martes, 30 de septiembre de 2014

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (17: CONTRA HUMANISMO, INQUISICIÓN)

Hernando Colón recibió la educación humanista de Pedro Mártir de Anglería. Luego acompañó a su padre en el que sería su último viaje a América en vida. A su regreso, ambos se instalaron en Sevilla, junto al río. Fue diplomático ante el papa y allí siguió recopilando libros, que hoy conforman la Biblioteca Colombina. Podría afirmarse que está aquí el germen del humanismo sevillano.1

Y hubo un humanista sevillano que había estudiado en Bolonia, el descendiente de judeoconversos Antonio de Nebrija, acusado ante la Inquisición y absuelto gracias, al menos en parte, a Cisneros.2

Estatua de Rodrigo Fernández de Santaella,
de Joaquín Bilbao, en el patio de la
Universidad de Sevilla
Pero si hubiera que fijar un año concreto para la inauguración del humanismo hispalense, ese tendría que ser 1505, el de la fundación de la Universidad de Sevilla. El sevillano de Carmona Rodrigo Fernández de Santaella, que se había formado, como Nebrija, en Bolonia, doctorándose en Teología y Artes, quería elevar el nivel de los futuros sacerdotes. Compró un solar, donde había existido una sinagoga, en las inmediaciones del postigo de Jerez,3 y fundó el colegio, ya universitario, de Santa María de Jesús, con su propio dinero y con el apoyo del cabildo hispalense, para estudiantes pobres. Maese Rodrigo, beneficiado, canónigo de la Catedral sevillana y arcediano, estuvo en contra de la Inquisición. Incluso renunció a pertenecer a ella cuando fue nombrado provisor en 1503. Prefería persuadir a los judeoconversos a base de buen ejemplo.4 Murió en Sevilla en 1509, siendo enterrado en la capilla que es reliquia del centro universitario y que hoy pertenece al Consejo General de Cofradías, en la Puerta de Jerez. El colegio se derribó para abrir la avenida, cuando Olavide creó la universidad laica en la antigua casa profesa jesuita.

En la siguiente década a la fundación de Santa María de Jesús, se construyó, como una respuesta, el dogmático colegio dominico de Santo Tomás de Aquino.5

Diego López de Cortegana estaba en la Inquisición, probablemente, desde 1481, cuando el Santo Oficio sevillano estuvo en Aracena huyendo de la peste y, de paso, persiguiendo prácticas judaizantes entre los conversos de la sierra. Cortegana reunía y sistematizaba testimonios para argumentar la pena más grave posible. Luego se hizo humanista, llegando a traducir la Querela pacis de Erasmo, que en 1520 se imprimió en la imprenta sevillana de Jacobo Cromberger. Fue la primera traducción erasmista de España.6

Carlos V promovió este cristianismo humanista, que buscaba la unidad política y religiosa de Europa. El pensamiento de Erasmo de Rotterdam, pacifista y caballeresco, estaba en un punto equilibrado, lejos del protestantismo intransigente de Lutero y del relativismo político de Maquiavelo. Incluso era erasmista el cronista oficial del emperador, el sevillano Pedro Mejía. Y, reformulando el humanismo erasmista, surgió en España la secta de los alumbrados –la única herejía “original y persistentemente española”–, que practicaban una religión intimista y personal, en comunicación directa con Dios, y cuya máxima expresión era la de los dejados, que se abandonaban al creador.7

Alfonso Manrique de Lara, arzobispo de Sevilla en 1523, inquisidor general al mismo tiempo, y cardenal en 1531, siendo erasmista, promovió la delación contra los dejados. Entre sus víctimas estuvo san Juan de Ávila, el Apóstol de Andalucía, finalmente absuelto. Manrique fue presionado por las órdenes mendicantes, satirizadas por Erasmo. Cuando en 1529 cesó como inquisidor general y el emperador Carlos marchó a Italia con los principales erasmistas, la Inquisición aprovechó la ocasión y detuvo a todos los que pudo, que tuvieron que huir o abjurar de sus “errores”.8

Ejemplar de la biblia Reina-Valera, conocida
 como Biblia del Oso, en el museo del monasterio
de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla)
Cuando germinó en San Isidoro del Campo el foco reformista, que quería llegar a las fuentes sin ataduras, el emperador endureció su posicionamiento, coincidiendo con un fuerte acoso de la Inquisición. Ya con Felipe II hubo dos autos de fe contra protestantes: en 1559 hubo veintiséis reos, siendo quemados diecinueve, uno de ellos en efigie; en 1560 hubo cincuenta y cuatro reos, cuarenta de ellos protestantes, siendo quemados catorce en persona y tres en efigie, incluidos los doctores Egidio y Constantino. Otros, como Casiodoro de Reina y Cipriano Valera, tuvieron que imprimir en el extranjero su Biblia traducida al castellano.9

Una sesión del Concilio de Trento en Santa María Maggiore
Cuadro anónimo. Museo Diocesano Tridentino

La Contrarreforma procuró la síntesis entre humanismo y fe. El Concilio de Trento, de 1545 a 1563, casi paralelo al arzobispado sevillano del inquisidor general Fernando de Valdés (1546-1568), buscó determinar con rigor los dogmas de la Iglesia frente a la relatividad del protestantismo y salvar al mismo tiempo las contradicciones internas que habían provocado a Lutero. Y, tanto para vigilar la moral como para combatir el protestantismo, se apoyó en la Inquisición. En relación con la moral del clero, ya en 1561 consiguió el poder de inquirir por el delito de la solicitación ad turpiam, consistente en los requiebros (acoso sexual, sencillamente) efectuados por los confesores que se prevalían de su función respecto a sus feligresas, llegando en ocasiones al sadismo. Era un delito muy extendido en Sevilla y su tratamiento era delicado, por lo que el Consejo de la Suprema Inquisición exhortó a los inquisidores sevillanos a tener tacto en las acciones.10

Portada de la casa del conde de Gelves,
actualmente en el Alcázar
Pero dejemos las humanas debilidades y volvamos al humanismo, que es cosa más elevada, aunque igualmente perseguida.

El mundo de la literatura humanista, apoyada en la imprenta recién inventada, también tuvo problemas con la Inquisición. Fue el caso de Juan de Mal Lara (o Malara, Mal-lara o Malhara, como tiene dedicada una pequeña calle entre Varflora y San Diego),11 autor de Philosophia Vulga, que fue encerrado en el castillo de Triana, sospechoso de escribir hojas subversivas contra el clero. Mal Lara fue maestro de humanidades de Mateo Alemán, el padre de Guzmán de Alfarache.

Cuando en 1565 Álvaro de Portugal y Colón, conde de Gelves y bisnieto del descubridor, se estableció en Sevilla, organizó tertulias de la escuela poética sevillana en su huerta Merlina, en los campos de Tablada, y seguramente también en su casa en la calle hoy llamada Moratín. La casa con el tiempo se convertiría en el Hotel Madrid y después, derribado este, la portada se trasladó al Alcázar.

Retrato de Juan de Mal Lara incluido en el
Libro de los verdaderos retratos
de Francisco Pacheco
Estas tertulias de la escuela poética sevillana fueron precursoras de la academia humanista de Mal Lara, junto a la laguna de la Feria, en la collación de San Martín. Mal Lara escribió su Hércules animoso, pero no llegó a verlo impreso. ¿Sería este el fundamento para dedicar a Hércules la Alameda que el conde de Barajas creó en 1574 sobre la laguna desecada?

Estatua de Fernando de Herrera,
de Antonio Susillo,
en la galería de sevillanos ilustres
del Palacio de SanTelmo
En la academia estuvieron también el canónigo licenciado Francisco Pacheco, Baltasar del Alcázar, Cristóbal Mosquera de Figueroa o el gran Fernando de Herrera, muy influido por Petrarca, que hizo de la condesa de Gelves, Leonor Fernández de Córdoba (Leonor de Milán), su propia musa, y que luego, tras ser beneficiado de San Andrés, hizo un Elogio de la vida y la muerte de Tomás Moro, el gran humanista inglés.12 Sin duda se relacionó también con la academia el sobrino del licenciado Pacheco, el pintor proveniente de Sanlúcar de Barrameda Francisco Pacheco del Río, que ha pasado a la Historia sobre todo por ser suegro de Velázquez, y que dejó constancia escrita y pintada de este importante episodio de la historia cultural de Sevilla.13 La laguna, convertida en alameda, se dedicaría después al mítico héroe fundador, ocupando incluso parte de lo que había sido patio trasero de la academia. Y el licenciado Pacheco fue el autor material de los textos de las lápidas que aún hoy vemos en las viejas columnas romanas.14

Quizá el campo en el que menos conflictiva fue la relación entre humanismo e Inquisición fue el de la música. Al fin y al cabo, ¿qué problema de herejía podía haber en unos villancicos? Fue importante la escuela sevillana de música renacentista, núcleo de creación e irradiación, con figuras como Cristóbal de Morales o Francisco Guerrero, que fue incluso miembro del Santo Oficio.15

Estatua de Arias Montano,
de Antonio Susillo,
en la galería de sevillanos ilustres
del Palacio de SanTelmo
Felipe II se rodeó de tacitistas. El tacitismo, forjado a partir del descubrimiento  de las obras de Cayo Cornelio Tácito en 1499, propugnaba una forma suavizada, cristianizada, de la “razón de estado” maquiavélica, y defendía una política vinculada a la moral pero no constreñida por ella; era una filosofía de paz, pero, a diferencia del erasmismo, no era pacifista. Figura insigne del humanismo tacitista sevillano fue Benito Arias Montano, que también estuvo con Mal Lara en la academia. Montano estudiaba la Biblia en profundidad, por lo que en 1559 fue prendido por la Inquisición, que le incoó un proceso, aunque afortunadamente salió indemne. En 1562 asistió como teólogo al Concilio de Trento. Luego, Felipe II lo puso al frente de su proyecto de Biblia quinquelingüe (en latín, griego, hebreo, caldeo y siriaco), que se imprimió en Amberes, con innovaciones respecto a la Vulgata. Montano, por el influjo de Plantino, entró en la Familia Charitatis, la “Familia del amor”, la secta de intimista espiritualidad que buscaba la “identificación personal con el ser divino”, dirigida por el llamado Barrefelt o Hïel, tan seguido y elogiado por Arias Montano. Finalmente, el frexnense tuvo que defenderse en Roma, nuevamente, de las acusaciones de la Inquisición. Tenía en su contra el ser tacitista, el ser familista y el haber interpretado la Biblia. Pero tuvo a su favor su indubitable catolicismo, su gran prudencia y, además, el apoyo de Felipe II.16

Los dominicos tildaron de alumbrados a los jesuitas, empezando por san Ignacio de Loyola, pero también fueron sospechosos de alumbradismo santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz o fray Luis de León.17 Y también fueron acusados de alumbradismo los miembros de la Congregación de la Granada, defensores de la Inmaculada Concepción. Ya sabemos que los dominicos no comulgaban con esa idea de la concepción de María.18

Inmaculada con el retrato de
 Miguel Cid, de Francisco Pacheco
Catedral de Sevilla
Y muy cerca de la Congregación de la Granada, como había estado cerca de la academia de Mal Lara, estuvo el maestro y suegro de Velázquez, Francisco Pacheco del Río, siempre en ambientes heterodoxos y siempre en el filo de la navaja, porque, paralelamente, fue familiar del Santo Oficio y censor de pinturas sagradas, encargado de vigilar que se pintaran hojas de parra en los lugares estratégicos. En la academia había retratado a sus contertulios humanistas: Mal Lara, Alcázar, Mosquera, Herrera, el cronista Mejía, el músico inquisidor Guerrero… En la Granada pintó tres cuadros, significativamente similares, de la Inmaculada Concepción con Miguel Cid, Mateo Vázquez de Leca y Bernardo de Toro.19 Y policromó el Cristo de la Clemencia, que el arcediano jesuita Vázquez de Leca encargó al congregado Martínez Montañés. Luego, Velázquez lo pintó a él.



1. Hernando Colón (www.biografiasyvidas.com)
2. León de la Vega, Manuel de. Los protestantes y la espiritualidad evangélica en la España del siglo XVI
3. Se recomienda leer el capítulo 4 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado Un colectivo de personas.
4. VV.AA. La Universidad de Sevilla, 1505-2005: V centenario También Maese Rodrigo Fernández de Santaella (www.personal.us.es). Hazañas y La Rua, Joaquín. Maese Rodrigo: 1444-1509. Alcina, Juan Francisco. La poesía latina del humanismo español: un esbozo (VV.AA. Los humanistas españoles y el humanismo europeo. IV simposio de filología clásica. Universidad de Murcia).
5. Se recomienda leer el capítulo 13 de esta serie, titulado El poder de enseñar
6. Solís de los Santos, José. El humanismo en Sevilla en la época de Diego López de Cortegana (www.personal.us.es)
7. Menéndez y Pelayo, Marcelino. Historia de los heterodoxos españoles.
8. Vega Viguera, Enrique de la. La Inquisición. El alumbradismo y otras sectas sevillanas. Kamen, Henry. La Inquisición Española. Una revisión histórica. Pérez, Joseph. Breve Historia de la Inquisición en España
9. Se recomienda leer la serie Sevilla salomónica de este blog, específicamente los capítulos 7 y 8, titulados respectivamente El oro y la plata, la reverencia de los reyes y el humanismo imperial, todo para la gran reina y Salomonismo en la Reforma, salomonismo en la Contrarreforma, salomonismo enfín.
10. Boeglin, Michel. Inquisición y Contrarreforma. El Tribunal del Santo Oficio de Sevilla (1560-1700)
11. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras Públicas y Transportes y Ayuntamiento de Sevilla
12. Sánchez y Escribano, F. Juan de Mal Lara: su vida y sus obras. Escobar Borrego, Francisco Javier. Noticias inéditas sobre Fernando de Herrera y la Academia Sevilla en el Hércules Animoso, de Juan de Mal Lara
13. Pacheco, Francisco. Libro de los verdaderos retratos
14. Solía de los Santos, José. El trasfondo humanista de la Alameda de Sevilla (www.personal.us.es)
15. Ibíd. 13
16. Almazán de Gracia, Ángel. Arias Montano, Plantino y Berrefelt-HïelBenito Arias Montano (www.contenidos.educarex.es). Se recomienda la lectura del artículo nº 9 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado Infinito igual a cinco.
17. Pego Puigbó, Armando. El renacimiento espiritual: introducción literaria a los tratados de oración… González Casas, María Rosaura. Teresa de Jesús, memoria subversiva. Llamas. E. Santa Teresa de Jesús ante la Inquisición española Se recomienda leer el capítulo 5 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias, de este blog, titulado Gallardía caballeresca y un escapulario para hacer frente a todos los demonios.
18. Se recomienda leer los capítulos 13 y 14 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulados, respectivamente, …Y luz de coplas que son himnos… y …Para ver el resplandor trascendental en el Apocalipsis…
19. González. Polvillo, Antonio. La Congregación de la Granada, el Inmaculismo sevillano y los retratos realizados por Francisco Pacheco a tres de sus principales protagonistas: Miguel Cid, Bernardo de Toro y Mateo Vázquez de Leca.


lunes, 22 de septiembre de 2014

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (16: ADMINISTRANDO LA JUSTICIA DE DIOS Y LA DEVOCIÓN A SU MADRE)

La sede residencial del provincial de la Orden de Predicadores de San Pablo el Real había sido el primer tribunal inquisitorial, la primera cárcel preventiva y el escenario de autos de fe que, por su menor tamaño, no requerían un escenario mayor. Tras ser casi totalmente destruido el primer templo mudéjar por un incendio en 1350, fue reconstruido por Pedro I.1

Detalle de la portada del crucero de la parroquia
de la Magdalena, con santo Domingo de Guzmán
rodeado de símbolos dominicos, entre los que
se aprecian los perros con antorchas, a ambos
lados, y las estrellas, en la parte superior
Era un “mui solemne convento, con su adornado claustro y oratorio, y mui magnífico, con su grandísimo y muy adornado refectorio y odorífero, con sus mesas de aciprés, donde a la continua residen pasados de ochenta frailes, varones de mucha santidad y asi mismo mui grandes letrados y excelentísimos predicadores, y por eso este insigne convento es el mas principal de Andalucía”. Y además de todo ello, San Pablo el Real era un renombrado centro de estudios teológicos y casa de noviciado.2

En el imperial Renacimiento sevillano, San Pablo se convirtió en el centro principal de consagración de los dominicos que se dedicarían a la evangelización de América, siendo destacada la figura de fray Bartolomé de las Casas, prohombre de la escuela española del derecho natural y defensor de la libertad de los indios.3

La familia Las Casas era relevante. Provenía de Bartolomé Casaux, un caballero francés de la estirpe del conde de Limoges que colaboró con Fernando III en la conquista de Sevilla. Alfonso XI tuvo a un miembro de la familia como “fiel regidor de las ordenanzas reales y regidor número 24 del reino”, quedando desde entonces este número unido a su línea familiar en el ejercicio del cargo. Algún miembro de la familia fue también tesorero mayor de Andalucía. Juan II entregó a Guillén Las Casas, el “caballero más poderoso de Sevilla”, la villa de Montilla. A Alonso de Las Casas le fue entregado el castillo de Priego. A otro Las Casas se le concedió la conquista de Tenerife, La Palma y “las otras tierras que conquistare”. También hubo un Las Casas que fue deán de la Catedral de Sevilla. En 1535 era prior de San Pablo, después de haber sido provincial en Andalucía varias veces, fray Alberto de las Casas, que llegó a ser enterrado en el convento.4 Y, sin embargo, no puede descartarse que fuera una familia de judíos conversos.5

Baldaquino de la Virgen del Rosario
en el altar mayor de la
parroquia de Santa Cruz
Muy probablemente, se fundara en 1481, en San Pablo el Real, la primera hermandad de la Virgen del Rosario, aunque la documentación más antigua conservada es del siglo XVI. La devoción tenía su origen en la corona de rosas que llevaban, como signo de ofrecimiento, las cristianas que iban al martirio en Roma. Por cada rosa se rezaba una oración. La Iglesia instituyó el rosario de salmos de David, sustituidos luego por el salterio de la Virgen. Pero en el siglo XIII se apareció la Virgen a santo Domingo de Guzmán y eso fue determinante. Además, se atribuyó a la Virgen la victoria de Muret, tras un reparto de rosas entre las tropas por parte de santo Domingo, en el contexto de la inquisitorial cruzada contra los cátaros, en la que tuvo un papel de primer orden el santo. La devoción a la Virgen del Rosario se identificó con la de la Virgen de las Batallas.6

Con la peste de 1349, la “muerte negra”, revivió en Francia la devoción, y los dominicos le dieron la forma actual con la aprobación del papa. En 1571, en Lepanto, la flota cristiana se encomendó a la Virgen y el papa san Pío V pidió que se rezara el rosario por la flota. Tras el éxito de la batalla, el papa instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre, día de la batalla, domingo. Un año más tarde, Gregorio XIII fijó la advocación del Rosario y la fiesta el primer domingo de octubre. La devoción a la Virgen del Rosario adquirió difusión universal. Y la tradición del rezo familiar cundió. En los años finales del XVI se inició en el Salvador y el hospital del Amor de Dios la costumbre de rezar el Rosario todas las noches, costumbre que se generalizó en otros templos, incluso con la creación de hermandades. Pero siempre destacaron los dominicos, una elite que practicaba el rezo ortodoxo, con procesiones claustrales los primeros domingos de mes y procesión solemne “de la Batalla Naval” el primer domingo de octubre, en la que, tras un crucifijo, iban los fieles con cruces y rosarios. Sin embargo, el rezo del Rosario estaba aún poco divulgado entre el pueblo.7

En el altar mayor de San Pablo se veneraba una imagen de la Virgen del Rosario, obra maestra de la imaginería sevillana del siglo XVI, atribuida a Jerónimo Hernández, que, tras la extinción del convento de San Pablo el Real, pasó a presidir el templete que hay, a modo de retablo mayor, en la parroquia de Santa Cruz, la parroquia que fundara el cardenal Mendoza en el lugar que hoy ocupa la plaza de Santa Cruz, y que, tras el derribo del templo primitivo, se encuentra hoy en lo que fue convento de los clérigos menores. Como había otras dos hermandades del Rosario, en Triana y en Montesión, en 1587 hubo un pleito respecto a la advocación, y la hermandad de los dominicos en San Pablo conservó en exclusiva el derecho a mantener el nombre, frente a las otras dos corporaciones existentes: la Triana y la de Nuestra Señora del Monte Sión.8

Igual celo tuvieron los dominicos con la advocación del Dulce Nombre de María, de tal manera que, cuando se fueron creando hermandades de gloria en Sevilla a lo largo del siglo XVI con esta devoción, la orden obtuvo en 1571 un breve del papa Pío V, en el que se le concedía el privilegio de que cualquier hermandad o agrupación piadosa que diera culto a la Virgen del Dulce Nombre tendría que estar vinculada a la Orden de Predicadores.9

Puerta de los pies de la parroquia de la
Magdalena, con la Cruz de Calatrava,
santo Tomás de Aquino y, más arriba,
el óculo rodeado por el Rosario
Sobre 1610, el prior de otro convento dominico, el de Regina Angelorum, se pronunció públicamente contra el misterio de la Inmaculada Concepción, lo que originó una fuerte controversia con los franciscanos y los jesuitas. El marianismo de los dominicos fue puesto en tela de juicio por el pueblo sevillano. Llegó a haber desórdenes públicos. Pero la popularidad del Rosario era ya tanta que su devoción no decayó. Finalmente, los dominicos, para acallar las dudas, aprovecharon la peste de 1649, que había asolado la ciudad y reducido a su población casi a la mitad –de nuevo otra epidemia–, para fomentar el rezo público del Rosario. La decisión fue acertada en cuanto a la imagen de los dominicos, aunque a costa de perder la exclusividad de la advocación. En la Sevilla de finales del siglo XVII había tomado cuerpo definitivamente la devoción itinerante. El ámbito del Rosario se había trasladado a la calle, como había ocurrido con el Viacrucis. A todas luces, ya era válido el rezo, aunque no fuera en presencia de la imagen en sí. Ya había una nueva religiosidad autónoma respecto al control directo y permanente de la oficial.10

Detalle de la fachada principal de la parroquia de la
Magdalena, con la Cruz de Calatrava
de la Orden de Predicadores
La iglesia de San Pablo se derrumbó en 1691. Para los dominicos fue la exigencia de construir un templo que superara los de los franciscanos y los jesuitas. En 1696 se terminó de construir la nueva iglesia, soberbio ejemplo de arquitectura barroca sevillana, de Leonardo de Figueroa. Tres puertas dan a la calle San Pablo, antes perteneciente al compás del convento: la más cercana al centro de la ciudad, comunicada con el crucero, presenta una escultura de santo Domingo de Guzmán atribuida a Pedro Roldán, rodeada de símbolos dominicos, como perros con antorchas, lilas blancas, la cruz patriarcal y las estrellas. La puerta central, sobre la primitiva puerta mudéjar, presenta el escudo de la Orden de Predicadores, con su Cruz de Calatrava blanca y negra. La tercera es la de la hermandad de la Quinta Angustia, por la que se accede desde la calle a la capilla del Dulce Nombre de Jesús, que se formó por la unión de las tres capillas funerarias de la primitiva iglesia mudéjar. La portada que da a la calle Cristo del Calvario, a los pies del templo, tiene otro escudo dominico, y, entre la puerta y la magnífica espadaña doble, el óculo con pequeñas esferas azules que simbolizan los misterios del Rosario, entre dos relojes de sol. Sobre la portada, santo Tomás de Aquino.11

Detalle de la cúpula de la parroquia de la Magdalena,
en la que se aprecian los incas atlantes y las cabezas,
probablemente aztecas, que rematan en lo bajo
líneas de azulejos amarillos semejando serpientes
(www.sevilladailyphoto.blogspot.com.es)
En la cúpula octogonal, rematada por corona real, hay figuras escultóricas de indígenas americanos, por cuanto significó la orden en la evangelización de América. Están los incas atlantes del cimborrio, y están también las cabezas negras con plumas, que rematan las líneas descendentes de tejas amarillas sobre las nervaduras sinuosas de la cúpula. ¿Es mi vista o parecen serpientes emplumadas de Quetzalcoatl, la deidad azteca que se hizo humana, rechazó el lujo y predicó la humildad, la pureza de espíritu y el sacrificio propio? Este dios, unificador de las aguas y origen de la vida, es el ser superior que los aztecas creyeron ver cuando vieron a Hernán Cortés.12

Lucas Valdés fue encargado de realizar el conjunto mural que debía exaltar el triunfo de la fe y el celo religioso de la Orden de Predicadores en el nuevo templo barroco. Pintó a La Virgen del Rosario protegiendo las naves españolas en la Batalla de Lepanto. Y pintó también, en el crucero, dos grandiosos frescos entre cruces de Calatrava blancas y negras: en el lado del Evangelio, La entrada triunfal de San Fernando en Sevilla entre las alegorías de la fortaleza y de Sevilla liberada, incluidas la Virgen de los Reyes, santo Domingo de Guzmán y san Pedro Nolasco, con san Isidoro y san Clemente en el cielo; en el lado de la Epístola, una escena de la Inquisición, en la que un hereje sobre un asno es conducido al brasero: Auto de Fe en tiempos de San Fernando. La presencia de san Fernando en el título y en el fresco, transportando leña, es, evidentemente, una utilización simbólica. Según la leyenda, representa la ejecución, el  28 de octubre de 1703, del mercader de origen portugués Diego López Duro, de Osuna, acusado de judaizar. Tal vez el hecho ocurriera incluso mientras Valdés pintaba al fresco, conocido como El suplicio de Diego Duro.13 Por cierto, ¿cuál es el edificio que aparece al fondo de la escena? ¿Sería el convento franciscano de San Diego, junto al que estaba el quemadero, que en el fresco se ve al fondo? Trataremos sobre ello.
Auto de Fe en tiempos de San Fernando (El suplicio de Diego Duro)
Fresco de Lucas Valdés, pintado en el crucero de la actual parroquia de la Magdalena
Pórtico de entrada al compás de San Pablo.
Fotografía del Vizconde de Vigier
(siglo XIX)
(www.elpasadodesevilla.blogspot.com.es)
El patio del convento de San Pablo el Real era un ameno jardín, con pinturas al fresco, y varios altares y capillas, destacando la mayor, donde estaba entre otros el sepulcro del maestro general fray Alberto de las Casas. En el siglo XIX el convento sería invadido y saqueado y luego, tras momentánea recuperación, suprimido y desamortizado. La iglesia se convirtió en parroquia de la Santa María Magdalena, porque la parroquia primitiva de esta advocación, en la plaza del mismo nombre, había sido derribada.

En 1953 se acabó de derribar lo que quedaba del claustro, para ensanchar la calle Canalejas y de paso construir el hotel.14 También, para crear una nueva calle más ancha por el otro lado, ante la fachada de las tres puertas, se derribó la manzana existente entre las dos calles que había, de San Pablo y de la Magdalena, esta última creada tras la apertura del antiguo compás del convento y el derribo del pórtico de entrada a la barreduela. En la manzana derribada estaba la primitiva capilla de la hermandad de Montserrat.15 También habrá que hablar de ella.

Paneles de cerámica del pórtico del
Museo de Bellas Artes
Al Museo de Bellas Artes fueron los paneles de cerámica de Hernando de Valladares que adornaban el claustro, con las cruces dominicas, los escudos de la familia Guzmán y los perros provistos de antorchas.

De todo el recinto de San Pablo el Real, subsiste en el lugar la iglesia, que es hoy parroquia, y que es un compendio de la historia de los dominicos en su relación con Sevilla. Allí están presentes las cruces de Calatrava, las estrellas, santo Domingo de Guzmán, santo Tomás de Aquino, los perros de la predicación, la conquista de Sevilla, el Rosario, la batalla de Lepanto, el Dulce Nombre de Jesús, América… y la Inquisición.16



1. Se recomienda leer el artículo nº 5 de esta serie, titulado …Y para la cruz blanca y negra de los perros del Señor.
2. Peraza, Luis de. Historia de Sevilla, citada por Morales Padrón, Francisco. La Historia de Sevilla de Luis de Peraza
3. Se recomienda leer el artículo nº 14 de esta serie, titulado Un nuevo mundo
4. Martínez Carretero, Ismael, O. Carm. Expolio del patrimonio artístico de órdenes religiosas de Sevilla (1810-1835)
5. Anabitarte, Héctor. Grandes Personajes. Bartolomé de las Casas
6. Bedouelle, Guy. La fuerza de la palabra: Domingo de Guzmán
7. Romero Mensaque, Carlos José. La Religiosidad marginal en Sevilla durante los siglos XVII y XVIII. Artículos de investigación (www.rosarioensevilla.org)
8. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiásticos y seculares de la M.N., M.L. y M.H. Ciudad de Sevilla…
9. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes sevillanas
10. Ibíd. 7 y 8
11. Se recomienda leer el artículo nº 16 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado Elevar la mirada y dar gracias al cielo.
12. Orozco, Chela. La leyenda de Quetzalcoatl (www.inside-mexico.com)
13. González de Caldas, Victoria. ¿Judíos o cristianos? El proceso de fe Sancta Inquisitio
14. Ibíd. 4
15. La calle más bonita que tuvo Sevilla (www.elpasadodesevilla.blogspot.com.es)
16. Se recomienda la lectura del artículo nº 15 de esta serie, titulado El castillo de San Jorge y su sombra; la Inquisición y su sombra.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (15: EL CASTILLO DE SAN JORGE Y SU SOMBRA; LA INQUISICIÓN Y SU SOMBRA)

El Tribunal del Santo Oficio había sido fundado en 1478 por los Reyes Católicos. Se siguieron en esta Inquisición moderna las pautas de la Inquisición medieval instituida en el siglo XII para combatir el catarismo, una corriente de interpretación del cristianismo que se apartaba de la oficial, pero que no hacía daño a nadie, si hacemos salvedad de la insumisión en el pago de diezmos y primicias. La Inquisición medieval tuvo un papel fundamental luego en la persecución de los templarios, urdida por Felipe IV de Francia, y en la que el papa francés Clemente V resultó ser un peón más. En el siglo XV estaba prácticamente inactiva, pero revivió a partir del luteranismo. En 1553 fue quemado en Ginebra Miguel Servet por los calvinistas, por negar la Santísima Trinidad.1

La Iglesia tenía su justificación teológica en el capítulo 15 del Evangelio de San Juan, Jesús, la vid verdadera: “Al que no esté unido a mí, se le arrojará, como al sarmiento que se seca, que lo recogen, lo echan al fuego y arde”.

Detalle del panel informativo del castillo de
San Jorge. En la lápida representada
está el escudo de la Inquisición
inscripto en la Cruz de Calatrava
La Inquisición española era un elemento de unidad nacional, porque la Inquisición medieval había pervivido en Aragón. Dado el protagonismo que santo Domingo de Guzmán había tenido en la Inquisición medieval, la nueva Inquisición española, verdadera policía teológica, fue adjudicada a la Orden de Predicadores, los “campeones de la fe” y “luces verdaderas del mundo”, con la misión de defender con renovados bríos la ortodoxia católica frente a las nuevas desviaciones. También fue importante la aportación ideológica de un arzobispo de Sevilla, inquisidor general, que, sin embargo, no residió aquí aunque sí vino para bautizar al príncipe Juan: Pedro González de Mendoza, el hijo del marqués de Santillana que fue llamado “el tercer rey” y “el gran cardenal de España”, el que cambió su título para adoptar el de la Santa Cruz, el fundador del colegio de Santa Cruz en Valladolid, del hospital de Santa Cruz en Toledo… y de la parroquia de Santa Cruz en Sevilla, sobre la antigua judería devastada, poniendo el germen de lo que con el tiempo sería, en definitiva, el más famoso barrio de la ciudad.3

En Sevilla había vivido una comunidad judía importante, y existía, por tanto, una numerosa población de judeoconversos, criptojudíos o marranos, todos sospechosos de judaizar. Pero había también una abundante comunidad morisca. Y, además, la ciudad sería protagonista en el tráfico con América, convirtiéndose en un gran centro mercantil abierto a todas las naciones, con los riesgos que esto implicaba para la ortodoxia católica. Sevilla estaba destinada a ser, por tanto, la capital espiritual –y efectiva– de la Inquisición española. Los Reyes Católicos ejercieron sobre este severo tribunal eclesiástico un interesado y eficaz control, y el Santo Oficio fue, de hecho, un instrumento para frenar el poder económico de los judíos y de los nobles fronterizos.4

Retrato del cardenal Mendoza
En 1480, siendo arzobispo el cardenal Mendoza, dos de los tres inquisidores designados se instalaron en Sevilla. La primera sede inquisitorial sevillana, el convento dominico de San Pablo el Real, junto a la puerta de Triana, pronto se saturó de presuntos herejes y pecadores. Y en 1481 la Inquisición ocupó el castillo de San Jorge, un recinto amplio, para destinarlo a ser la cárcel preventiva. A finales del año anterior aún vivían en la fortaleza los llamados Adalfes de Triana, hermanos judeoconversos que habían participado en la conjura de la casa de Diego Susón, y que murieron en la hoguera, como todos los conjurados, en los autos de fe de 1481.5

La primera tenencia del castillo estuvo a cargo del asistente Diego de Merlo, que fue sucedido por su hijo Juan. En el interior se habilitaron veintiséis cárceles secretas, además de la capilla parroquial de San Jorge, la sala de audiencias y las estancias del inquisidor, de los jueces y oficiales, y de los verdugos.6 En la parte baja de la torre de San Jerónimo, orientada a la actual calle Callao, estaba la cámara de tormento. Las cárceles altas en ocho de las torres y las bajas, a nivel del patio, expuestas a humedades e inundaciones, estaban incomunicadas. En la puerta principal, los inquisidores habían inscrito la cita “Cazadnos las raposas, las raposas pequeñas que estropean la viña”, del Cantar de los Cantares.7

Callejón de la Inquisición
Al frente de cada tribunal había dos inquisidores: un teólogo y un jurista, generalmente frailes, sobre todo dominicos, expertos en dogma y herejía. En menor medida hubo franciscanos. Luego vinieron los jesuitas, aumentó el número de sacerdotes y hubo más juristas que teólogos. Tras el edicto de fe, que incoaba el proceso, una gran cantidad de personas desfilaban ante el tribunal. El reo no sabía de qué se le acusaba. El tormento estaba institucionalizado y regulado, para facilitar las confesiones, especialmente en los casos en que se sospechaba que el reo era calificado como diminuto, porque no decía toda la verdad. Se aplicaba el Directorium Inquisitorum o Manual para Inquisidores. Los secretarios lo registraban todo, incluidos los lamentos: “Ay, ay, ay, dejadme por Dios”.8

Hubo otros arzobispos de Sevilla que fueron inquisidores generales, tal era la preponderancia de la ciudad en materia inquisitorial. Incluso el inquisidor dominico Torquemada, significado promotor de la idea, rechazó el arzobispado hispalense. Fray Diego de Deza fue muy formalista, reglamentando nuevos supuestos y ordenando el uso generalizado del Directorium Inquisitorum.9 Tras Deza fue inquisidor general en 1523 Alonso Manrique de Lara, relacionado, como Mendoza, con la lírica, porque era hermano de Jorque Manrique, el que dedicó sus coplas al padre de ambos, Rodrigo Manrique, maestre de Santiago. Fue inquisidor general el mismo año. Vino a Sevilla en 1526 para preparar la boda del emperador con Isabel de Portugal. La influencia de Erasmo en Carlos provocó una cierta crisis en la Inquisición, contraria a la filosofía del de Rotterdam. Otro fue fray García de Loaysa, dominico salmantino, presidente del Consejo de Indias y defensor de la libertad de los indios, que acompañó a Carlos V en su nombramiento como emperador. En 1539 fue nombrado arzobispo de Sevilla, en 1540 fue comisario general de Cruzada, en 1541 entró en la capital hispalense y en 1546 fue nombrado inquisidor general. Ese mismo año murió.10

Retrato del arzobispo Valdés
Fernando de Valdés y Salas no fue un arzobispo inquisidor, sino un inquisidor arzobispo. Nombrado general en 1547, había tomado posesión de la sede episcopal sevillana el año anterior, pero solo estuvo aquí de 1550 a 1551. No dejó un grato recuerdo. Incluso pretendió encausar a dos miembros del Cabildo.11 En 1554 promulgó la Censura Generalis que impedía imprimir libros sin que los examinara la Inquisición. Aunque había caído en desgracia como inquisidor, en 1561 redactó las Instrucciones al Santo Oficio, que se imprimieron ya en 1612. Sus Índices de libros prohibidos incluían obras, no ya de Erasmo, sino incluso de san Juan de Ávila, san Francisco de Borja y fray Luis de Granada.12

Retrato del cardenal Niño de Guevara
(El Greco)
www.wikipedia.org
Y luego estuvo Fernando Niño de Guevara, inquisidor general en 1599, arzobispo de Sevilla en 1600 y luego cardenal. A él se debe la orden de hacer que las cofradías de Sevilla fueran a la Catedral y las de Triana a Santa Ana. Como inquisidor se caracterizó su intransigencia y contundencia, hasta que tuvo que renunciar al cargo de inquisidor en 1602, pese a lo cual en 1604 predicó unas disposiciones para el control de los moriscos.13

Pero, por debajo de tanta grandilocuencia institucional, el secretismo imperaba en las actuaciones de la Inquisición, hasta el punto de que los inquisidores eran llamados “los mátalas callando del puente”. La delación era obligatoria y estaba protegida. La difamación se convirtió en rutina y el miedo se hizo una obsesión. Afloraron las traiciones, los odios y los rencores. La figura del malsín, el delator, estaba inculcada en las entrañas de la población, cuyo encanallamiento llegó a extremos increíbles. El prejuicio de la pureza de sangre se extendió a la leche, con lo que las matronas sospechosas de tener sangre judía se quedaron sin trabajo. Había que librarse de la mala leche. Por otra parte, se calculaba que un 6% de los españoles estaban “contaminados” por llevar sangre judía, por lo que se crearon los registros de los “libros verdes”. Era imposible procesarlos a todos, pero había que hacer lo que se pudiera.14

Título de familiar del Santo Oficio otorgado
por el Tribunal de la Inquisición de Sevilla
a favor de Alonso de Acosta y Castilla.
Se aprecia la Cruz de Calatrava.
Archivo Histórico Nacional
www.españaescultura.es
La Inquisición contaba con los llamados familiares, voluntarios para labores de inspección y denuncia. En Sevilla, como en otras localidades, los familiares integraban la cofradía de San Pedro Mártir. Como tenían que tener pureza de sangre, fueron muchos los caballeros de las órdenes militares de Calatrava, Alcántara y Santiago, que fueron también familiares del Santo Oficio.15

Y, además, dentro de este ambiente de secretismo, se dice que existió, a la sombra de la Inquisición, una organización secreta criminal, llamada la Garduña, que nació en Toledo realizando trabajos para la Inquisición, y que se desarrolló –cómo no– en Sevilla y en el momento del Imperio, al socaire del Puerto de Indias. Se dice que fue una sociedad esotérica, en la que se ingresaba tras un cierto proceso de iniciación, en un momento de conflictos y vacíos de poder, en el que el asociacionismo era una necesidad, y la picaresca, a menudo, la única salida.

Casa de la calle Betis, esquina a
Troya, en la que Cervantes situó la
 escena del patio de Monipodio
en Rinconete y Cortadillo
La Garduña habría sido una organización opuesta simétricamente a la Santa Hermandad, la policía rural de los “mangas verdes” que tanto favoreció la autoridad real frente a los nobles, aunque llegara a menudo tarde.16 Los nombres de los cargos y oficios de la Garduña tenían un punto sarcástico: estaban el hermano mayor y los capataces territoriales, que solían ser señores respetables de doble vida; estaban los punteadores (asesinos), floreadores (ladrones), postulantes (recaudadores), muñidores (organizadores de timbas para estafar a un “payo”), fuelles (aprendices y chivatos), soplones… y las mujeres, coberteras (provocativas en la calle para distraer a los incautos) y sirenas (prostitutas y sirvientas delatoras).

La Garduña adquirió una importancia económica grande. Actuaba con una gran impunidad, como un servicio secreto de espionaje interno y un brazo ejecutor de la Inquisición, pero también del poder civil y, probablemente, también de la propia corona, aunque fuera indirectamente. Si hacía falta un falso testimonio, allí estaba la Garduña. Si hacía falta una extorsión velada, allí estaba la Garduña. Para qué seguir enumerando la tipología de encargos, aparte de las acciones que la propia Garduña realizaría por su cuenta.17

Como no convenía dejar rastros, no había documentos, pero la palabra era sagrada y el secreto era consustancial. Quizá fue la Garduña la primera omertà. La traición a sus reglas no escritas se pagaba con la vida. El acto de pasarse el pulgar por la mejilla se convirtió en signo de amenaza. Parece, de todas formas, que algún hermano mayor cedió a la tentación de dejar por escrito su “Libro mayor” de ocho puntos, entre los que se especifica que “los floreadores vivirán a costa de sus uñas con un tercio de sus negocios y dejarán algo para las ánimas del Purgatorio”. Porque los cofrades de la Garduña eran muy devotos de las Ánimas.18 La Garduña, la sombra de la Inquisición, su lado oscuro (!), habría tenido su sede sevillana en Triana, a la sombra alargada del castillo de San Jorge, dando fachada al río –para poder huir con facilidad, llegado el caso–, en la casa en la que Cervantes situó su patio de Monipodio, en la actual calle Betis, cerca de la parroquia de Santa Ana.19 Precisamente consta que en 1566 se fundó en Santa Ana la primera cofradía de Ánimas del Purgatorio de Sevilla.20

¿No es lo más lógico pensar que Cervantes se basó en hechos reales para escribir su Rinconete y Cortadillo,21 teniendo además en cuenta el tiempo que pasó en la cárcel de Sevilla? ¿A alguien podría extrañarle que existiera una organización que hiciera trabajo sucio por encargo? No se ha probado la existencia de la Garduña, pero ¿nos vamos a creer que en Sevilla y en el Imperio no hubiera desde los distintos poderes iniciativas de controlar la picaresca?22

En el opulento Renacimiento sevillano había no una sino muchas Sevillas. Y muchas Trianas.



1. Demurger, Alain. Auge y caída de los templarios. Eslava Galán, Juan. Historias de la Inquisición. Se recomienda leer el artículo núm. 5 de esta serie, titulado …Y para la cruz blanca y negra de los perros del Señor.
2. Evangelio de San Juan, 15, 6
3. VV.AA. Historia de la Iglesia de Sevilla. Sánchez Herrero, José. 3ª parte. Sevilla del Renacimiento
4. Eslava Galán, Juan. Ob.cit. Se recomienda la lectura del artículo Sevilla católica, apostólica… y romana, núm. 4 de la serie Sevilla y las ocho beatitudes de san Juan, de este blog.
5. Barrios, Manuel. Álbum de recuerdos, ABC de Sevilla 15-03-97
6. Las cárceles de la Inquisición sevillana (www.personal.us.es). Mal Lara, Juan de. Obras completas
7. Cantar de los Cantares, 2,15. Se recomienda leer el artículo El oro y la plata, la reverencia de los reyes y el humanismo imperial, todo para la gran reina, núm. 7 de la serie Sevilla salomónica, de este blog.
8. Eslava Galán, Juan. Ob.cit. La refª a Aymerich, Nicolás y Peña, Francisco. Manual para Inquisidores, es citada también por Eslava Galán, Juan en la misma ob.cit.
9. Ibíd. 8. Gil, Juan. Los conversos y la Inquisición sevillana. Se recomienda la lectura del artículo anterior en este blog, titulado Un nuevo mundo.
10. Ibíd. 3
11. Ibíd. 3
12. González Novalín, José Luis. El inquisidor general Fernando de Valdés (1483-1568). Su vida y obra
13. Ibíd. 3. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías Sevillanas. Eslava Galán, Juan. Ob.cit.
14. Eslava Galán, Juan. Ob.cit.
15. Salazar y Castro, Luis de. Pruebas de la historia de la Casa de Lara... También Dejar hablar a los textos. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva, edición de Piñero Ramírez, Pedro M.
16. Ladero Quesada, Miguel Ángel. La Hermandad de Castilla: cuentas y memoriales
17. Arsenal, León y Sanchiz, Hopólito. Una historia de las sociedades secretas españolas.
18. Por su curiosidad, reproduzco los ocho puntos del “Libro mayor”, extraídos de www.wikipedia.org:
 1. Bueno ojo, buen oído, buenas piernas y poca lengua.
 2. Recibir bajo protección a mujeres que sufran persecución por la Justicia.
 3. Los chivatos no podrán, en su primer año de noviciado, montar “negocios por sí solos.
 4. Los punteadores se encargarán de los negocios de más cuantía.
 5. Los floreadores vivirán a costa de sus uñas con un tercio de sus negocios y dejarán algo para las ánimas del Purgatorio.
 6. Los encubridores recibirán el diez por ciento de todas las sumas.
 7. Las sirenas se quedarán los regalos de los nobles.
 8. La regla máxima será “antes mártires que confesores”.
19. Se recomienda la lectura de los artículos 2, 7 y 11 de la serie de este blog La casa de la Pajería y sus circunstancias.
20. Matute y Gaviria, Justino. Aparato para describir la Historia de Triana y de su Iglesia Parroquial, citado por Sánchez Herrero, José en Las cofradías sevillanas. Los comienzos, dentro de Las cofradías de Sevilla. Historia, antropología, arte (VV.AA.)
21. Cervantes Saavedra, Miguel de. Rinconete y Cortadillo
22. Arsenal, León y Sanchiz, Hopólito, Ob.cit. También La Garduña, sociedad secreta de delincuentes (www.guardiacivil.eu5.org)


martes, 9 de septiembre de 2014

SEVILLA Y LAS CRUCES DE CALATRAVA (14: UN NUEVO MUNDO)

La Española (Hispaniola), la isla que componen hoy Haití y la República Dominicana, fue el núcleo de la organización del Nuevo Mundo durante los primeros decenios del siglo XVI, en lo eclesiástico, en lo civil y en lo económico. Colón había descubierto pequeños yacimientos de oro, por lo que los indígenas fueron obligados a abandonar sus poblados y establecerse en las minas y además tuvieron que pagar un impuesto para la extracción. La explotación de las riquezas naturales y de la fuerza de trabajo indígena solo podía hacerse en provecho de la corona o del propio Colón, lo que originó molestias entre los colonos españoles.1

Las quejas contra la familia Colón, de abusos, injusticias y nepotismo, obligaron a los Reyes Católicos a nombrar a un juez pesquisidor, Juan de Aguado. Tras pocos meses, Colón y Aguado regresaron juntos a Cádiz en 1496. Era el final del segundo viaje de Colón. Aguado traía informes negativos, pero Colón se vistió de franciscano y consiguió mantener la confianza de los soberanos.2 Sin embargo, con el tercer viaje colombino, las quejas arreciaron y los reyes nombraron a un nuevo juez pesquisidor, ya con el título de gobernador de las Indias: Francisco de Bobadilla, que era oficial de la casa real y comendador de la Orden de Calatrava. Bobadilla arribó en 1500 y se reunió con Diego Colón en Santo Domingo, obligándolo a abandonar la fortaleza, pero Diego no reconoció su autoridad. Bobadilla recopiló las quejas, se incautó de los bienes de la familia Colón, apresó al descubridor y a su hermano Diego y los envió encadenados a España, a comparecer ante el obispo de Burgos, Fonseca, encargado de dirimir los negocios de América y enemigo de Colón. Bobadilla ofreció indios en encomienda y tierras a cambio de apoyo contra el almirante, hasta que se apropió del palacio y las propiedades de Colón en Santo Domingo.3 Hernando Colón, el hijo ilegítimo que sería el más fiel a la memoria de su padre, y que era entonces paje de Isabel la Católica, atestiguó cómo Bobadilla alentó las injurias contra el descubridor. Los Reyes Católicos, demostrando mantener la confianza en Colón, ordenaron liberarlo, pero lo obligaron a renunciar a sus beneficios.4

Monumento a fray Bartolomé de las Casas
Bobadilla fue sucedido en 1502 por Nicolás de Ovando y Cáceres, miembro de una relevante familia extremeña, que había ingresado en la Orden de Alcántara para dedicarse a la religión y al servicio de Isabel la Católica, y había llegado a ser comendador de Lares.5 Ovando partió de España con nada menos que treinta y dos barcos y 2.500 colonizadores elegidos al azar para representar a la sociedad española en el Nuevo Mundo, con la idea, no ya de desarrollar la economía básica, sino de establecer estructuras políticas, sociales, religiosas y administrativas. Fue un viaje trascendental: allí iban Francisco Pizarro, que conquistaría el imperio inca, y fray Bartolomé de las Casas.6

Colón, que fue en esos años huésped de los cartujos de Santa María de las Cuevas, logró financiar su cuarto viaje, aunque tenía prohibido acercarse a La Española. En 1502, zarpó de Sevilla, hizo escala en Cádiz y en Gran Canaria y llegó al Caribe. Ante la cercanía de un huracán, pidió permiso a Ovando para desembarcar en La Española, pero no se le permitió y tuvo que recalar en una costa cercana. Gracias a esto, sus barcos se libraron de la destrucción que alcanzó a Santo Domingo y a su puerto. De regreso a España, el barco de Bobadilla naufragó por el huracán que había previsto Colón.7

En 1504, Cristóbal Colón y su hijo Hernando regresaron a España. Tuvieron que pagarse el viaje. Se instalaron en Sevilla, pero en 1506 el descubridor viajó a Valladolid, en su deambular siguiendo a la corte itinerante, muerta ya Isabel. En Valladolid murió Colón el mismo año. Su cadáver se depositó en el convento de San Francisco. Su hijo Diego mandó trasladar los restos a la Cartuja de Santa María de las Cuevas, por la gratitud que Colón había sentido por fray Gaspar Gorricio y por este cenobio en cuya hospedería había vivido entre su tercer y su cuarto viaje, cuando todo se le estaba volviendo en contra. Los restos fueron entregados a la comunidad en 1509.8

Escudo del linaje Ovando
www.commons.wikipedia.org
Ovando ocupó toda La Española. Promovió la agricultura, fundó conventos y pueblos como el de Puerto Real, reconstruyó la ciudad de Santo Domingo. Conocía bien el concepto de encomienda como unidad de explotación agrícola, porque era el sistema utilizado por las órdenes militares, y lo exportó a América, aunque con sutiles diferencias: mientras que el comendador de una orden actuaba en favor de la misma, el nuevo encomendero actuaba en beneficio propio, y el trato que recibían los trabajadores no era, obviamente, el mismo. Por la encomienda se asignaban de forma vitalicia tierras y aborígenes a los colonos españoles, que los hacían trabajar a cambio de catequizarlos y velar por su bienestar. El sistema, establecido por real provisión de 1503, fue el fundamento de la primera estructura económica de la América conquistada.9

Un encomendero abusa de un indio
Códice Kingsborough
(copia de Agostino Aglio)
www.wikipedia.org
Y frente a este encomendero explotador surgió la actitud antiesclavista de los dominicos y, significadamente, de fray Bartolomé de las Casas. Este dominico sevillano, nacido casi con seguridad en 1484 y muerto en 1566, se distinguió como teólogo, filósofo y jurista, y puso su empeño en impedir que se tratara a los indios como esclavos, hasta el punto de ser definido como “protector universal de todos los indios de las Indias”. Seguramente en su infancia oiría muchas batallas de la Reconquista. Viajó a América, al “Novus Orbis”, en una constante peregrinación, pero también viajó mucho por España, en pos de la corte o del presidente del Consejo de Indias. A él se debe el “Derecho de gentes”, como también las declaraciones de la Iglesia a favor de la igualdad de los indios, incluido su derecho a construir su futuro en libertad. Fue un verdadero precursor de los derechos humanos. En un contexto en el que era normal que los encomenderos abusaran de los indios, fray Bartolomé, encomendero también, denunció las injusticias que se cometían contra los indígenas, aunque fuera su propio padre quien las cometía.10

Estatua de Nicolás de Ovando
en Santo Domingo,
con la Cruz de Alcántara
Foto Antonio Hernández Espinal
Ovando se vio frenado en su ánimo explotador por fray Bartolomé. Y como los indios no podían ser esclavizados, importó esclavos negros para trabajar en las residencias y en los campos de azúcar. Volvió a España en 1509, siendo sucedido por Diego Colón. Fue nombrado comendador mayor de Alcántara. Murió en 1511 durante una reunión de la orden en Sevilla, sin que nadie le pidiera cuentas de sus abusos contra los indios.11

Sobre 1510 llegaron a América los franciscanos y los dominicos. Se emprendieron misiones y expediciones.12 En 1512, el arzobispo fray Diego de Deza ejecutó la bula de Julio II por la que se erigían las tres primeras diócesis de América, sufragáneas de Sevilla: Santo Domingo, Concepción de la Vega y San Juan de Puerto Rico. En 1518 se asignó a la recién instituida provincia dominica de Andalucía el convento de Santo Domingo de la Española, así como todos los conventos y lugares de las islas descubiertas de América. Así, la provincia bética de la orden tuvo desde el principio carácter americano y misionero. En Santo Domingo se creó la primera universidad americana en 1538, sobre el seminario dominico fundado en 1518. Se llamó de Santo Tomás de Aquino, como el colegio de Sevilla. Y en 1541 se consagró la Catedral de Santo Domingo, la más antigua de América, dedicada a Santa María de la Encarnación, luego titulada metropolitana y primada. A partir de ahí, la Orden de Predicadores tuvo en América una presencia relevante, que excede con mucho los límites de esta serie.13

Estatua de fray Bartolomé
de las Casas, de Antonio Susillo,
en la galería de sevillanos ilustres
del Palacio de San Telmo
Es probable que los restos del descubridor hubieran llegado a Santo Domingo en 1536. Parece claro que fueron sepultados en la catedral. Los de Diego Colón, muerto en 1526, exhumados también de la Cartuja sevillana, llegaron en 1544 en una flota que pasó por Sanlúcar de Barrameda, custodiados por su viuda, la virreina María de Toledo, y por fray Bartolomé.14

Fray Bartolomé de las Casas, como hemos visto, es una figura de gran relieve en la historia de Sevilla, vinculada al convento de San Pablo el Real. Aquí se imprimieron sus ocho Tratados, publicados en 1552, en los que buscaba soluciones a la problemática surgida de la aventura americana, sobre todo en lo referente a la consideración que habrían de tener los indios en la nueva legislación necesaria. La ordenación episcopal de este hijo de Triana que hacía gala de sevillanía tuvo lugar en San Pablo en 1544. Luego fue obispo de Chiapas, importante ciudad del virreinato de Nueva España, en el México actual. A este sevillano y trianero, procurador de Indias, Sevilla le ha dedicado dos calles: la calle Fray Bartomé de las Casas entre Zaragoza y Molviedro, en el antiguo compás templario, y la calle Procurador en Triana.15 Y le ha dedicado dos esculturas: una reconociéndole un sitio en la galería de sevillanos ilustres que Antonio Susillo realizó para coronar el palacio de San Telmo, y otra, más recientemente, erigiéndole un monumento junto al río que lo llevaba a América, cerca de su hogar espiritual de San Pablo, frente a la Triana que lo vio nacer y en la otra orilla del castillo de San Jorge, que la misma orden dominica utilizó como cárcel, y que nos da pie para tratar de la Inquisición en la próxima entrada.16

Fachada del Colegio de las Irlandesas
de Castilleja de la Cuesta (Sevilla),
con el busto de Hernán Cortés
Pero antes hay que reseñar algunos hechos más, relacionados con el Nuevo Mundo.

En 1547, el conquistador del imperio mexica, Hernán Cortés, murió en su palacio sevillano de Castilleja de la Cuesta, dedicado hoy a colegio de Irlandesas. Esta villa había pertenecido a la Orden de Santiago, a los Guzmanes y luego particularmente al Conde Duque, y, desde 1538, a la Orden de Alcántara.17

La segunda esposa de Cortés, Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, y la hija de ambos, Catalina Cortés de Zúñiga, nacida en Cuernavaca, tomaron los hábitos del convento sevillano de Madre de Dios, como otros aristócratas, a partir de la remodelación de 1551 con privilegios de Felipe II. En este convento dominico murieron y allí están enterradas. En el arcosolio del sepulcro de la viuda está el escudo de los Zúñiga, con su banda y su cadena; en el de la hija está el escusón de los Ramírez de las Varillas, uno de los que usó Cortés, con sus bandas catalanas y sus cruces patadas.

Estatuas orantes de la viuda y la hija
de Hernán Cortés, en el
Conjunto Monumental de la Cartuja
Las estatuas orantes que el duque de Alcalá encargó a Diego de Pesquera para las tumbas pueden admirarse a cortísima distancia en el claustrillo de la Cartuja sevillana de Santa María de las Cuevas.

Y un hijo del conquistador y de una de sus amantes, Elvira Antonia Hermosillo, legitimado como Luis Cortés Altamirano, y desheredado por su padre, se casó e ingresó como caballero en la Orden de Calatrava.18

En la heráldica mexicana se encuentran cruces flordelisadas con gran facilidad.

Antiguo escudo de
Buenos Aires
www.wikipedia.org
Pero la cruz de Calatrava también llegó al hemisferio austral. En el Archivo de Indias sevillano está el legajo del reparto de solares de la ciudad de Buenos Aires realizado en 1583, en lo que se conoce como su segunda fundación.19 Juan de Garay había fundado en 1580 la Ciudad de la Santísima Trinidad, llamada así en memoria del día de la arribada, aunque el puerto conservó el nombre de Santa María de Buenos Aires; y meses después reunió al cabildo para elegir al patrono de la ciudad y determinar el escudo de armas, decidiéndose que este tuviera, en campo de plata, un águila coronada con sus crías, sosteniendo la Cruz de Calatrava en su pata derecha.20 El escudo, que plasmaba los propósitos de ensalzar la fe católica, servir a la corona y aumentar los pueblos del lugar, no pervivió, tal vez porque el águila miraba al lugar equivocado.21

Bandera de la ciudad de Buenos Aires
en la avenida Corrientes.
Foto Antonio Hernández Espinal
Ya en nuestros días, en 1995, Buenos Aires ha rescatado para su bandera el viejo escudo de Juan de Garay. La Cruz de Calatrava ondea hoy en la ciudad porteña.22



1. Conquista y colonización (www.dominicanaonline.org)
2. Varela, Consuelo. La caída de Cristóbal Colón: el juicio de Bobadilla
3. Vidart, Luis. Colón y Bobadilla en El continente americano (www.cervantesvirtual.com)
4. Colón, Hernando. Historia del Almirante
5. Nicolás de Ovando (www.biografiasyvidas.com)
6. Lamb, Ursula. Frey Nicolás de Ovando, Gobernador de las Indias. También el artículo titulado Nicolás de Ovando en la web www.mcnbiografias.com
7. El cuarto y último viaje de Colón en la web www.laaventuradelahistoria.es
8. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiásticos y seculares de la M.N., M.L. y M.H. ciudad de Sevilla… De la S.E. Expo 92, Cristóbal Colón y la Cartuja, punto de partida de la Era de los Descubrimientos. También, de Benjumea Pino, José María, La Cartuja de Santa María de las Cuevas. S.E. Expo 92
9. Ibíd. 1
10. Aporta, fray Fernando, O.P. Fray Bartolomé de las Casas (www.dominicos.org)
11. Lamb, Ursula. Op.cit
12. Varela Vidal, José Antonio. La Iglesia en América Latina: República Dominicana (www.zenit.org)
13. Huerga, Álvaro. Los dominicos en Andalucía Se recomienda la lectura del número anterior de esta serie.
14. Casas, Bartolomé de las. Historia de las Indias. Ortiz de Zúñiga, Diego. Op.cit.
15. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras Públicas y Transportes y Ayuntamiento de Sevilla
16. Se recomienda la lectura de los capítulos anteriores de esta serie.
17. Castilleja de la Cuesta (www.andalucia.org)
18. Boruchoff, David A. Hernán Cortés. Mira Caballos, Esteban. Hernán Cortés: el fin de una leyenda. Madariaga, Salvador de. Hernán Cortés. Fuentes, Carlos. El naranjo
19. Díaz Pérez, Eva. De Corrientes a Sierpes (www.tintablanca.es)
20. Revista de la Universidad de Buenos Aires
21. La mirada a la izquierda se consideraba signo de bastardía.
22. Ciudad autónoma de Buenos Aires. Capital de la Argentina  (www.heraldicaargentina.com.ar)