Archivo de la Catedral de Sevilla
En Sevilla, la primera estampa de paso de palio la tenemos en la Virgen de la Concepción del Silencio, en un grabado de 1611. Aunque al principio los pasos de palio eran sencillos y austeros, ya en 1610 y 1614 se consignan cantidades para costear bordados.2 Para la Iglesia oficial, el palio mariano sevillano era una osadía, porque se entendía que, como tabernáculo, debía reservarse para Dios. Una de las autoridades religiosas de la Sevilla de la época, Alonso Sánchez Gordillo (1561-1644), abad mayor de los beneficiados de la parroquia de la Magdalena y luego abad de la universidad de beneficiados de San Juan de la Palma, conocido como el Abad Gordillo, escribió sobre 1630 sus Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana, un texto precursor de las guías de Semana Santa. En la obra, al referirse a la Soledad de San Lorenzo, especificaba: “han introducido contra la verdadera representación del misterio y estación de su cofradía llevar a la santa imagen cubierta con palio” y “no se ha de creer que estaba retirada; como se representa con el hábito de viuda en ningún palio suntuoso, ni debajo de un dosel de estado, pues eso se ha de entender llevándola con palio”.3

La transición del manierismo al barroco es uno de los periodos más apasionantes de la historia del arte, porque se quería dar forma a las ideas.4 Sin duda estaba cambiando la forma de devoción, con toda la problemática inherente. En un momento en el que empezaba a haber abusos y desórdenes, el abad se lamentaba: “se ha reducido todo a seguir la novedad y galas que se permiten” y “la sangre de color rojo ya se derrama de mala gana”.5

Ejemplar de los Conceptos Espirituales y
Morales
de Alonso de Ledesma
www.librosmelior.org
En 1600, Alonso de Ledesma había publicado el primer tomo de sus Conceptos espirituales, abriendo el camino a una nueva forma de escribir, en base al concepto. En el tomo hay conceptos referidos a la vida de Cristo, a la Trinidad, a la concepción y la vida de María, a la Eucaristía, a los apóstoles, evangelistas, mártires y otros santos y personajes bíblicos. En 1608 publicaría el segundo tomo sobre escenas de la vida de Cristo y de María, poemas a virtudes teologales y nociones abstractas como fama, prudencia, verdad, hermosura, lágrimas o esperanza, y coloquios entre Dios y el hombre o entre el cuerpo y el alma. El tercer tomo, en 1612, ofrecía escenas de la Natividad, la Pasión, la Resurrección y la Ascensión, y poesías a la Virgen en sus fiestas.6

Retrato de Baltasar Gracián, de
Valentín Caldereda
www.commons.wikipedia.org
En la literatura barroca, el conceptismo es la opción basada en la asociación ingeniosa de palabras e ideas, el resultado de la síntesis del humanismo y del dogmatismo tridentino, la solución del choque de dos corrientes: la que quería lanzarse al futuro valientemente y de la que estimaba preferible un prudente conservadurismo, fuertemente anclado en la fe. Lógicamente, se buscó la concisión en la expresión, la intensidad semántica, la polisemia, lo sentencioso… Se concentró el máximo pensamiento en la justa forma, se creó un lenguaje figurado y críptico en el que nada de lo expresado sobraba, un lenguaje singularizado y refinado cortesanamente que abandonaba la llaneza renacentista.7 El concepto se conformó así como “un acto de entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos”.8

Y, dentro o fuera del conceptismo, el culteranismo, el arte de los emblemas y alegorías, buscó la perífrasis embellecedora, intensificando la expresión y latinizando la sintaxis. No deja de ser curioso que Góngora, el mayor exponente de esta corriente naciera en Córdoba, patria del lacónico y estoico Séneca. Si el conceptismo puro era intenso, el culteranismo era extenso.

Pero el Barroco no fue solo literatura, como sabemos, y es lógico buscar analogías con otras disciplinas. Así, debemos preguntarnos: ¿hay conceptismo y culteranismo en la pintura barroca, en la imaginería barroca, en la retablística barroca, en la arquitectura barroca, en la que las curvas barrocas que rompieron la rectitud renacentista?, ¿en las cofradías, que surgieron y se hicieron en la Contrarreforma, sintetizando el humanismo y el dogmatismo en cristocentrismo?, ¿en el proverbial marianismo sevillano?, ¿en el paso de palio?... La siguiente cuestión sería: ¿siguen vivos el conceptismo y el culteranismo en la Semana Santa sevillana, en la que pervive el Barroco?, ¿están presentes, por lo tanto, en el paso de palio? Y todas las respuestas tienen que ser afirmativas.

Salida de Nuestra Señora del Subterráneo
Foto: Jaime Galán
www.costalerodepalio.blogspot.com.es

El paso de palio, como tabernáculo, es altar y trono itinerante, pero, a diferencia del paso de Cristo, no refleja un momento evangélico concreto, no pretende testimoniar un paso dado por el protagonista. Por algo se habla de “paso de palio más que de “paso de Virgen”. El mensaje del paso de palio es conceptual, simbólico. Recordemos que el símbolo, expresión del conocimiento metafísico, que ya aparece en Platón,9 es la analogía entre la idea y la imagen que la representa; sugiere, no expresa; es sintético, no analítico; es espiritual (o intelectual, si lo preferimos) y no tiene –ni necesita– la racionalidad del lenguaje; no tiene que ser explicado, sino comprendido; es intuitivo por encima de la razón, y va mucho más allá de lo sentimental. Y el paso de palio es una recopilación armónica, rotunda y rica, de elementos permanentes y perecederos, con la doble simbología de lo eterno y de lo efímero; es un compendio de conceptos que convencen “a través de la maravilla y el deleite” y que provocan la participación activa del espectador, que tiene que ser capaz de “descifrar el mensaje”.10 Pero el conceptista paso de palio es también paradigma de culteranismo por su riqueza expresiva, por los roleos barrocos equiparables formalmente a la hipérbole, por la profusión de detalles, inabarcable para cualquier observador, por la riqueza más expresiva que material de sus enseres, por el primor del atavío de la imagen, de las flores o de las velas rizadas…

María Santísima de Regla.
con una espiga de oro en su mano izquierda
www.artesacro.org
Ciertamente, en nuestra época se ha perdido mucho la mentalidad simbólica, el lenguaje sintético y espiritual de la ciencia sagrada que es la metafísica.11 Pero, quizá por esa misma razón, el paso de palio suspende el tiempo, liberándonos del utilitarismo reinante y manteniendo viva la llama del símbolo que supone la recuperación de valores extraviados. ¡Qué más da que tenga detractores! Después de todo ya sabemos que el hombre se inclina de forma natural a desconfiar de lo que no comprende.12

En las sucesivas entradas veremos la rica simbología conceptual de la cueva luminosa que es el paso de palio, que puede ser considerado incluso como figura de la propia Virgen María a la que cobija.

María Santísima de Guadalupe
www.cruzalzada.com

Y, para introducir el tema, el primer símbolo, el primer concepto que hay que tratar es el de la propia juventud de la Virgen, fuera de toda lógica histórica y natural. ¿Por qué la Virgen es representada con menos edad aún que Cristo? ¿Nos lo hemos preguntado o simplemente lo aceptamos? No pretendo tener la respuesta, pero sí me gusta reflexionar sobre ello. Está claro que la juventud de María es en sí un concepto, un valor. Y ese valor tiene que estar en relación coherente con la primavera, porque la juventud es la primavera de la vida.13 Cuando a Miguel Ángel le reprocharon la juventud de su Piedad, el artista renacentista italiano alegó que esa juventud era un “reflejo simbólico de la virginidad”.14 Era un genio.



1. Éxodo, 25-31
2. Martínez Alcaide, Juan. La Virgen Dolorosa y el paso de palio, Sevilla penitente, tomo II
3. Sánchez Gordillo, Alonso. Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana, citado por Sánchez Herrero, Juan. Sevilla barroca (1581-1700) Historia de la Iglesia de Sevilla (VV.AA.). También, Sol, Inma del. El Abad Gordillo, un rancio del siglo XVII (www.cofrades.sevilla.abc.es)
4. Ibíd. 2
5. Ibíd. 3
6. Ledesma, Alonso de. Conceptos espirituales y morales, citado por Correa, Gustavo en El concepto sagrado de Ledesma
8. Gracián, Baltasar. Agudeza y arte de ingenio
9. Platón. Diálogos
10. Periñán, Blanca. Ciencia de la poesía y el conceptismo
11. Asti Vera, Armando. Fundamentos de la filosofía de la ciencia
12. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
13. Se recomienda leer el último capítulo, número 36, de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado La cruz, el rosario y el pueblo hispalense.
14. Ibíd. 2


viernes, 20 de febrero de 2015

A LA MACARENA

Sevilla creyó un día
poder trocar tiniebla en alborada,
hacer de esta hora fría
oración entregada,
y fue posible el sol de madrugada.

Sevilla soñó un día
vivir la buena nueva del mañana.
Se encomendó a María
y la sintió cercana,
mujer sin mancha, perla sevillana.

Sevilla anheló un día
ver el alba al final de la negrura,
siguió su clara guía
y halló en la noche oscura
de alma el bálsamo de su dulzura.

Sevilla escuchó un día
el armonioso canto de la gloria,
sublime melodía,
leal dedicatoria,
fiel coro angelical por su victoria.

Sevilla entendió un día
que la resurrección era alcanzable
y vivió la alegría
de la gracia incontable
y de la plenitud indescifrable.

Sevilla quiso un día
convertir las tristezas en fulgores,
el llanto en fantasía,
las penas en clamores,
y dio forma al querer de sus amores.

Sevila anduvo un día
el camino de amor del paraíso
rindiendo pleitesía
–dichoso compromiso–
a la que es Reina porque Dios lo quiso.

Sevilla encontró un día
un sentido feliz de penitencia
haciendo compañía
a la eterna inocencia
que impera tras la sórdida Sentencia.

Sevilla aprendió un día
a ser el aire para un palio en vuelo,
se hizo candelería,
se transformó en pañuelo
y presintió subir con Ella al cielo.

Sevilla esperó un día,
y descubrió, en esa su Esperanza,
la luz de mediodía,
los vientos de bonanza,
y en María encontró su semejanza.

Y en la Virgen confía
sabiéndose de Gracia de Dios llena.
¡Venturoso fue el día
en que vio, enhorabuena,
que aquí bajó a vivir la Macarena!


viernes, 13 de febrero de 2015

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (Y 36: LA CRUZ, EL ROSARIO Y EL PUEBLO HISPALENSE)

De una forma o de otra, muchas hermandades del Rosario han llegado a nuestros días: San Jacinto, San Julián, el Salvador, San Pedro, San Vicente, Santa Catalina, San Andrés, los Humeros, Dos de Mayo… Y hay nuevas hermandades como las del Barrio León o San Jerónimo. Y también en muchos pueblos de la provincia la Virgen del Rosario es patrona o titular de una cofradía.1 

Detalle de fachada de la
calle San Vicente
La devoción está tan viva en Sevilla, y es tan popular, que incluso vemos en la calle San Vicente un retablo de la Virgen del Rosario como patrona de una casa.

En Triana pervive la hermandad de Madre de Dios del Rosario, de la parroquia de Santa Ana, que creció gracias a las misiones jesuíticas de 1679. Tuvo un pleito con los dominicos de San Jacinto por la advocación y se vio obligada a cambiar el nombre de su titular por el de Madre de Dios. En 1750 fue reconocida como ilustre. Hoy, la reorganizada Antigua Archicofradía, Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de la Madre de Dios del Rosario Patrona de Capataces y Costaleros, es una verdadera institución de gloria mariana en el barrio y en Sevilla toda.2 

Balcón de la casa de hermandad del la Macarena
par la procesión de la Virgen del Rosario
La hermandad del Rosario de la Macarena remonta sus orígenes al año 1702 en la parroquia de San Gil. Se rigió al principio por las reglas de la hermandad del Rosario de Santa Catalina, aunque tuvo licencia del prior del convento dominico de San Pablo el Real, a cuya primitiva hermandad rosariana estaban agregados los hermanos de San Gil. Entre 1790 y 1793, con estatutos aprobados, se agregó, por disposición del Consejo de Castilla, a la hermandad de la Macarena. La imagen de la Virgen, que estuvo en el altar mayor de San Gil, está atribuida a Duque Cornejo (1677-1757), aunque el Niño Jesús es anterior, de las primeras décadas del XVI. Hoy, la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena mantiene como una de sus banderas la devoción a su titular del Rosario, dedicándole el mes de octubre, el mes que es rosariano por ser el de la victoria de Lepanto.3

Detalle de la bambalina frontal del palio de
María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos
La devoción a la Virgen del Rosario, inicialmente gloriosa, ha dado origen en la ciudad, como es natural, a una advocación penitencial, identificada únicamente, hasta no hace mucho, con la cofradía de Monte-Sión. Después de todo, también hay misterios dolorosos. Sin duda, la titularidad de la advocación es un triunfo de esta hermandad, que siglos atrás tuvo que renunciar a ella tras la consabida controversia con los muy importantes predicadores de San Pablo el Real.4 Pero la Pontificia, Real, Ilustre y Antigua Hermandad Dominica y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto, Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos Coronada y Santo Domingo de Guzmán,5 la cofradía que llegó al antiguo convento dominico de la calle de la Feria procedente quizá de la ermita de Belén, junto a donde había estado el convento de Calatrava, ha mantenido la fidelidad con el ideario del santo Guzmán, por encima de todo. Y la Virgen del palio de encaje y del manto blanco fruncido, la que sigue a la Oración en el Huerto, la que escucha cada Jueves Santo la música del tintineo de los rosarios que cuelgan de los varales del palio, ha cuidado en solitario la llama penitencial de la devoción rosariana en Sevilla.6

Paso de Nuestra Señora del Rosario
Doloroso, del Polígono de San Pablo,
con el manto cedido por la hermandad
de la Macarena, como salió por
primera vez el Lunes Santo, en 2008

Así ha sido hasta que ha venido a completar el Lunes Santo la Fervorosa y Trinitaria Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, Nuestra Señora del Rosario Doloroso, San Juan de Mata y San Ignacio de Loyola, del polígono residencial que lleva el nombre del mismo santo que se cayó del caballo, el santo al que dedicaron los dominicos su primer convento sevillano.7

Y está también ahí la Agrupación Parroquial del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús de la Esperanza en el Puente del Cedrón, María Santísima del Rosario, Virgen de la Medalla Milagrosa y San Juan Evangelista.8

Despedimos ya las cruces de Calatrava dominicas sevillanas. Y lo hacemos en Semana Santa, porque las encontramos cuando contemplamos frente a frente dos pasos de palio de transparentes bambalinas, cercanos entre sí en el tiempo y en el espacio: el de Monte-Sión, cuyo nombre es referencia de Tierra Santa y cuyos nazarenos llevan en homenaje a santo Domingo el blanco matizado de sus túnicas junto al negro de sus antifaces, y el de la Macarena, de la hermandad fundada por hortelanos que tomó el nombre del arrabal más antiguo de Sevilla, que ya existía en tiempos romanos como finca de Macario.9 

La Semana Santa es el momento de la fe en la Resurrección de Cristo, que es también la resurrección de todos; es la hora de la convicción en la regeneración, porque es la fiesta de la “expulsión anual de los demonios, enfermedades y pecados”; es la ceremonia anual de la renovación, incluso cósmica, del ciclo de la vida; es el tiempo de la fertilidad de la tierra, de la fecundidad de las huertas, de las flores de los jardines; es la ocasión de confiar en la cosmogonía que vence cada año al caos y de esperar, en definitiva, un mundo mejor, una nueva existencia con “virtualidades vírgenes”. Si para toda cultura agrícola la mujer es encarnación de la vida, para Sevilla esta simbología es reforzada, en su dimensión cristiana, por la Virgen María, que representa los aspectos más esperanzados del catolicismo en general y de la religiosidad sevillana en particular. El marianismo de Sevilla tiene sin duda fundamentos ancestrales, sin defecto de que celebremos los episodios históricos que le han dado forma.10 Y el paso de palio, trono itinerante de María y cueva luminosa, es imagen de la exaltación de la naturaleza que eclosiona en el equinoccio, victoria de la primavera sobre el invierno, de la luz sobre las sombras, del día sobre la noche; y es plasmación platónica del Paraíso y umbral del Cielo para el cristiano, porque retrata la victoria de la gracia sobre los pecados, que van delante con Cristo porque Él quiso cargar con ellos. En conclusión, la Virgen bajo palio anuncia la gloria tras la Pasión y la Muerte.11

Detalle de la bambalina frontal del paslio
de María Santísima de la Esperanza Macarena
Resulta que cerramos la serie hablando de la Macarena. Está bien, porque la Macarena tiene la aureola de ser la Esperanza de Sevilla. Acaso, algún mandato superior obliga a pregoneros y cronistas, a artistas y filósofos, a culminar cualquier obra con una referencia, una evocación, una dedicatoria, una exaltación, un poema, una oración a la Macarena… ¿Será por ser la Macarena paradigma de la Virgen dolorosa sevillana, aunque, a diferencia de todas las demás, parece esbozar ya una sonrisa? ¿Será precisamente por la sonrisa? ¿Será porque sale –cuando entra la Virgen del Rosario de Monte-Sión– con las tinieblas de la madrugada y se recoge, tras una nueva aurora, en la arcaica huerta, ya con el triunfo del día, en nuevas horas en las que ya luce esplendorosa la nueva estación, con su fuerza y su sensualidad?12 ¿Será tal vez porque la Macarena suspende a su paso el tiempo de la historia y nos proyecta in illo tempore, restaurando un tiempo puro y primordial? Será sin duda por todo ello y por mucho más, porque, como ya hemos visto, la Macarena es arquetipo de la eterna expectación, del eterno anhelo,… de la esperanza en el eterno retorno de la primavera.13



1. Romero Mensaque, Carlos José. Hermandades del Rosario en Sevilla (www.rosarioensevilla.org). También del mismo autor y en la misma web, Génesis de la Devoción. Los Rosarios Públicos. Historia de la Devoción
3. www.hermandaddelamacarena.es. Se recomienda leer el capítulo 16 de esta serie, titulado Administrando la justicia de Dios y la devoción a su Madre.
4. Ibíd. 1
5. Hermandad de Monte-Sion (www.es.wikipedia.org).
6. Se recomienda leer los capítulos anteriores de esta serie, Y especialmente el capítulo 23, titulado El alma del Rosario, el emblema del predicador y la encomienda del Bautista.
9. Arrabal de la Macarena (Sevilla) www.sevillapedia.wikanda.es
10. Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno
11. Moreno Navarro, Isidoro. La Semana Santa de Sevilla. Del mismo autor, Las cofradías sevillanas en la época contemporánea. Una aproximación antropológica, en Las cofradías de Sevilla. Historia, antropología, arte
12. Ibíd. 11
13. Ibíd. 10


viernes, 6 de febrero de 2015

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (35: MISCELÁNEA DE ARISTOCRACIAS, INCLUIDOS UN CONVIDADO DE PIEDRA Y SU HIJA)

Hay cruces flordelisadas en el paisaje sevillano, aunque algunas hay que buscarlas. Hay que entender, por tanto, que el espíritu de la caballería que inspiró el emblema, de alguna forma, sigue vivo. Ya sabemos que por un lado están los caballeros de las órdenes y por otro están los linajes que usan la cruz, por razones que es difícil escudriñar en muchos casos. Sugiero, para cerrar el tema en lo referente al uso nobiliario de las cruces de Calatrava en Sevilla, visitar algunos lugares.

Escudo de una de las torres en la
hacienda de Castilleja de Talhara,
en Benacazón
Empecemos por la provincia. La hacienda y las ruinas mudéjares de la ermita de Castilleja de Talhara se encuentran junto a la carretera que une Aznalcázar y Benacazón. La villa, sobre lo que fue alquería musulmana, fue fundada en 1369 por el veinticuatro Alonso Fernández de Fuentes y acrecentada en 1603 por Gaspar Ortiz Melgarejo. En 1666, Alonso Fernández Marmolejo, caballero de Santiago y señor de Almensilla, y la señora de Castilleja de Talhara, Isabel Ortiz Melgarejo, levantaron la capilla para albergar la imagen de Nuestra Señora de Consolación, aparecida, según la tradición en 1477 en el lugar desde entonces llamado Pocita de la Virgen. Una inscripción en la cruz de la ermita detalla la historia.1 El lugar pasó a principios del siglo XVIII al marquesado de las Torres de la Presa, cuando los descendientes de Catalina Gaviria y Zubizarreta y su segundo esposo, Andrés de Madariaga e Iturbe, agregaron a dicho marquesado el señorío de Castilleja de Talhara y el condado de Casa Galindo, además de la pertenencia a las órdenes de Alcántara y Malta y a la Real Maestranza de Caballería.2 La familia Gaviria, guipuzcoana, establecida en Carmona desde el siglo XV, traía historia relacionada con las órdenes de Calatrava y Santiago, pero también con la batalla de las Navas de Tolosa, lo que podría explicar la cruz de gules hueca, según aparece en el blasón en el interior de la hacienda.3 En 1838, los herederos condes de Casa Galindo, Andrés Lasso de la Vega y Blanca Fernández de Córdoba, levantaron de nuevo los cimientos. Y en 1888 la hacienda tomó su aspecto actual, con las dos torres y los dos escudos: En el de la torre de la derecha (la izquierda según la vista) está la salutación angélica de los Lasso de la Vega, con los roeles en sotuer con las cuatro estrellas de los Madariaga y con una cruz de Calatrava, que puede provenir de los Gaviria, por las Navas de Tolosa (aunque también los Melgarejo traen la cruz flordelisada de oro por su intervención en las Navas de Tolosa, y por otra parte García Lasso de la Vega, sobrino del marqués de Santillana, fue caballero de Alcántara en el siglo XVI). En el otro escudo está Boabdil, en las armas de los Fernández de Córdoba.4

Escudo de Torrenueva en la fachada
de la Casa de los Artistas, en la calle Feria
Después de esta excursión, volvamos al centro de Sevilla, para ver la Casa de los Artistas, que fue palacio del mariscal Gonzalo Arias de Saavedra, de la estirpe de los condes de Castellar, y pasó luego por varios propietarios hasta que en el siglo XVIII la compró el marqués de Torrenueva, cuyo escudo aparece en el moldurón de estilo gótico de la fachada frente al inicio de la calle Feria.5 El marquesado de Torrenueva (por la hacienda también llamada de Mateo Pablo, en Alcalá de Guadaíra) fue concedido por Felipe V en 1732 a Mateo Pablo Díaz de Lavandero y Martín, caballero de Santiago, veinticuatro de Sevilla, alguacil mayor de la Inquisición, secretario de estado de Hacienda, Marina e Indias, a quien se atribuye la creación de la moderna Hacienda española.6 La casa se convirtió en caballerizas y luego en corral de vecinos y de talleres de artistas y artesanos autónomos. Allí estuvo el maestro de baile Pellicet, pero también estuvieron García Ramos, Pinelo, Zuloaga, Bacarisas, Grosso, Rico Cejudo, Pérez Comendador, Brackembury, Ricardo Comas o Buiza. Hoy está preparado para acoger un centro de mayores.7

Escudo de Torrenueva en la fachada
del Corral del Coliseo, en la calle Alcázares
También en el corral del Coliseo, en la calle Alcázares, encontramos el mismo escudo de Torrenueva, porque el marqués lo reconstruyó como corral de vecinos. El lugar había sido en el siglo XVII corral de comedias (“el Coliseo”), uno de los más importantes de Sevilla. Su primer gestor fue Juan de Oviedo y de la Bandera, que fue caballero de Montesa.8 El local sufrió seis incendios, y en 1679 sufrió las consecuencias de las predicaciones de Tirso González, que asociaba la peste a las representaciones teatrales.9 Incluso el insigne calatravo Miguel Mañara escribió un memorial contra las comedias.10 Hoy, rehabilitado manteniendo la estructura, el Corral del Coliseo es edificio de apartamentos y estudios. Y también tenemos el escudo del marqués de Torrenueva en el número 4 de la calle Dos de Mayo, en un edificio que había sido lonja de pescado y en el que hoy hay un bar.11

En los tres edificios, los escudos están montados sobre la Cruz de Santiago pero, mientras en el primero la cruz tiene la clásica forma de espada, en el segundo y en el tercero es flordelisada.

Retrato del XVII duque de Alba
www.ordenesmilitares.es
Como timbres de nobleza, lucían las cruces flordelisadas en las capas de los caballeros de Calatrava y Alcántara. José de Vargas-Zúñiga Sotomayor y Sánchez-Arjona (1782-1866), marqués de Paterna del Campo y de San Bartolomé del Monte, maestrante de Sevilla y alcalde de Cazalla de la Sierra, fue caballero de Alcántara. Y, si hablamos de caballeros de Calatrava relacionados con Sevilla, hay que terminar citando a Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó (1878-1953), XVII duque de Alba entre otros muchos títulos, y padre de la duquesa,12 que sin duda tenía que conservar la hidalguía de los caballeros medievales, puesto que se enfrentó a Franco.

Escudo de la fachada de la casa que fue de
Luis Montoto, en la calle Mateos Gago
Sigamos. Por cierto, ¿hay una Cruz de Calatrava en el escudo de la fachada de la que fue casa de Luis Montoto Rautenstrauch en la calle Mateos Gago? Si fuera así, me gusta pensar que puede ser una cruz flordelisada, distintivo de la Orden de Santiago, que tendría fundamento en el hecho de provenir la familia de una rama asturiana emparentada con Antonio Montoto y Prado, señor de Friol y caballero de Santiago, del siglo XVI.13 No es el escudo del linaje, porque este es el que vemos en la tumba de Luis Montoto en San Bartolomé, con un castillo y un montero.14 En el patio de la casa de Mateos Gago hay un retablo de la Virgen de la Rosa (¿de Jericó?),15 y en el zaguán hay otro retablo, de la Virgen del Pópulo,16 encargado por Santiago Montoto, hijo del ilustre Luis y heredero de su inquietud por la historia de Sevilla.

Santo Domingo de Guzmán
representado en los sepulcros de
los Guzmanes en la parroquia
de Omnium Sanctorum
En Omnium Sanctorum hay dos sepulcros, referidos como de los Guzmanes, con azulejos originales de los siglos XVI y XVII y esculturas yacentes de terracota, atribuidas durante mucho tiempo a Mercadante de Bretaña, aunque hoy se piensa que lo más probable es que sean del siglo XIX. El conjunto funerario sufrió dos incendios en el siglo XX, el último, devastador, en 1936. Parece que muchos azulejos resistieron el fuego, aunque hubo que reponer otros. Los paños laterales representan a santo Domingo de Guzmán y san Ramón Nonato.17 En la pared del arcosolio del conde, a la que está adosado el sepulcro, está el escudo heráldico de la familia, en el que se adivinan las calderas y las sierpes de los Guzmanes.18 En la del arcosolio de la condesa existe otro escudo, con una cruz de Calatrava. En un texto único bajo los dos arcosolios se lee: “Los Excmos Sres Condes de las Torres de Sanchez Dalp mandaron hacer para honrar los venerados restos de sus padres Excmo Sr. D. Miguel de los Santos Sanchez Dalp y Guzman y la Excma. Sra. Maria de los Santos Calonge Fernandez de Granados en esta Santa Iglesia fundada por el Rey San Fernando Q D G Rogad por ellos A de N S MCM(¿X?)L”. No he acertado a interpretar con seguridad la referencia al año, aunque lo que parece evidente es que se trata del siglo XX, probablemente 1940. Se deduce, por tanto, que, en plena posguerra, por mediación de los condes de las Torres de Sánchez Dalp, se planteó que los sepulcros fueran ocupados por sus padres, benefactores de la parroquia y descendientes de los Guzmán, marqueses de La Algaba, que, residentes en el palacio que hay a la espalda de la iglesia, tenían incluso una galería de acceso directo a esta. En la actualidad, no hay restos humanos en los sepulcros.19

Detalle del sepulcro vacío de la condesa de las
Torres de Sánchez Dalp en la parroquia de
Omnium Sanctorum
Miguel Sánchez Dalp y Calonge, diputado a Cortes y presidente del Ateneo de Sevilla, primer conde de las Torres de Sánchez Dalp, se ocupó también de su propio enterramiento y del de su esposa. En la capilla del Instituto de Dolores Sopeña, en la calle Ximénez de Enciso, 28, en lo que fue casa de Justino de Neve (hoy ocupada en su mayoría por el Hotel Alcántara) hay dos arcosolios enfrentados, cada uno en un lado, de la misma estética que los de Omnium Sanctorum, aunque con las estatuas yacentes en alto y los escudos bajo ellas. Uno estaba destinado a Miguel Sánchez-Dalp y Calonge y el otro a Ángeles Marañón, su esposa, ambos reconocidos como “bienhechores de esta Santa Casa de Damas Catequistas Protectoras del Obrero y Fundadores de esta Iglesia, para gloria de Dios”. También están vacías las tumbas.20 Y los escudos son los mismos que los de Omnium Sanctorum, incluso los de las damas, con la Cruz de Calatrava junto al árbol de los Calonge y el árbol, el águila, el castillo y las estrellas de los Fernández de Granados. El mismo escudo de la madre fue puesto para la esposa.

Escena de Don Juan Tenorio, en la que aparece
Concha Velasco en el papel de Doña Inés

Cerraremos también el ciclo teatral, que hemos abierto con el Corral del Coliseo. Porque la Cruz de Calatrava está también en el teatro y en el mito sevillano, desde que Tirso de Molina escribió en el siglo XVII el Burlador de Sevilla y (el) convidado de piedra, aunque el escenario es el siglo XIV, reinando Alfonso XI. En la obra, don Juan Tenorio mata a don Gonzalo de Ulloa, comendador de Calatrava, después de seducir con engaño a su hija doña Ana.21 Zorrilla tradujo la obra al Romanticismo, dando forma al muy tópico Don Juan Tenorio, el personaje teatral español más universal, en el que muchos quieren ver al joven Miguel Mañara. Y la hija de don Gonzalo (doña Inés aquí) ostenta la cruz flordelisada de gules mientras es enajenada, alucinada, fascinada y envenenada en el sofá por don Juan.22

El próximo capítulo, para la cruz flordelisada dominica, debe ser la puerta que cierre esta serie. Y que abra otras.



2. Saltillo, marqués del. Historia Nobiliaria Española, tomo II, citado por Halcón Álvarez-Ossorio, Fátima en Nobleza y arquitectura: Noticias de Haciendas de Olivar del término de Carmona (www.redes-cepalcala.org)
3. Lasso de la Vega y Quintanilla, A. Discurso de investidura como Grande de España, citado por Halcón Álvarez-Ossorio, Fátima en Nobleza y arquitectura: Noticias de Haciendas de Olivar del término de Carmona (www.redes-cepalcala.org). Recomiendo leer el capítulo 2 de esta serie, titulado Signo de entrega, de unidad, de victoria y de señorío. Agradezco la atención prestada por el ayuntamiento de Benacazón.
5. Vázquez Consuegra, Guillermo. Sevilla cien edificios
6. Mateo Pablo Díaz de Lavandero (www.es.wikipedia.org)
7. La Casa de los Artistas www.cofrades.sevilla.abc.es
8. Se recomienda leer el capítulo 25 de esta serie, titulado Un caballero de Montesa para el templo benedictino de las cruces de la Calzada.
9. Se recomienda leer el capítulo 29 de esta serie, titulado La religiosidad de la calle.
10. Domínguez Arjona, Julio. La Sevilla que no vemos. El Corral del Coliseo de Sevilla (www.galeon.com). Se recomienda leer el capítulo 26 de esta serie, titulado San Jorge y la caridad de enterrar a los muertos.
14. Domínguez Arjona, Julio. La Sevilla que no vemos. Luis Montoto y Rautenstrauch (www.galeon.com)
15. Se recomienda leer el capítulo 32 de esta serie, titulado Buscando la mediación de una madre sin pecado.
17. Estudio previo del sepulcro de los Guzmanes en la iglesia de Omnium Sanctorum de Sevilla www.coaat-se.es
18. Se recomienda leer el capítulo 10 de esta serie, titulado Guzmanes y Girones.
20. Domínguez Arjona, Julio. La Sevilla que no vemos. Tumbas de los primeros condes de las Torres de Sánchez-Dalp (www.galeon.com)
21. Molina, Tirso de. El burlador de Sevilla y convidado de piedra
22. Zorrilla, José de. Don Juan Tenorio